Capítulo Cinco

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Aitana Ocaña

¿Él había dicho eso? ¿Él...? Nos quedamos mirándonos fijamente. Yo no sabía que decir.

Oh, yo también Sebastián. Incluso estoy enamorada de ti, sí.
Desde que me diste ese beso no he podido dejar de pensarte y soñarte.
No. No, es imposible. Él dejó de mirarme.

Sebastián: Tu hermano debe de estar al borde la locura. Vamos. -dijo seco-

Él se puso en pie y empezó a caminar. ¿Qué le pasa?

Yo lo empecé a seguir, él ni siquiera se volteó a mirarme. No sé por qué se puso así, me dice que me extraña y al rato, me trata como una completa desconocida. Llegamos a casa y Kirill se acercó a nosotros.

Kirill: Aitana, ¿podemos hablar? -dijo con cada de arrepentido-

Aitana: No, no tenemos nada que hablar. -entre a la casa-

Kirill: Aitana, por favor...

Sebastián: Déjala, Kirill. Mañana hablas con ella, no creo que ninguna chica querría hablar contigo después de como la trataste. ¡Y mucho menos tu hermana! -dijo mirándome-

Gracias, gracias, Gracias.

Kirill: Fue un impulso...

Sebastián: Pues deberías trabajar en eso. En serio la jodiste.

Ya no quería estar ahí, quería encerrarme en mi habitación y no saber más nada. Pero antes...

Aitana: Sebastián, gracias.

Dije seca y subí a mi habitación.

🔴

Sebastián Yatra

Sebastián: Ya me tengo que ir, tengo que practicar con la banda. -le digo a Kirill-

Nos dimos nuestro típico abrazo de hermanos y me subí a mi moto.

Iba muy rápido. Siempre voy así cuando siento de todo, menos felicidad. Y ni siquiera sé qué mierda estoy sintiendo. Aitana, Aitana, Aitana... ¿Por qué mierda no me la puedo sacar de mi mente?

🟣

Llegue al lugar donde siempre practicaba con mi banda. Hoy no teníamos que practicar, sólo no quería volver a casa ahora y sé que Roman estaría ahí. Patee la puerta, tome las baquetas y las tiré hacia la pared.

Roman: Eh... eh... ¿Qué pasa? -dijo tomando las baquetas- Cálmate bro, vas a arruinar todo aquí.

Sebastián: Soy un cabron. Ahora sí que lo cague todo.

Roman: ¿A qué te refieres?

Sebastián: ¿A qué mierda crees que me refiero?

Roman: Aitana... ¿Qué pasó ahora?

Sebastián: Ella llevó a un idiota a casa y lo subió a su habitación. No estuvo ahí todo el día, ¡llegó con él! Cuando ese gilipollas se fue, Kirill se puso como loco y sé que a ella le encanta molestarlo, siempre lo ha hecho. Le dijo que si no podía tener una noche de diversión como las de él. Sabes como es Kirill, se puso como un maldito loco y le dijo que era una puta. Bueno, ella antes de que él lo dijera le dió una bofetada, lo único que podía pensar era ¡esa es mi chica! Hasta que la vi llorando, no pude aguantar verla así. La saque de ahí lo antes posible, empezamos a hablar y le dije que la extrañaba, mierda.

Roman: ¿Qué te dijo ella?

Sebastián: Ella no me dijo un carajo.

Roman: ¿Cómo?

Sei Mia, PiccolaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora