Capítulo Cuarenta y Cinco

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LUNES POR LA MAÑANA

Aitana Ocaña

Caminaba por los pasillos del colegio con Lola y Lia, que tenía una gran sonrisa en la cara.

Sí, Kirill y ella estaban juntos otra vez. Y todo gracias a Kirill.

Kirill y Lia duraron mucho en esa habitación, supongo que hablaban o algo más y los dos salieron felices, agarrados de la mano.

Sabía que algo iba a pasar, y vamos, se lo merecían. Ellos se quieren tanto que es injusto verlos separados.

Estos fueron los días más aburridos. Estar castigada es lo peor. Quedarte en casa por tantos días aburre como el infierno, pero por lo menos me visitaron mis amigos.

Los comentarios de mi padre hacia Louis son terribles. Sabía que me arrepentiría de invitarlo a casa. Me daba demasiado vergüenza. Él dice que está casi seguro de que estamos saliendo.

Si supiera que hay sólo un chico en mi mente.

Las tres entramos a los vestidores para cambiarnos. Nos tocaba educación física. Mi infierno personal.

Ahí estaban casi todas mis compañeras, incluso Marta y sus amigas.

Evité el contacto visual, no quiero problemas y mucho menos que empiecen con sus estúpidos comentarios. No estoy de humor para eso, y mucho menos a esta hora.

Marta: TUVE LA MEJOR NOCHE DE MI VIDA. -dijo para que todas escuchemos-

Todas se acercaron a ella a preguntarle qué hizo. No entiendo porque la tratan así. Es tan falsa e hipócrita.

Marta: Pues todo se resume a: Sebastián Yatra. -rió-

Sentí un horrible nudo en mi garganta. Todas voltearon a mirarme para ver mi reacción, pero sólo volteé y me hice la indiferente. Por dentro me estaba muriendo.

Lola me miró y alzó las cejas. Lia dobló los ojos y susurro: "Puta".

Marta: Sebastián es hermoso, nos divertimos tanto. Me cuido mucho. -mis ganas de levantarme y asesinarla se salían de control-

X: ¿Pero fuiste a su casa?

Marta: Sí, claro. Incluso miren, todo fue tan caliente que hasta me dejó una marca. -todas se acercaron a mirar-

La odio. En serio la odio.

X2: Espera, ¿ustedes...? -Marta soltó una carcajada-

Marta: Claro. Sebastián se estaba volviendo loco, él quería tenerme. Ya saben, muchos me desean.

¿Cómo pueden hablar con ella?
¿Cómo pueden ser sus amigas? Dios, no puede ser más falsa porque es imposible.

Todas tomaron sus cosas y salieron, dejándonos sólo a Lia, Lola y a mi.

Escondí la cabeza entre mis piernas, lo único que quería hacer era llorar.

Lola: Aitana, mírame. -subí la cabeza- Mírate, ahora mismo, vas a empezar a llorar por un chico al que no le importas. -me quita el mechón de la cara, escuchar esto me dolía mucho- Ha pasado más de un mes Aitana, y mírate. Sigues igual o incluso peor. ¿Por qué llorar por él? No es justo que mientras él esté feliz con otras chicas, tú estés llorando. Ni siquiera voy a permitir que llores, no delante de mi. Eres una de las personas más fuertes que conozco, Aitana. Así que ni pienses en él y solo sonríe.

Suspiré e hice el intento de sonreír.

Adoro a Lola, mucho. Por razones como esta y por muchas cosas más.

Sei Mia, PiccolaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora