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SU ROSTRO GIRÓ BRUSCAMENTE HACIA UN LADO, debido al fuerte golpe que le dio el hombre parado frente a ella. Su padre comenzó a gritarle a ambos adolescentes, quiénes mantenían la mirada baja con miedo.
— ¡Mirenme cuando les estoy hablando! —Gritó Jonas.
Su grito hizo que los gemelos se sobresaltaran, pero terminaron levantando lentamente la mirada.
— A partir de ahora, Judy vivirá con nosotros —Dijo Jonas— Así que la tratarán bien y la respetarán, ¿entendido?
Judy se acercó lentamente, mirando con pena a ambos adolescentes.
— Entendido —Murmuraron al unísono.
— Bien —Asintió— Ahora largense de aquí.
Marcus y Scarlett asintieron, para luego irse rápidamente de ahí. Cada uno entró a su habitación correspondientes, cerrando la puerta con seguro.
La chica se sentó frente a su espejo, mirando fijamente su moretón en el ojo derecho. Luego su mirada se dirigió hacia el cuadro que estaba en su mesita de noche, se acercó a ella y la tomó entre sus manos.
Al verla, Scarlett recordó cuando su padre era feliz, los trataba bien, los amaba..., pero todo era por que ella aún estaba con ellos, su madre aún estaba viva. Sus ojos se cristalizaron al verlos a todos juntos, con sonrisas felices en sus rostros, viendo lo felices que eran antes.
Sin dejar de mirar la foto, Scarlett se sentó en su cama y comenzó a soltar pequeños sollozos. Luego colocó el cuadro en su pecho mientras se recostaba en la cama, recordando todos los momentos en el que su padre los golpeaba a ella y a Marcus.
— Haz que pare de hacernos daño, mamá —Susurró— Por favor, que se detenga.
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