Bajo esta blanca luna.

Un monstruo en el pueblo.

Capítulo 27. – Un monstruo en el pueblo.

- Young Saeng... - Con suavidad, Hyun despertó a Saeng pese a que hubiera preferido dejarlo durmiendo. – Young Saeng, es hora de que despiertes, ya casi amanece y papá vendrá por mí para mandarme a repartir el periódico antes de ir a la escuela.

Los ojos de Young Saeng se abrieron con pesadez. Su mirada triste, perezosa se llenó de zozobra. – Iré de nuevo a la Colina, ellos me encontrarán.

Hyun se inclinó hasta estar cerca de su rostro. Lo miró risueño para infundirle confianza. – Te diré lo que haremos, Young Saeng. Mientras estoy en la escuela, tú irás a la parte del lago, dónde solíamos nadar ¿recuerdas? Te ocultarás cerca de la roca y yo iré a buscarte después. Mira, aquí hay un poco de fruta, yo llevaré comida más tarde e iremos a un sitio seguro.

Young Saeng asintió. Pese al temor, tuvo que creer en las palabras de Hyun. Hyun lo cuidaría. Hyun no dejaría que ningunos hombres malvados le hicieran daño.

Se levantó y Hyun Joong envolvió una bufanda en su cuello. – Aún hace frío Young Saeng, tengo que cuidarte. Te prometo cuidarte siempre.

Se acercó furtivo para besar sus labios, en un beso donde deseaba entregar su corazón. Un beso con el que deseaba hacerle saber a Saeng, que sus promesas las tenía escritas en su pecho, y cada mañana, de todos los días de su vida, intentaría cumplir cada una de ellas.

El sol empezó a asomarse mirando con tristeza la escena. No todas las promesas podían entibiarse con sus rayos, y la luna ¡oh, la luna! Era una celosa capaz de cualquier cosa.

*

Con prisa, repartió el periódico. El tiempo con Young Saeng le había arrebatado los minutos. Sin embargo, cuando su padre fue a despertarlo, Saeng ya había escapado por la ventana para esperarlo oculto entre unos arbustos cerca de la casa.

Lo acompañó hasta el final del pueblo, donde se despidió de él rogándole con la mirada que tuviera cuidado. Con todo eso, no tuvo el tiempo suficiente para llegar hasta la casa del viejo ajhussi del café y el tabaco, así que pensó, tendría que llegar con Young Saeng después y explicarle a él y a la buena ajhumma todo.

Esperaba que lo ayudaran.

En ese pueblo de hortensias y colinas, ni Hyun Joong ni Young Saeng podían contar con la ayuda de nadie más. Para Hyun, esas dos singulares personas, eran los únicos amigos en los que podía confiar.

**

Las clases para Hyun Joong parecieron eternas y peor aún porqué tuvo que quedarse después de que terminaran. La atención hacia Young Saeng lo había distraído un poco de la escuela y ahora tenía que cumplir con tareas extras si no quería una mala nota en su expediente. Con disimulo, Ha Neul dejó su libreta sobre el pupitre, al alcance de su mano. Facilitando el modo de obtener apuntes y entender algunas cosas.

Terminó cansado y con la preocupación de ver a Young Saeng. Tendría hambre y miedo y Hyun deseaba estar ya a su lado. Salió al patio y no se asombró de ver a Ha Neul todavía ahí, esperando. Sin embargo, sí se sorprendió de ver a otros compañeros hablando a voces. Se acercó sin escuchar en realidad sobre lo que hablaban. Sólo quería devolverle su libreta a Ha Neul y correr hasta donde lo esperaba Young Saeng. Al acercarse, le llamó la atención la palidez en el rostro de la chica. Un ligero temblor en su boca. Ha Neul lo sintió y se giró a mirarlo. Sus ojos asustados sobresaltaron a Hyun Joong. Entonces puso atención a lo que decían con tanto entusiasmo sus compañeros.