El chico que reparte el periódico en bicicleta.

128 22 26
                                    


Capítulo 1.- El chico que reparte el periódico en bicicleta.


Un sol perezoso bostezaba tímido asomándose entre las casas. Como siempre, el bullicio en ese pueblo se intensificaba, apenas aparecía. Era un sitio apacible y alegre, dónde lo sobresaliente se entremezclaba con lo monótono del día.


A lo lejos lo vio aparecer, pedaleando a toda velocidad mientras arrojaba con gran precisión unos pequeños bultos que iba sacando de una especie de rústico bolso. Era el chico del periódico. Un poco más tarde de lo habitual. Le exigía a su bicicleta más rapidez de la acostumbrada. Las llantas del sencillo vehículo chirriaron cuando el chico lo forzó a dar la vuelta a toda velocidad. Se había quedado dormido y gracias a eso el periódico matutino llegaba tarde a sus destinatarios.


Al sol le agradaba ese chico, pero sintió pena. Oyó susurros de la luna, lamentando lo que venía. Dirigió sus rayos cálidos, protectores, para arroparlo un poco, cómo cada mañana.


- ¡Ah! ¡Hyun Joong- ssi! ¡Pensé que no llegarías!


Un hombre mayor, desde el portal de una casa, levantó la mano en señal de saludo.


- ¡Lo lamento ajhussi! ¡Es que me quedé dormido! - Contestó el chico con una rápida inclinación de cabeza y pedaleando a todo lo que le daban sus piernas.


Se oyó una risotada a sus espaldas, luego la voz del hombre que gritó. - ¡Ah! ¡Hyun Joong- ssi! ¡Si sigues así no llegarás a mi edad!

Hyun Joong levantó la mano despidiéndose. La bicicleta se balanceó un poco, pero el chico con agilidad mantuvo el equilibrio y se perdió calle abajo.


El viejo abrió el periódico, sentándose en una mecedora frente a la puerta de su casa. Llevándose un cigarrillo a la boca y murmurando entre dientes. - Es un buen chico, diablos, demasiado bueno.


El sol palideció un poco triste, estaba de acuerdo con eso.


+++++++++


La alarma de la escuela dio su grito de alerta, señal de que las clases comenzaban. Los jóvenes dispersos en los patios, jardines y pasillos, comenzaron a desaparecer dentro de los salones. Ha Neul se paró de puntitas, poniendo la mano en su frente a modo de visera, sosteniendo varios libros en su pecho con la otra mano. Nada. Hyun Joong oppa simplemente no aparecía. Suspiró preocupada. Su cabello largo, negro, hermoso, lo había sujetado en dos coletas flojas para que no le estorbara con su mochila. Su rostro de niña estaba un poco tenso. Si Hyun Joong llegaba tarde, se ganaría una reprimenda.


Los últimos alumnos estaban por entrar a clases. Inquieta, se dio la vuelta pensando en lo que decir para justificar a su novio. Novio. Aún le hacía cosquillas la palabra. Apenas dos días atrás, Hyun Joong oppa había declarado su amor, pidiéndole fuera su novia. Aceptó. Por supuesto, ¿cómo no habría de hacerlo? Llevaban tratándose cómo amigos desde antes de saber andar, pero el sentimiento hacia él siempre había sido muy distinto de la amistad. Tan atento y amable. Tan cumplido y trabajador. No era el mejor alumno, pero se esforzaba por su rendimiento. Y ayudaba en la economía de su casa repartiendo el periódico por las mañanas, cortando el césped de algunos vecinos en sus días libres o ayudando en una cosa aquí, en otra allá. Respetuoso y con una hermosa sonrisa. Era tan guapo. El estómago de Ha Neul se llenó de mariposas. Recordando. Se declaró y le dio su primer beso. Dulce y sencillo pero que la hizo levitar por breves segundos.


- ¡Ha Neul! ¡Ha Neul- ssi! - El grito la hizo volverse rápidamente. Hyun Joong llegaba pedaleando a toda prisa. Se detuvo al pie de la escalinata dónde ella se encontraba y bajó casi de un salto de su bicicleta, dejándola a un lado. Subió corriendo y aún agitado la saludó muy contento. - Ha Neul- ssi, ¿ibas a entrar a clases sin mí?


Le derretía el corazón. Era así y no de otra manera. Negó con una sonrisa tímida y Hyun Joong revisó el lugar con la vista. Al comprobar que nadie más había a su alrededor, se acercó rápidamente y besó sus labios con una brevedad que le agitó el alma. Sus ojos brillaron. De felicidad pura.


- Vamos a clases, o nos llamarán la atención.- Tomó su mano y Ha Neul lo siguió intentando ir a la par de sus pasos. Kim Hyun Joong, su novio. Era tan afortunada. Días de sol la esperaban por mucho tiempo. Oppa era suyo. Y lo sería para siempre. Así tenía que estar escrito.


Los rayos del sol temblaron dudosos. No debería haber dolor en corazones tan limpios y jóvenes. Lo escrito era muy distinto, pero el sol, apenado, decidió dejarle esa culpa a la luna.

Bajo esta blanca luna.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora