Una amistad entre brumas.

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Capítulo 6. - Una amistad entre brumas.



Las horas pasaron muy lentas. El sol dibujó surcos móviles sobre el suelo que se fueron alargando cómo el tiempo. Saeng, sentado en el suelo, con las rodillas rodeadas por sus brazos, esperaba paciente la llegada de Hyun. Su estómago protestaba por el hambre, pero, fiel a su palabra, no había bajado a robar frutos ni huevos, ni ninguna otra cosa.



¿Estaría con esa chica? La de los ojos radiantes cómo el sol.


Saeng bajó la mano y comenzó a dibujar líneas sin sentido entre el polvo.


¿Cómo se escribía Hyun?


Le gustaría saberlo.


Ruidos en el exterior lo alertaron, corrió a esconderse cuando reconoció la voz que lo llamaba bajito. - Saeng... Young Saeng.


- ¡Hyun!



Pese a su idea de tener siempre precaución, corrió a abrir. La sonrisa de Hyun Joong lo saludó. Llevaba en las manos una serie de cosas que Saeng no distinguió al primer vistazo. Se hizo a un lado para que pudiera pasar, intentando controlar la emoción. Había vuelto.


- Traje algunas cosas para empezar a limpiar. - En tanto hablaba, Hyun iba acomodando algunas cosas en el suelo. - Pero antes debes comer algo. - Paseó la vista por la casa sin hallar un sitio adecuado. - ¿Y si vamos afuera? Podemos sentarnos bajo un árbol, cerca del río. - Al ver la duda en Saeng aclaró. - Ya te lo dije, casi nadie viene por aquí, no les parece interesante. Aún así, te llevaré a la parte más alta del río.


Saeng aceptó por fin. Salieron sigilosos de la casa y vadearon unos árboles. Treparon por una pendiente, y Saeng, un poco débil, se cansaba con facilidad. - ¡Aigoo! Pareces una chica. - Le amonestó Hyun Joong. Al ver que se tambaleaba, entendió lo que le sucedía. Rebuscó en la bolsa y le tendió una manzana. - Toma. Come esto mientras llegamos. - De cuclillas frente a él, ofreciéndole su espalda, ordenó. - Sube.


- Hyun, no podrás con todo...


- Podré. Soy fuerte. Sube.


Dudoso, obedeció. Rodeó su cuello y Hyun le pidió. - Sostente fuerte. Y come tu manzana.


Saeng lo hizo. La orden de Hyun lo hacía sentir contento. Hyun despedía un olor masculino, agradable, Saeng lo olfateó como un cachorro. - ¿Qué haces? - Preguntó Hyun entre incómodo y confundido.


- Hueles bien. Me gusta tu aroma.


- ¡Yah! ¡Saeng! No digas esas cosas. Mejor come. Eres mi amigo y como tal debo cuidarte, pero tú no debes olerme cómo si fueras un lobezno.


Saeng no contestó. Un lío se había formado entre su estómago y su pecho. Comió su manzana con dificultad. Hyun ahora era su amigo, pero ¿lo sería siempre? ¿Lo sería aún si supiera su secreto? Pensó en lo escuchado esa tarde, cuándo Hyun subió a la colina con aquella chica. Si Hyun pudiera decirle lo mismo que a ella, ya no temería por ser un monstruo.

Bajo esta blanca luna.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora