Taciturna promesa.

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Capítulo 15. – Taciturna promesa.


La sensación fría en su rostro fue tan reconfortante que creyó morir de alivio. Alguien levantó su cabeza y algo muy fresco rozó sus labios. Agua. Hyun bebió de ella con avidez sin abrir los ojos. Sentía como si hubiera cruzado por un enorme desierto donde el sol lo abrasaba con sus ardientes rayos. Apretó con más fuerza el recipiente bebiendo con ansiedad, mojando su barbilla y su pecho. – Tranquilo. Tienes fiebre. - Se recostó y poco a poco abrió los ojos. En la penumbra, una figura le sonreía intranquila. - ¿Te sientes mejor?


Dirigió la vista a la ventana, aún confundido. - ¿Qué hora es?


- Muy temprano, apenas va a amanecer.


Las palabras hicieron eco en su cabeza. Y de pronto recordó. La bruma se borró repentina y él se incorporó asustado. A su lado, Ha Neul lo miró preocupada. – Hyun...


- ¿Ha Neul? ¿Qué...?


- Anoche te encontramos cuando íbamos con papá a casa. Estabas... estabas mal. Después te desmayaste y te trajimos con tus padres. Tuviste fiebre. Mi papá y los tuyos me permitieron quedarme para cuidarte. ¿Ya te sientes mejor? - Hyun no contestó. Sus ojos ansiosos viajaron a la ventana desde donde se veía la colina. Saeng. Se levantó deprisa dispuesto a salir. - ¿Qué haces? Estás enfermo.


- Tengo algo importante que hacer, muchas gracias por cuidarme.


- Pero... ¡Hyun!


No oyó más. Salió por la ventana y en cuanto sus pies tocaron el suelo salió corriendo hacia la colina. El sol tímido comenzaba a asomarse y Hyun sólo tenía una cosa en mente: Saeng. La carrera hacia la casita fue menos accidentada que la de la noche anterior, aun así, Hyun tenía prisa por llegar.


El sol ya se había asomado lo suficiente cuando llegó. Abrió la puerta y de inmediato sus ojos se posaron sobre la trampilla que aún seguía abierta. Con cautela, caminó hasta ahí y bajó las escaleras. El miedo aún retumbaba en su pecho, pero también la inquietud. Su corazón cayó en picada cuando descubrió la figura en el suelo. – Saeng.


- Hyun... - La voz se escuchaba tan débil que le desmoronó todo miedo. – Tengo frío.


Se quitó deprisa la camisa del pijama y lo cubrió. Apartó los cabellos de su frente y descubrió la argolla que aún tenía en el tobillo. - ¿Cómo puedo quitarte eso?


- La llave... está ahí. - Saeng señaló un madero que apenas sobresalía del suelo de forma visible. Hyun se dio prisa y al liberarlo, se dio cuenta de las distintas heridas en el frágil cuerpo. Las recorrió con la vista como interrogándolas. – El lobo... se enfurece por estar atado, y se lastima. – Respondió Saeng a lo que él no se atrevía a preguntar de forma directa. Sus ojos, casi cerrados, describían con exactitud las fuerzas que había perdido. – Hyun... - Había súplica en su voz. – No me tengas lástima.


Hyun lo colocó en su regazó, tratando de cubrirlo lo mejor posible, Saeng tiritaba y él lo oprimió más en sus brazos, mientras lo miraba, diciendo. – Créeme Saeng, no te tengo lástima. – Sonrió con sigilo y agregó. – Te tengo miedo.

Bajo esta blanca luna.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora