La chica con el sol en sus ojos.

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Bajo ésta blanca luna.


Capítulo 31. - La chica con el sol en sus ojos.


Ha Neul sufría de la misma angustia que los padres de Hyun Joong. No sabían nada del chico y su preocupación aumentaba por la aparición de la luna llena.


¿Qué habría pasado?


¿Dónde estaba Hyun Joong?


Solo había dos personas qué podían saberlo. Era el viejo ajhussi del café y el tabaco, y la buena ajhumma.


Decidió ir a la casa donde los huertos de manzana se erguían protectores. Dónde la gente del pueblo nunca solía pasar.


Esas dos personas eran tan extrañas.


Llegó y tocó la puerta. Llamando con voz suave, animando a abrir. – Ajhumma... Ajhumma...


La puerta se abrió y la ajhumma al verla, se hizo a un lado, dándole acceso a la casa. Ha Neul nunca había estado ahí. Siguió a la buena ajhumma hasta una cocina bastante cálida. Ahí, en una sencilla mesa de madera, desayunaban el viejo ajhussi, Hyun Joong que la miró con sorpresa, y Young Saeng, envuelto en una manta con la mirada baja.


Ha Neul sintió alivio. Al menos estaban a salvo.


- Hyun Joong-ah, mira quién ha venido a visitarte.


- ¿Quieres un poco de leche tibia? – Ofreció el viejo ajhussi cediéndole un lugar. Un tazón de líquido blancuzco fue puesto ante ella. Los ojos atentos frente a su figura.


- Tus padres están preocupados. – Le dijo a Hyun Joong. – Deberías ir a verlos para informarles que estás bien. – Tomó su tazón y antes de dar un sorbo, agregó. – También tus hermanos están inquietos. La luna llena nos preocupó a todos.


Young Saeng levantó el rostro. Y volvió a bajarlo. Ha Neul tenía el presentimiento de lo terrible.


- Pudieron salir con bien, por suerte. – Terció la buena ajhumma para desviar la charla de la luna llena. – Ese incendio en el granero, resultó muy afortunado aunque con un alto costo.


Las manos de Ha Neul temblaron, con un temblor casi imperceptible a la vista. Bajó el tazón y desvió la mirada, enrojeciendo un poquito. La dirigió a Young Saeng, que clavaba en ella, sus oscuros ojos con fijeza.


- Young Saeng aún no se encuentra bien. – La voz de Hyun Joong fue un alivio en ese ambiente de incertidumbre. – No me gustaría...


- Si estás preocupado por Young Saeng y por las actividades de estas buenas personas, yo puedo cuidar de él, pero por favor, tienes que ver a tus padres. – Tomó su mano por un breve instante. – Puedes decirles que seguiste a los hombres, que desaparecieron y te costó trabajo encontrar el camino de regreso.

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