🔸Acuerdo🔸

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—Muy bien. Dmitry Novikov, treinta años, ruso, pertenece a la familia con mayor influencia en Rusia. Hizo parte del ejército ruso desde muy temprana edad. Lleva casado ocho años con Samantha Gaskell, sin hijos... trafica el mismo tiempo que lleva de casado. Curioso, ¿eh? Prácticamente tenemos al hombre más importante y millonario de Rusia frente a nosotros - dejó una carpeta con su fotografía.

Incluso hasta ver su rostro a través de una fotografía me da asco y furia.

—Cuando Russo decidió dejar a Novikov a cargo de sus rutas sabía que avecinaban problemas. Nunca me gustó, lo dejé muy en claro en cada reunión, pero tuvimos que conformarnos porque nadie más accedió a transportar en un país como Rusia.

—Novikov tiene contactos, muy importantes, de hecho — simplificó Ian.

—¿Cómo es que una linda chica como tú terminó casada con un maldito psicópata como él? — inquirió Damián. 

—No todos tenemos la fortuna de elegir lo que queremos para nuestra vida. Ustedes nacieron en este mundo, si continuaron en este camino fue por decisión propia, ¿no? A mí me tocó aceptar lo que otros ya me tenían preparado.

—Por eso es que me gustas tanto, Sami — Diana lo golpeó en la cabeza—. Quiero decir, que me gusta la determinación que tiene. No malinterpretes mis palabras, mi amor.

—Continua con tu investigación, Damián.

—Gracias por darme la palabra, Diana — carraspeó el aludido, esbozando una sonrisa divertida—. No hace falta decir más sobre la investigación de Novikov, si de sobra sabemos a quién nos estamos enfrentando. El puto ruso no está contento con el hecho de haber cedido las rutas y todos los negocios a su linda y perspicaz esposa. No es que tenga miedo del hombre, faltaba más, pero me preocupa la integridad de mi familia, mi esposa y mis hijos —miró directamente a André—. Nos estamos adentrando a una guerra que no nos pertenece.

—Te dije que no sería sencillo — me susurró Jhon al oído.

Lo miré furiosa, dejándole en claro que no podemos darnos el lujo de perder una ficha tan importante como lo son ellos, más cuando queremos llevar acabo nuestra venganza.

—En eso sí estoy de acuerdo contigo, fotocopia — concordó André—. Cuéntanos, Sami, ¿qué tienes para ofrecernos?

—La lealtad es lo único que puedo brindarles hoy y siempre — me sinceré—. Quiero vengarme de Novikov por todo lo que hizo conmigo, mi familia y mi hijo. Así como destrozó mi vida, quiero acabar con la suya, pero por obvias razones no puedo superarlo tan fácilmente. Solo necesito las herramientas, del resto me encargo yo.

—¿Sabes? A lo largo de los años hemos aprendido a no creer en las palabras vacías de una persona. ¿Por qué confiar en ti? No me gusta estar matando a diestra y siniestra por la falta de honestidad.

—Lo tengo claro, sé que mi vida o lo que fue de ella no les importa ni un poco. Como les dije, solo necesito el suficiente poder para acabarlo como tanto lo he venido deseando desde hace años — le sostuve la mirada a André—. No quiero hacerles competencia, ni quitarles rutas o ganarme lo que ustedes han logrado por generaciones; yo quiero liberarme de ese maldito que me dejó sin nada. Traficar no es algo que me llame la atención, siendo honesta, pero es un modo para ganar dinero, poder y respeto, más cuando la vida te ha puesto en el camino a un ser despreciable y asqueroso como Novikov. Una vez logre mi objetivo, quiero irme y rehacer mi vida lejos de todo.

—¿Y las rutas? Verás, no podemos soltarte territorio sin tener éxito garantizado.

—Jhon e Ian se harán cargo de ello — los señalé—. Ellos son los que mueven la mercancía.

Hubo un silencio cómodo y poco denso. Los Lombardi parecían tener una conversación mental entre ellos, pues solo se quedaron mirando y sonrieron al unísono. Aunque son tan diferentes el uno del otro, tienen rasgos muy distintivos de esa gran familia. Si no es en el físico, es en la personalidad, pero en algo deben parecerse.

—Es astuta — fue todo lo que André dijo luego de un prolongado silencio—. ¿Tú qué opinas, mi reina?

—Será un arma poderosa en el futuro.

—¿Y tú, princesa?

—Ahora comprendo por qué Novikov quiere bajar su cabeza — sonrió ladeado—. Trabajaremos desde que tú lo indiques en ello.

_Entre más pronto, mejor.

—¡No se diga más! Ahora haces parte de este barco, Gaskell — cerró André con un apretón de manos—. ¿Festejamos?

—Debo hacerme cargo de otros asuntos, pero Ian y Jhon no tiene nada por hacer hoy. Ellos celebrarán por mí. Hasta luego, señoritas — con una sonrisa victoriosa salí de la bodega.

Sabiendo que Ian y Jhon no van a estar encima mío todo el tiempo, puedo hablar con Logan con más tranquilidad. Así que no puedo desaprovechar la oportunidad de oro que tengo para entablar un acuerdo con mi padrecito dónde los dos resultemos beneficiados.

En dirección nuevamente a la mansión, acaricié mis labios trayendo la suavidad y la dulzura de los suyos. Si no hubiera tenido la reunión con los Lombardi, me lo hubiese comido a besos. No sé por qué me gusta tanto, pero necesito a como dé lugar sacarme ese gusto haciéndolo mío. Todo de él me resulta un poco más fascinante, desde luego que anoche al verlo espiarme terminó por enredarme en su red de inocencia y perversidad. A fin de cuentas, él también lo desea, pude ver las ganas en su mirada y en la forma tan tímida en la que reaccionó al roce de mis labios.

Perdición[✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora