🔸Celos🔸

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Los días siguieron pasando sin mayor complicación, demasiados tranquilos para no pensar en que la guerra se desataría si nos descuidamos un solo segundo. Aunque Damián sigue trabajando en encontrar a Novikov, por mi cuenta y con la ayuda de Cavalli hemos estado siguiendo su pista, pero ese hijo de puta ha sabido esconderse muy bien.

En vista de que la casa donde estábamos antes era muy pequeña, tomé la decisión de ir con Cavalli y mantenerme en su mansión mientras logramos dar con el paradero de Novikov. A quien no le gustó la idea fue a Logan, pues ha estado de malhumor, sobre todo, porque no hemos tenido mayor intimidad como antes.

No es que ya no quiera estar con él, verlo así de enojado y serio me trae loca y con ganas de hacerlo una vez más mío, pero necesito acabar con ese pasado que tanto me persigue y no me deja continuar. Tal vez pueda intentarlo con Logan, pues de a poco se ha metido entre mis venas. Y él va en dirección a mi corazón, de eso todo mi sistema está muy consciente.

—Deberíamos tomar un descanso — propuso Cavalli, estirándose perezosamente en su silla—. ¿Tienes hambre?

—Sí, un poco.

—Muy bien. Te aconsejo que tomes una ducha antes de irnos.

—¿De irnos a dónde? — fruncí el ceño.

—Te voy a llevar a mi restaurante favorito. Así que ponte más guapa de lo que ya eres.

—Podemos comer aquí, ¿sabías?

—Lo sé, pero aquí no tenemos la misma privacidad que tendremos en otro lugar.

Dudé mucho en si aceptar o no, pero resulté cediendo. Después de todo, no me vendrá mal salir de esta sofocante rutina y de mi propia condena con Logan.

Tomé una ducha larga y revitalizante, despejando la mente y centrándome en nadie más que no sea en mí misma, pero el rostro de ese infeliz no me deja traer la paz que necesito. Esto de estar jugando al gato y al ratón me está hartando. Tomaré la palabra de Damián al ponerle una pequeña trampa para que salga de su escondite; sin embargo, no sé a quién usar como carnada.

Después de salir de la ducha, me puse un vestido azul noche muy sexi y me llevé la sorpresa al ver a Logan entrar a mi habitación con cara de pocos amigos mientras dejaba mi cabello caer suelto en ondas a mi espalda. No sé por qué me dan unas palpitaciones bien deliciosas cada que miro la dureza en sus ojos.

—Estás muy hermosa — cerró la puerta de tras de sí—. ¿Vas a salir a algún lado?

—Iré a cenar con Cavalli — respondí sin importancia.

—Ya veo — fue todo lo que dijo, observándome fijamente.

Lo miré a través del espejo, aguantando las ganas de reír y luego saltarle encima y comérmelo a besos. Es tan tierno, además de que no sabe disimular cuando algo le molesta.

—¿Algún problema, Pastelito?

—No, ninguno. Diviértete con tu amigo.

—Que te no quepan dudas de que me divertiré como hace mucho no lo hago — sonreí victoriosa.

Me enfilé a la salida, pero él no se movió ni un solo centímetro de la puerta. Se quedó recostado en ella, viéndome fijamente con el ceño endurecido.

—¿Podrías moverte?

—No.

—Logan, no tengo ganas de discutir ahora mismo contigo. O mueves tu delicioso culo de ahí o te quito a patadas.

—Hazlo. Quítame. — me retó.

Me acerqué a su cuerpo, rodeando con mis brazos su cuello y acercando mi rostro al suyo. Lo miré a los ojos, sin dejar de pensar lo mucho que me gusta y lo mucho que altera a mi corazón con su simple presencia. Deposité un suave beso en su boca, olvidando todo a mi alrededor en la humedad y en la dulzura de sus labios.

Su reacción fue instantánea, me rodeó la cintura con sus brazos y me estrechó más contra sí, soltando un suspiro al tiempo que me devolvía un beso mucho más alargado y apasionado que el que acababa de darle. Sus manos viajaron por mi espalda desnuda con extrema suavidad, erizando cada uno de mis vellos ante su electrizante tacto. Descendió las manos hasta mi trasero y apretó con ganas mis nalgas, sorprendiéndome con esa acción tan deliciosa. Para terminar de enloquecer mis sentidos, arrastró los dientes por mi labio inferior, estirándolo con poca rudeza antes de romper todo contacto con mi boca.

Quedé con unas tremendas ganas de seguir besándolo y seguir sintiendo esas hormigas caminar por debajo de mi piel, pero el suave y firme toque en la puerta nos rompió la magia del momento.

—¿Ya estás lista, dulzura mía? Mira que muero de hambre.

—En un momento salgo — respondí.

—No tardes, que luego me pongo ansioso si no te como — se alejó de la puerta, estallando en una carcajada que me hizo contener las ganas de reír.

—Cuando regrese continuamos con esto que dejamos aquí — lo volví a besar una vez más, frotando mi rodilla en su erección.

—No puedes irte y dejarme así.

De un rápido movimiento que no me lo esperaba en lo absoluto, me giró en sus brazos y me estampó contra la puerta, llevando mis manos hacia atrás y presionándome contra la madera con firmeza y fuerza. Miento si digo que no me gustó lo que hizo, porque aparte de verse salvaje, se ve muy tierno.

—Ay, Pastelito, los celos no son nada dulces — mordí mi labio, sacando el culo en pompa para sentir aún más la presión de su erección.

—Has estado cada día conviviendo desde que llegamos a esta casa con él y a mí me has apartado de tu lado no sé por qué razón. Dime, ¿he hecho algo mal? Estábamos mucho mejor cuando éramos solo tú y yo estando lejos de esto — susurró en mi oído.

—Hay cosas que no tienen explicación, pero créeme cuando te digo que no tengo el mismo interés en Cavalli como sí lo tengo en ti — lo miré por encima de mi hombro—. Eres el único con el que quiero enredar varias partes de mi cuerpo.

—Demuéstramelo entonces ahora mismo — su mano se filtró descaradamente por debajo de mi vestido—. Demuéstrame que soy el único que te intereso y te importo.

Sonreí ladeado, desconociendo por completo al hombre retador y celoso que he creado solo para mí.

Perdición[✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora