Me quedé como estúpida viéndolo llorar. ¿Será que confundí todo esto? Que él me guste y me atraiga como lo hace, no quiere decir que deba aprovecharme, ¿no? Es decir, no puedo obligarlo a algo que no quiere, aunque muy en el fondo también lo desee.
Me vi reflejada en sus lágrimas, en el limbo interno que sus ojos reflejan. Esos malos recuerdos volvieron a atacarme, me hacían sentir ruin y poca cosa, como ese ser sin corazón ni alma que me destruyó algún día y que estoy segura no soy. No puedo ser como ese bastardo. No puedo disfrutar el dolor de otros, más cuando se trata de un hombre inocente y bueno que me brindó su ayuda cuando me encontraba al filo de la muerte. Logan no tiene por qué pagar lo que otro me hizo vivir.
Retrocedí bastante, cosa que pudiera tener su espacio y volver a respirar tranquilo. Y, aunque quería disculparme y tratar de consolar su tristeza, el mismo nudo que se formó en mi garganta no me permitió hablar. Tenía los recuerdos latentes en mi mente y en mi piel, recordándome del por qué estoy involucrada en un mundo que no me pertenece.
—Puedes irte. Dile a uno de los choferes que te lleve de vuelta a tu iglesia — di media vuelta y salí de la mansión en mi auto antes que él viera la forma en la que solía romperme ante el dolor y la angustia.
Una vez en el auto, la misma opresión que sentía en el pecho me hizo explotar en llanto. Los recuerdos duelen, queman el alma y reviven marcas que aún siguen tatuadas en mi corazón como si estuvieran recién hechas.
Me detuve en medio de la carretera, viendo a la nada y pensando en todo lo que perdí y ya no puedo recuperar. Las lágrimas salían de mis ojos ante el hermoso recuerdo del latido del corazón de mi bebé y en sus mágicos movimientos en mi vientre. Pensé en mis padres, en lo mucho que se sacrificaron por mí, para al fin de cuentas, morir en manos de ese hombre. La risa de mis hermanitos se difuminaron en el aire, ahora quedando esos gritos de auxilio y piedad antes de que sus vidas se apagaran para siempre junto con sus sueños.
Entre cada lágrima que brotaba de mis ojos, el dolor y el odio se agudizaban en mi pecho. No puedo desenfocarme de lo que es verdaderamente importante, no me puedo permitir que un estúpido gusto y deseo acabe con mi venganza y esa cordura que siempre he mantenido desde que encontré mi nuevo propósito. Además, Logan tiene su vida hecha como cura, un hombre bueno que no merece nada de lo que en mente muero por hacer. Él es un gusto que, con el pasar de los días, se irá de esa misma forma en la que llegó.
Regresé a la mansión cuando la noche estaba en su máximo esplendor y me aseguré de que ese Samantha tonta e ingenua ya se había ido de mí. No puedo creer que haya estado casi un día completo encerrada en el auto liberando ese demonio que tanto daño me causó en el pasado.
Llorar quita carga y ayuda a sentirnos mejor, pero no puedo darme el lujo de que vean mis puntos de quiebre.
Entré a mi oficina y me serví una copa de güisqui, observando el detallado informe sobre Novikov que Ian o Jhon dejaron sobre mi escritorio. Damián se toma el trabajo muy enserio, hay partes de la vida de ese bastardo que incluso yo desconocía y no tenía ni la menor idea de que haya sido capaz de hacer. Fue bastardo desde nacimiento, supongo que tiene que ver lo que inculcaron en su mente desde que solo era un niño, pero no por eso podemos hacer la maldad sin razón o por gusto.
—¿Comiste? Sabes que no puedes excederte de esa forma, Samantha — inquirió Fedora a mi espalda.
—Si es todo lo que tienes para decirme, puedes irte a seguir haciendo lo tuyo — me estremecí tan pronto el líquido quemó mi garganta y mi estómago.
—¿Por qué es tan difícil hablar contigo? Entiende que dejar de comer y solo beber te pasará factura en cualquier momento.
—Vete de aquí, Fedora, tengo trabajo por hacer — serví otro trago y lo bebí de un solo golpe.
El alcohol es el único capaz de calentar mi pecho, mi estómago y en sí todo mi cuerpo a la vez, cosa que no hace nada ni nadie.
—Bien, entonces entiéndete tú con él.
—¿De quién hablas? — me giré, llevándome la sorpresa al ver a Logan junto a ella—. ¿Qué demonios sigues haciendo en mi casa?
—No podía irme dejándote así.
Fedora se marchó rápidamente ante la mirada que le di, cerrando la puerta detrás de sí.
—¿No era lo que querías? ¿Quién te entiende? Suplicaste para que te dejara ir, ahora me dices que no podías irte al dejarme así — enarqué una ceja.
—No te veías bien — frunció el ceño—. No te ves bien.
—Realmente eres un hombre extraño y muy estúpido — endurecí el gesto—. No tienes que preocuparte por mí. Ya hiciste lo suficiente, ahora vete de mi casa. No quiero seguir viendo tu cara frente a mí por más tiempo.
—¿Cambiaste de opinión tan pronto? ¿Ya no te gusto?
Sonreí internamente, sintiendo que mi corazón se saltaba un latido. ¿Así que sabes jugar sucio, padrecito sexi?
—Me gustabas para tener sexo salvaje, pero tú no estás dispuesto a soltarte del yugo y dejarte llevar por mí.
Presionó los labios, desviando la mirada y sonrojándose hasta el cuello.
—Y-yo...
—Si no la vamos a pasar rico, es mejor que te vayas ahora mismo, padre — sonreí—. Tengo trabajo que hacer.
—No puedo corresponderte como te gustaría por mis votos y la promesa que hice ante Dios.
—Entonces todo está dicho...
—Pero eso no quiere decir que no me guste o no sienta deseos. Siento, porque soy de carne y mi piel es sensible ante un suave tacto y un dulce beso como el tuyo, más no puedo fallar a mi iglesia y a mi Dios. Lamento decepcionarte, sé que hiciste todo esto con el fin de estar conmigo, pero no puedo seguir pecando. Ya lo hice en pensamiento y he obrado mal, créeme que estoy pagando por mis malas acciones. No quiero dejar de saber de ti y de tu bienestar. Podemos ser amigos, hablar sobre cosas sin sentido o de cosas muy importantes. Yo puedo ayudarte en ese abismo en el que te encuentras — se acercó a mí, quitó el rosario que descansaba en su pecho y lo puso alrededor del mío con suavidad—. La soledad es implacable, pero recuerda que siempre voy a estar ahí para ti. Si me necesitas o requieres contarme del por qué estabas llorando y del por qué hay tanto dolor en tu mirada, sabes a dónde puedes ir a buscarme. Voy a tener las puertas abiertas para ti siempre que quieras paz, sanidad y liberación — hizo la señal de la cruz en mi frente y, aunque tuvo la intención de decir algo más, sonrió tímido antes de salir de mi despacho, dejándome con una taquicardia terriblemente insoportable.
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Perdición[✓]
RomanceEn el mundo de Logan, el silencio y la paz era lo que reinaba desde hace muchísimos años, pero en una noche, esa tranquilidad a la que vivía sometido, se verá interrumpida por la maldad y la tentación de un cuerpo hermoso y un rostro de ángel, dándo...