Capítulo XXVI

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Quiero ser feliz contigo... Volkov...

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Sí... y luego nos casamos...

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No te lo crees ni tú... ¿qué me vas a dar un beso en la frente tú a mí?

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¡A chuparla, Natasha! ¡A chuparla!

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Siempre juntos...

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Horacio... vas muy rápido, frena.

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No te escucho...

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¡Horacio, frena, detén el coche! ¡Horaci-! ¡Agh!

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Horacio... por favor... tienes que despertar... por favor... Me gustas, ¿Te gusto?

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No me dejes solo... ¡No me abandones, Horacio! ¡No te vayas!

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—¡Horacio!—queda sentado en la cama, viendo la habitación, regulando su respiración. Jadeaba, buscando llenar sus pulmones con aire, sentía que se asfixiaba.

—¿Volkov...? ¿Qué pasa, qué pasa?—se sienta también y le toma el hombro, haciendo que este se espante y se aparte hacia el lado opuesto—Hey, soy yo... ¿Qué pasó, amor...? ¿Estás bien?

Volkov al verlo no pudo aguantar más...

Se le lanzó encima y lo abrazó con fuerza. Empezó a llorar como hace mucho no lo hacía, sin miedo a lo que pensara Horacio... porque con él se sentía seguro... protegido... en su hogar.

Una pesadilla... que inició como sólo un dulce sueño en el que recordaba lindos momentos con el moreno, quien ahora estaba muy confundido, pero solo correspondió, buscando consolarlo.

—No me dejes... por favor, no me dejes... Quiero estar contigo...—Se aferraba al polerón que tenía puesto el moreno con desesperación—perdón por todo lo que te hice, por todo lo que te dije... Si quieres enójate conmigo, pero no me dejes solo...

—¿Pero de qué estás hablando...? Yo no te voy a dejar, joder... Yo te amo, por dios... yo te amo... no te voy a dejar solo, no vas a estar solo nunca más—Acariciaba su espalda, tratando de hacer que sus sollozos pararan—Calma, mi amor... que yo no me voy a ir... Me quedaré contigo, cuando acabemos el caso Gambino vamos a volver a Los Santos... viviremos juntos, adoptaremos dos gatos... y seremos una familia... y si... estás de acuerdo... quizás tengamos... un hijo, no lo sé... solo piensa en que pronto volveremos a casa... veremos a Blake, Parker... Monnier... a nuestros compañeros...

Horacio empezaba a alterarse, si no lograba calmar al ruso no sabría que más hacer por él.

Hasta que recordó algo...

Empezó a tararear una canción que su madre había tarareando alguna vez. En ese tiempo en la residencia, mientras pintaba sus cuadros. Lo abrazó fuertemente, haciendo que escuchara sus latidos, los cuales resonaban en su pecho.

Volkov por alguna razón, se sintió más seguro y lentamente se fue calmando. Los brazos de Horacio lo cubrían y daban calidez a su corazón, el cual con él estaba sanando.

—No importa qué pase, vamos a estar juntos y salir de todos nuestros problemas... porque ¿Qué hacemos con los problemas? Yo sé que tú sabes qué hacemos...

—N-nos... los... ¿comemos?—susurró.

—Sí, pero dilo más alto, no te he escuchado muy convencido.

—Nos los... comemos—elevó un poco más su voz.

—Ahora sí te oí, cariño mío...—Lo apega más a su pecho, sujetando su cabeza con cuidado—Recuerda siempre que yo te amo... y que nunca nos vamos a separar otra vez. No llores...—El mayor cerró los ojos, sintiendo la calidez de su cuerpo cubriendo e invadiendo el suyo. Dio un suspiro largo, dejando ir sus miedos en él.

—Gracias, Horacio...

Aún no había salido el sol...

Horacio volteó hacia el reloj digital que había en la mesita de noche al lado de la cama y vio que eran apenas las cuatro de la madrugada.

Acomodó algunas almohadas tras su espalda con solo una mano y se apoyó a ellas para estar un poco más cómodo.

Volkov ya más calmado, logró dormirse de nuevo. Con los mimos que le daba Horacio fue suficiente para que la tormenta dentro suyo cesara... como siempre pasaba...

Todo lo malo se iba si Horacio estaba cerca. Todo, absolutamente todo. Nada de ello quedaba con ellos dos.

Y así también pasaba con el moreno, si Volkov estaba a su lado, no habría nada de qué preocuparse.

Su amor era de los más bonitos que habían... la manera en que se amaban era tan bonita... que a cualquiera le daría envidia.

Cuando vio que el mayor estaba ya profundamente dormido, pudo acostarlo en la cama. Puso una almohada bajo su cabeza y luego él se acostó a su lado, abrazándolo.

—Pobrecito mi rusito—Veía sus ojeras ya bastante notorias. Se acercó y dejó un beso en la frente del mayor.

Decidió volver a dormir para más tarde ir a trabajar.

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~♡~

¡Gustabo, me gusta tu hermano!

Más corto porque no sabía qué más agregar 😃🔫

La canción me duele y quiero que a ustedes también akhssksh

¡Gustabo, me gusta tu hermano! 《Volkacio》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora