Capítulo XXIX (+18, cuidao)

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Aclaración antes de empezar.

Si les molesta leer este tipo de cosas, la verdad no es necesario que lo leas para seguir con la historia, no voy a meter nada realmente importante para la trama en sí.

Y...

No sé qué me pasa que pongo música en los capítulos últimamente xd

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—Mmh... Uve...

Giró un poco su cabeza para que le siguiera besando por el cuello mientras él le pasaba las manos, acariciando su pecho por encima de la tela de su camisa rosa, la cual estaba húmeda por la lluvia que había afuera.

Habían llegado de un patrullaje hacía nada. Salieron de servicio y las ganas se encendieron con comentarios inofensivos que fueron subiendo de tono mientras Volkov conducía hacia el hotel.

Entraron a la habitación besándose, separándose solo para abrir y cerrar la puerta.

Llegaron hasta el recibidor donde Viktor dejó su arma junto a su gafete e inició con besos húmedos que bajaron hasta su cuello. Sabía que Horacio era algo sensible, así que aprovecharía eso y lo usaría a su favor.

Lo había acorralado contra la pared, Horacio no hizo ni el más mínimo intento de apartarlo en ningún momento. Le dejaría hacer lo que quisiera y disfrutaría de sus toques y roces.

Desabrochaba los botones de la camisa del ruso de a poco, viendo su pálida piel, la cual mientras iba quitando la estorbosa tela, fue acariciándole el pecho, delineando el contorno de sus pectorales, quien soltaba suspiros sobre la piel morena del peliblanco mientras le seguía repartiendo besos por la misma por esas caricias.

Volvió a subir hasta sus labios, profundizando sus besos al tomarlo por la nuca. Acercó mucho más su cuerpo al del moreno, a quien ya le empezaba a apretar el pantalón y los bóxers.

Bajó sus manos a las caderas del peligris y lo pega contra las suyas. Lo quería tener cerca, así le hizo notar la erección que ocultaba su ropa.

El ruso sonrió cuando sintió ese bulto chocar contra él. Fue quitando por completo su camisa rosa del camino de la vista del moreno, quien le miraba, alternando su vista entre su rostro y su pecho. Le gustaba contemplarlo cuando se desvestía frente a él... mucho mejor en esa situación en la que se encontraban.

Volvieron a juntar sus lenguas, las cuales danzaban al ritmo de sus besos. Estos encendía más sus corazones en llamas, ardían por la fogosidad del momento.

Los papeles cambiaron por un movimiento rápido de Horacio, pegando la espalda del ruso a la pared. Se separó y se agachó hasta ponerse de rodillas frente a Volkov, quien estaba bastante agitado por toda la adrenalina que recorría sus venas. Vio a Horacio desde arriba, este le sonrió de lado con malicia mientras tomó el borde de sus pantalones y le desabrochó el botón para luego bajar el cierre.

Dio un beso por encima de la tela del bóxer, que era lo único que cubría su miembro. Eso le causó un escalofrío que lo recorrió de pies a cabeza y su rostro enrojeció más de que lo que ya estaba desde hace rato.

Cubrió su boca con su mano y la otra se apoyaba a la pared.

Sintió como los dedos de Horacio se metían entre su piel y la tela de su ropa interior con intenciones de bajarlo. Cerró los ojos y tragó saliva, se sentía indefenso con Horacio, este lo hacía sentirse pequeño. Pero ese sentimiento no era del todo malo... y se fue yendo cuando Horacio le empezó a besar el vientre e iba bajando de a poquito. Calmaba su respiración, pero sus temblores no se fueron por más que tratara de hacer que desaparezcan, eran solo por acto reflejo de su cuerpo que no podía controlar.

¡Gustabo, me gusta tu hermano! 《Volkacio》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora