La cordura se le estaba desbordando y pronto se iría...
Viktor estaba desesperado.
Pasaría la noche en el hospital, esperando a que Horacio despertara. Gordon le dijo que se encargaría de lo demás y que él debía preocuparse sólo por Horacio ahora mismo.
Veía al peliblanco que estaba acostado en la camilla. Su expresión era neutra, tan dolorosa de ver en el ex director.
Acercó su mano temblorosa a su frente e hizo hacia atrás los estorbosos cabellos que la cubrían, dejando a la vista sus párpados aún con maquillaje.
En la otra tenía un algodón, el cual humedeció con un desmaquillador que sacó del estuche que había dejado en el coche.
Con cuidado empezó a pasarlo suavemente para quitar el color negro que lo adornaba.
Mientras lo hacía, a la mente se le venían sus ojos que le rogaban que le consolara, que le dijera que nada malo pasaría, que esos dos estaban sólo jugandole una broma de mal gusto. Recordaba como lo vio caer en sus brazos sin el haber logrado que su corazón calmara sus acelerados latidos.
Presionó sus labios entre sí, en una mueca por hacer que no se formaran lágrimas en sus grisáceos ojos. Si él se derrumbaba, Horacio no tendría en quien apoyarse si despertaba.
Respiró profundo, siguiendo con lo que hacía, pero con una profunda amargura por pensar que todo era su culpa. Que debió haber dejado a Horacio sin saber nada... teniendo muy en cuenta de que cuando se enterase se enojaría por haberle ocultado todo, pero si se resolvía la situación sin que él lo supiera quizás habría sido lo mejor.
Se pasó a su otro ojo para seguir desmaquillando. Tomó su rostro con la otra mano para poder hacer mejor su trabajo.
Al terminar... verlo allí, sin su maquillaje, sin ver sus brillosos ojos y su tan preciosa sonrisa... no le quedó más que bajar su frente hasta el pecho de su amado y quedarse allí, temblando mientras le abrazaba el torso.
—Venga, despierta... por favor... por favor... vamos a casa...
Susurraba para que sólo él escuchara sus palabras.
—Ya no quiero estar en esta ciudad... despierta para que vayamos a casa, mi amor... te lo pido...
Sentía como su pecho subía y bajaba al ritmo de su respiración.
Era lo poco que podía calmarle ahora, lo único que le estaba manteniendo cuerdo.
—Horacio... mi niña, por favor...
Se quedó allí, apoyado, creyendo que todo era en vano. Estaba exhausto, tanto física como mentalmente. Ese día habían pasado muchas cosas, demasiadas... y todas eran muy malas...
Pero el peso de una mano sobre su cabeza hizo que volviera a abrir sus ojos y sus temblores fueran desapareciendo.
—No... llores... mi vida...
Le acarició su cabello gris, tranquilizándolo.
—No llores...
Viktor giró su rostro hacia él, mostrando sus ojos cristalizados, esto debido más que todo a la felicidad de poder oír su voz de nuevo.
Conectó con la heterocromía de Horacio. Estos le veían con algo de lástima por verlo así, pero tenía una calidad sonrisa en sus labios. Una que ocultaba todo el dolor por aún recordar lo que ocurrió esa tarde.
Sabía fingir tan bien... ocultaba lo que realmente sentía como un camaleón, cambiando los colores a unos más felices.
—Estoy bien... de verdad...
—Horacio... no me vuelvas a hacer esto...—Se le lanzó para abrazarlo, sin ser brusco para no lastimarlo. Un abrazo correspondido con la poca fuerza que aún le quedaba al moreno—Te amo... te amo... mucho...
—Yo también te amo...
—Luego nos iremos a casa, ¿Vale? Ahora sólo descansa y... trata de mantenerte tranquilo—Se separa un poco para tomar con cuidado su rostro y darle un beso en la mejilla, a lo que Horacio sonrió levemente—Ahora le notificaré a los médicos que has despertado para que vean si te dan de alta esta noche...
—Espero que sí... quiero irme de aquí...
—Vale, calma... ahora vengo—Le da un beso en la frente y le acaricia la mejilla izquierda.
Salió de la habitación y al cabo de una hora, Horacio ya podía irse del hospital.
Caminó al lado de Volkov, quien lo apoyaba a él para ayudarle.
Llegaron hasta el coche del peligris y le abrió la puerta para que subiera en el lado del copiloto. Él fue hasta donde el piloto y subió con él.
Dio un suspiro que oyó claramente el moreno, quien le volteó a mirar. Vio donde estaba la mano del mayor y colocó la suya encima. Este se giró y al ver sus manos juntas sonrió levemente.
—Vamos a salir de esto... y volveremos a Los Santos.
—Lo sé, Hache... esto es sólo... Un tropiezo más en nuestras vidas.
—Venga, dame un beso—Volkov rió levemente por su pedido tan directo, pero con su otra mano tomó el mentón del Inspector y le plantó un beso en los labios.
Al separarse ambos dieron un suspiro.
Al volver a la realidad, saliendo de su fantasía, sus sonrisas se iban borrando; así llegaba el golpe de verdad, de la nada, pero con una fuerza extrema.
Volkov encendió el coche y condujo hasta el hotel, ya iba a ser media noche y había sido un día demasiado pesado... pero quizás sus mentes estaban demasiado sobrecargadas... que no podrían dormir bien...
¿Pero quién lo haría en tal situación?
Nadie... y ellos no eran la excepción.
Abrazados, pero ninguno podía siquiera cerrar los ojos.
El ruso le acariciaba el cabello, metiendo sus dedos entre su blanco cabello con mechoncitos rosas y daba masajes en su cabeza. El recibía caricias en la espalda y el calor del aliento del más joven en su pecho, dando una calidez reconfortante.
—Joder... sólo espero... que los encontremos... Una pista, una señal... algo...
Dejó sus palabras en sus pensamientos, pues luego de largo rato oyó pequeños ronquidos por parte del moreno. Sonrió y lo abrazó con más fuerza, pegandole mucho más a su cuerpo.
Su corazón no podía evitar acelerarse un poco cuando se trataba de Horacio. A pesar de la situación, a pesar de todo... con estar simplemente allí, con ser él esa persona a quien abrazaba... Le hacía sonreír dulcemente.
—Te amo, preciosa...
De a poco, iba usando ambos pronombres para Horacio, sabiendo que ambos eran de su comodidad y aceptación.
Aunque parezca nada... que hiciera eso, para el moreno significaba mucho viniendo del ruso.
Dio un suspiro lleno de ternura y cerró los ojos.
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¡Gustabo, me gusta tu hermano!
Aaaaaaamigo... una semana sin actualizar, por dios.
Espero estar más activa por las vacaciones de invierno y tal...
Ya que estoy... agradecer a todos por sus votos y comentarios, os quiero ♡.
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¡Gustabo, me gusta tu hermano! 《Volkacio》
Fiksi Penggemar-¡Atrás ata as! -Joder... -Que no te voy a dejar a Horacio, hijoputa. -Que celoso eres, Gustabin. -Cállese, viejo, que esto no es para andar de risas. Horacio no va a estar con este inspector del nabo. -¿Diskulpe? -Dije que no. Viktor Volkov había...