Capítulo XXXIII

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—¡Horacio!

Su reacción fue rápida y le tomó por la ropa, en la parte del pecho. Lanzó al moreno hacia el otro lado, este cayó pero tan rápido como pudo se levantó de nuevo.

Daddy por el impulso para empujar a Horacio terminó casi colgando, sujetándose con ambos brazos y una de sus piernas.

—Jo-der...—Intentaba subir por su cuenta, creyendo que Horacio ni se le acercaría, pero oír su voz y verlo hizo que se calmara un poco.

—Papá...—se acercó rápido y le tomó por la espalda para subirlo—Hostia... agh...—Lo logró, teniendo más fuerza que su padre. Al ver que estaba a salvo se sentó un momento para dejar pasar el momento. Daddy estaba con sus piernas y sus manos apoyados a la superficie, sin despegar la vista del moreno.

—Gra-gracias...

—Pensé... que me ibas a dejar caer.

—¿Y que el ruso piense que te quise matar? No gracias...

—Je je... sé que no fue sólo por eso...

—¡Horacio! ¡Mi amor, necesito que bajes!

—Joder, el ruso desesperado que traes por novio...

—Vamos antes de que piense que me has hecho algo—se levanta y le extiende su mano al de cabello canoso. Este duda algunos segundos, pero al final la toma y se deja ayudar por él.

—¡Horacio!

Se acerca al borde—Hostia, debí pensar mejor en cómo bajaría de aquí...

—Ven, intenta bajar de a poco y yo te agarro, ¿Vale?

—Vale... pero no me vayas a fallar eh...

—No te preocupes, yo te agarro.

—Uh, sí que le agarras...

—Cállate, Gambino. Que al menos yo no ando teniendo sexo con un viejo...

—¿Qué ha dicho?

—Cojones, que el niño ese dejó sus llaves seguramente en el casino, ¿eres gilipollas o qué? Que ya te lo había dicho.

—Sois tontos...—dijo Horacio mientras empezaba a bajar. Con sus brazo se sostenía para no caer de golpe. Cuando medio cuerpo ya estaba colgando, sintió como dos manos grandes le tomaban la cintura.

—Suéltate, ya te tengo.

—Vale, espera...—Bajó un poco más y ya se soltó para que Volkov lo bajara por completo siendo cuidadoso—¿Qué pasa?

—Ha-hache... han encontrado a Gustabo.

—¿Qué? ¿En serio?

—Sí... solo tiene una herida de bala en una pierna. Pero... Conway sigue sin aparecer. El equipo de búsqueda sigue sin detenerse.

—Gus está vivo... No te preocupes, cari, que seguro lo van a encontrar. El viejo ha sobrevivido a un montón de cosas—se acerca para darle un abrazo. Al separarse mira hacia arriba—Carlo... ¿ayudas a mi papá?

—Sí, porque necesito al suggar para atraer clientes al gym. Venga, tírate, yo te agarro.

—Estás tontísimo si crees que me vas a agarrar tú.

Él solo bajó y cuando estuvo colgando más cerca del suelo se soltó.

—Quita...—Aparta un poco a Carlo y camina hacia su habitación—Ah, hijo... ánimo...

Carlo se descojonó mientras lo seguía.

—Es que es... joder...—Volkov puso su mano sobre su frente.

¡Gustabo, me gusta tu hermano! 《Volkacio》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora