Capítulo XXXV

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—Horacio.

—Dime.

—Conway quiere hablar contigo.

—Vale...

Estaban en el hospital, Horacio no se había atrevido a entrar a la habitación de Conway. Se sentía muy mal y culpable por lo que ocurrió.

Volkov entró y estuvo largo rato con el mayor. Hasta que este le dijo que llamara a Horacio y que entrara.

—Me buscabas...

—Hijo. ¿Dónde estabas?

—Esto es mi culpa, otra vez confié ciegamente en él y...

—No. Nos vio la cara de gilipollas a todos. Pero lo único que sé es que mañana es mi entierro.

—¿Qué-...?

—Deben actuar como si la hubiera palmado. Además... debes entender algo. Ese que me hizo explotar... no es Gustabo, no es tu hermano.

—Otra vez...—Querría haber olvidado la de veces que Conway le gritó que Gustabo no era su hermano aquella vez en la que Volkov cayó en coma, hacía bastantes años.

—No, esta vez de verdad no es tu hermano. Ese no es Gustabo. Freddy ha podido investigarlo desde que lo llamé hace algún tiempo. Toni Gambino no está muerto, en realidad, siempre estuvo cerca nuestro.

—No...

—Sí, Horacio. El que estuvo todo este tiempo contigo es Toni Gambino.

Su corazón otra vez dolió. Se estaba acelerando demasiado y eso no significaba nada bueno.

—Hijo, Horacio...

—Volkov... necesito que... venga Volkov—Retrocedió hasta topar la pared y deslizarse por ella hasta llegar al suelo, con su mano en el pecho, apretujando su ropa.

Conway preocupado presiona uno de los botones que era para llamar a algún EMS.

Al hacer eso, algunos minutos después entró una chica rápidamente.

Atendieron al moreno al instante, quien parecía ya estar más calmado al tener a Volkov a su lado.

La taquicardia que tuvo fue controlada.

—¿Seguro que te encuentras bien?

—Sí... sólo fue... por la noticia. Me tomó demasiado por sorpresa.

—Ay, querido—Acaricia su cresta, haciéndola hacia un costado.

—¿Te asustaste?

—Mucho...

—Tranquilo, ya estoy bien.

Volkov le tomó la mano y la atrajo a sus labios para besarla. Horacio le dio una sonrisa.

—Veo que... no pude recuperar a mi hermano—Aquella sonrisa sd borró—Otra vez... fui engañado. Quizás Gustabo ni siquiera salió vivo de su misión y por eso Toni lo reemplazó.

—No pienses eso.

—¿Qué otra cosa pudo haber pasado? ¿Qué más pudo ser? Yo creyendo que me abandonó, cuando en realidad lo mataron por mi culpa.

—No es así, no fue tu culpa. La culpa la tiene Toni, no tú.

—Yo lo envié a Marbella para que atrapara a Toni, yo le dije que me acompañara, yo maté a mi Gustabo al decirle que vaya a buscar a Toni.

—¿Y si no es así?—Horacio le mira—¿Y si Toni falló al haber intentado asesinarlo?

—No existen milagros así...

—Claro que sí. Yo soy prueba de ello. Iba a morir y nadie creía que yo hubiera podido despertar. Pero lo hice... y aquí estoy, contigo. Estamos juntos y fue por un milagro que yo me salvé—Sus ojos azules se humedecieron, recordando haber despertado solo en esa sala de hospital—Y encontré un motivo por el cual levantarme todos los días, te lo dije... y te lo digo de nuevo, me levanto cada día por ti. Y si yo pude... seguramente Gustabo también.

Y así, fue como Horacio terminó abrazando a Volkov, quien correspondió, sintiendo el cálido pecho de su pareja.

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—No podrás irte, Jose...—Le dijo Toni al moreno, quien estaba desesperandose.

—¡Pero tengo que irme, mi hija me espera!

—Jose... si entras ahí, te van a identificar y no podrás ver a tu hija.

—Tengo que intentar...

—¿Tioni, qué hago? ¿Vuelvio o lo dejamios en la entradia?

—Hay que volver, Jose. Si te agarran, lo más probable es que te ejecuten. Y tu hijita no querría saber que...

—Está bien... está bien—Dijo resignado, con la cabeza agachada—Vámonos...

Igor dio la vuelta y condujeron hasta la carretera.

—Es lo mejol. Te hablían matado.

—Sólo quiero ir con mi hija.

—Lo sé, Jose, yo quiero volver con mi hermano pero... no quiero que él salga lastimado por mi culpa. Hey, debemos ir a recoger el dinero.

—¿No van a rastrearte al hacer un retiro?—Mira a Toni.

—Son fichas del casino, pero son muchas. Debemos ir a mi casa y...

—¿Enselio? Pelo... ¿No clees que tu casa está custodiada?

—Pero si yo vivo en un hotel de mierda, donde ni nombre te piden, he pagado con metálico, nadie sabe que vivo ahí. Ahora te doy la ubicación.

—Esperia, en estie cacharrio no viamos a ir. Se vería muy sospechioso.

—¿Entonces?

—El "Lichie" nos podlía conseguil algo pala pasal desapelcibidos. Un camión.

—Hombre, pues pídeselo y nos encontramos en carretera cerca a la base.

—Vale, vale, ahola le llamo.

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—Bueno, Conway, ya está publicado en los periódicos que mañana será tu entierro.

—Gordon... Quiero que todo salga tal cual planeamos.

—No te preocupes. ¿Y Freddy?

—Aquí estoy, chorbo—Estaba entrando a la sala cuando Gordon preguntó por él—Lo más seguro es que mañana estén ese grupito para ver si Jack estiró la pata. Hay que mantener guardia en los alrededores del cementerio, ¿oíste?

—Sí. Mejor si son encubiertos, ¿verdad?

—Exacto.

Trucazo tenía todo bien calculado. Y esperaba que todo salga tal cual y como lo había pensado. Pero era evidente que ese equipo de gilipollas harían lo menos disimulado e irían al entierro por toda la cara.

—Esta tarde temprano saldrás de aquí. Te traeré ropa oscura, ya luego te cambias en alguna tienda del norte.

—Vale.

—El médico te ayudará a salir de aquí.

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⏰ Última actualización: Jun 16, 2023 ⏰

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¡Gustabo, me gusta tu hermano! 《Volkacio》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora