Capítulo 1

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Para el joven Ekko aquella chica por la que alguna vez estuvo sumamente enamorado, ahora solo le causaba recelo y hasta cierta repulsión, sin embargo esta percepción se debía más que nada a rumores de sus allegados. Como cualquier chico de su edad, pese a que el se creía muy independiente y maduro, era muy fácilmente manipulable por su entorno.

Pero era difícil no pensar mal de la hija de un hombre que muy probablemente fuera un mago oscuro, un traficante de pociones prohibida e incluso puede que de criaturas mágicas, como no pensar mal de alguien a quien su propia hermana acusaba de fingir o exagerar una enfermedad, alguien a quien toda la escuela le tenía miedo y desagrado, por su peculiar actuar y su gusto por causar explociónes en el laboratorio de pociones, alguien que incluso tenía un nombre aterrador, uno por el cual el no la conoció cuando se enamoró de ella. Ahora la chica que alguna vez había amado tenía el nombre de un duendecillo travieso que daba mala suerte, como no sentirse extraño y apartarse ante tal cambió.

Lo que tenía como resultado él chico, era que aquella chica que conoció como una niña asustadiza, linda, ingeniosa y divertida ahora era una chica loca, violenta y manipuladora, alguien a quien sin dudas no quería cerca, aunque en su pecho aún sintiera algo por aquella chica que le llevaba un par de años, por suerte debido a eso no tenía que encontrarse la tan seguido, solo cuando se le iban los tiempos y ocupaba el laboratorio de pociones más de lo que le permitían, por influencia de su padre, o cuando sus asientos disponibles los dejaban juntos en el comedor, pero solía evitar dirigir le la palabra, pese a que ella le sonriera antes de ponerse a hablar sola.

Sin embargo el mundo es un pañuelo, y las casualidades aveces daban lugar a cosas muy curiosas.

A Ekko lo habían castigado por volar en su escoba dentro de un salón, de tanto que le castigaban ya sabía escaparse de la sala de castigo sin problemas, por lo que lo mandaron a limpiar un viejo ático del castillo, en donde se guardaban las pertenencias olvidadas de los antiguos maestros u objetos perdidos que nunca fueron reclamados, Ekko no quería ir ahí, porque se sabía que la chica que siempre trataba de evitar solía sacar algunas cosas de ese lugar para sus inventos, pero no tenía derecho a negociar su castigo, debía ir.

Ekko pensó que al entrar ahí se la encontraría robando algo con esa expresión alocada que tenía, esos ojos tintados de rosa que quizás fueran el único efecto real de la maldición que la alcanzó, pero lo que encontró fue completamente distinto a eso.

Cuando llegó con los artefactos de limpieza en las manos, miro anonadado como aquella chica estaba hecha un ovillo en el suelo, llorando y temblando mientras se apretaba con fuerza la cabeza gritando "no... no" "dejen me tranquila!" el chico no entendía nada, pero no podía quedarse indiferente ante tal situación, fue corriendo con la chica, empezó por llamar la varias veces, le preocupo que tardará en responder le pero finalmente Jinx levantó la cara, pero no sin antes limpiarte de manera rápida y agresiva las lágrimas, como si no quisiera que nadie las viera, a ella parecía costar le mirar y dijo algo que lo confundió más, acompañando aquella pregunta con un toque a su brazo, como si quisiera ver qué no era un fantasma.

–quien eres?

–Ekko, que no me ves?

–hombrecito!...     Ayuda me, por favor...    Necesito...   Ir a mi habitación

–no puedo llevarte, me enviaron como castigo, hay un maestro vigilando la escalera

Jinx dio un grito y volvió a cubrir se la cara llorando, Ekko se asustó aún más, no entendía nada, pero ahora tampoco le importaba entender lo, solo quería que la chica se calmará, le pareció oír la reír y respiró aliviado hasta que noto que aún seguía temblando entre sollozos, todo ello le confirmaba que fue una mentira lo que dijo Vi, Jinx no podía estar fingiendo eso ¿Por qué lo haría?.

Nada de eso era importante ahora, Ekko sentía que tenía que ayudar la si podía, por suerte sabía cómo llamar a su escoba sin que nadie la viera llegar a él, saco su varita y la llamo, en cuanto la tuvo trato de hacer que la chica se levantará, mientras ella volvía a limpiar desesperadamente sus lágrimas, sin dejar ver ni una gota de estas, estaba mal, y Ekko estaba más que decidió en ayudar la.

–esta bien, te ayudaré, pero debemos ir en escoba o me meteré en más problemas, sabes volar?

La chica negó rápido con la cabeza como si no pudiera hablar, Ekko dio un suspiro con cierto fastidio y tomo a la chica en sus brazos, le sería más difícil maniobrar con una mano, pero podía hacer lo, sujeto a Jinx, quien parecía no poder para de temblar, por lo que se apresuro a llevar la a su torre, para su suerte estaba vacía así que pudo entrar con ella, Jinx temblando se apartó de Ekko y fue hacia su maleta, saco de esta una poción de un color sumamente inusual y se la bebió toda de un trago, asustando aún más a Ekko.

Jinx se sujeto con gesto dolido de su maleta temblando, aún tenía esa mirada perdida, Ekko se quiso acercar a ella para ayudar la a mantenerse al menos, pero Jinx le hizo un gesto para que se quedará donde estaba y al cabo de unos infinitos segundos los temblores de la chica se calmaron y su respiración se iba regulando, la propia Jinx respiró aliviada, sonrió y subió la mirada a aquel chico, que pese a que fuera menor que ella la superaba ligeramente en tamaño.

–muchas gracias, hombrecito

–que mierda fue eso?! Qué te pasó? Por que te tomas todo un bote de poción de un trago? que no sabes lo peligroso que es?

–Ekko! los nenes no deben decir groserías, además, no que estabas castigado?

Jinx trataba de verse molesta, pero era bastante obvio que solo lo aparentaba, estaba apenada y al parecer quería evitar el tema, pero realmente tenía razón, si pasaba mucho tiempo con ella podrían dar se cuenta de que se había escapado, se metería en más problemas y quizás lo dejarán en aquella torre polvorienta toda la noche limpiando, no quería arriesgarse a eso.

–bien, te dejo ir por esta vez, pero no creas que olvidaré el tema

Jinx sonrió un poco por esas palabras, al parecer le traían recuerdos, palabras similares pero de una voz más infantil, muy diferente a aquella gruesa voz que tenía ahora aquel chico que siempre había derretido su corazón.

Ekko se marchó de nuevo a la torre, llegó justo a tiempo para fingir que no había movido ni un pie de ahí, lo dejaron limpiando aquel lugar hasta la hora de la cena, Ekko bajo corriendo esperando está vez toparse a propósito con aquella chica, pero Jinx le estropeó el plan, lo podía saber por la mirada traviesa que le dedico apenas cruzaron miradas, además de que estaba sentada junto a personas que no conocía, pero que se apartaban con recelo de ella.

Seguramente  Jinx pensó que le había ganado, pero Ekko no se iba a dejar vencer tan fácilmente, la encontraría y la enfrentaría.

No eras lo que pensabaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora