Capítulo 3

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El desayuno fue un buen momento para Ekko, estando sentado junto a Jinx en silencio pudo meditar sobre su conversación reciente, realmente todo por lo que se había alejado de la chica hasta ahora habían sido poco más que rumores, Jinx no era la misma que cuando eran pequeños claro, pero no porque fuera mala, se hubiera corrompido por la maldición que le lanzaron o algo así, simplemente la pobre estaba mal de la cabeza, pero en su corta interacción aun podía ver a la misma chica de la que se enamoró siento un chiquillo. Quería pasar algo de tiempo con ella, ya sabía que no era mala, aunque con respecto a Silco, aún tenía muchas reservas, pero él no tenía nada que ver en eso.

Apenas terminaron de comer Ekko siguió a Jinx, apenas notando entonces que está se había puesto el bolso frente a su pecho al comer y se lo acomodo más con un sonrojo cuando vio que Ekko la miraba, el chico sin entender ese gesto solo pregunto tranquilo.

–que harás hoy?

–primero dejar todo esto en mi habitación, aguantar mi regaño e ir me a maldecir a mi padre a la sombra de los árboles cuando termine

Ekko hizo una mueca algo extrañado por esa descripción, aunque con la risa de Jinx pudo darse cuenta de que solo bromeaba.

–puedo acompañarte?

–por mi está bien, pero las chicas no te dejarán entrar en la torre jajaja

–me refería a los árboles, claro que no puedo entrar ahí, son sus habitaciones

–ese día no te importo niñito

–no me digas niñito, y era una emergencia, además estaba sólo

Jinx simplemente se rió, dejó a Ekko en la parte de afuera de la torre y subió corriendo a su habitación, como dijo dejó sus cosas en su maleta un poco escondidas y se cambió la camisa poniendo se está vez un brasier debajo para cubrir se lo que había estado ocultando a Ekko, ya después de eso finalmente tomo el tubo y lo precioso por ambos laterales para reproducir el mensaje, no sin antes haberse asegurado que no hubiera nadie presente, pues si bien sabía que podía haber hecho que el recitador solo sonara en sus oídos, quería más privacidad que eso.

Jinx tomo aire y se sentó mirando el objeto brillar, mientras empezaba a oír la voz de su padre, tan aparentemente neutral como siempre, aunque ella podía notar un tono preocupado cuando pronunció su nombre.

–Jinx...    Cielo, entiendo que no te agrade mucho tener que estar tomando medicina tan seguido, pero es por tu bien, Singer y yo nos esforzamos mucho creando la para tí

–lo se, lo se...

Susurro con cierto fastidio Jinx como si estuviera frente a su padre, ella sabía que les había costado conseguir aquella fórmula, fueron unos años difíciles sin está, pero le desagradaba mucho sentirse rara al ser la única joven que tenía que estar tomando medicinas de ese tipo.

–supongo que no quieres oír eso...

–no

–no es ningún reproche, lo hicimos para que pudieras vivir como todos, una vida mejor para ti, nunca me arrepentiré de eso, pero eso no funciona si no la tomas, por favor no vuelvas a hacer algo así, se que eres curiosa, quizás querías investigar pero ya viste el resultado, esto no funciono, no te enfrasques en eso, continua...       Oh cierto, casi lo olvido, felicidades por tus notas, mi niña, sigues siendo la nena más lista y linda de toda la escuela, te amo

A Jinx se le escapó una pequeña sonrisita por lo último, no importa cuánto la sermoneara Silco, al final siempre terminaba consolando la de sus propios regaños o incluso aveces le compraba obsequios tras haberle dado un tremendo sermón, la mimaba mucho y ella en el fondo lo agradecía, aunque por su edad aveces le fastidiaba un poco, pero no podía negar que amaba a su padre.

No eras lo que pensabaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora