Abomination ⤖ Kol Mikaelson -ˋˏ [Español] ˎˊ

𝐗𝐗𝐕

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*̥˚ chapter twenty five: don't leave *̥˚✧

-ˋˏ 'what we have here is irreplaceable. no, i won't trade this for nothing'ˎˊ

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DESPUÉS DE DETERMINAR DÓNDE ESTABAN, Kai y Keziah fueron directamente a una tienda y compraron teléfonos nuevos. Se fueron por caminos separados, Kai para encontrar a su gemelo y completar la fusión y Keziah iba a Nueva Orleans a buscar a Nik.

El viaje desde Portland fue largo y agotador. Tan pronto como pudo, hizo un hechizo localizador para encontrar su ubicación exacta, el Barrio Francés. Parecía una eternidad desde la última vez que lo vio. Echaba de menos a su mejor amigo. ¿Quién sabía cuál sería su reacción al verla de nuevo?

Keziah respiró hondo cuando se encontró con el edificio en el que él residía. Entró y miró el patio. Era espectacular y tan Niklaus Mikaelson.

Se ahogó en un sollozo cuando lo vio de pie con tres extraños. ―¡NIK! ―Gritó llamando su atención. Corrió y saltó a sus brazos.

Él la atrapó fácilmente, sorprendido de que estuviera aquí, y la agarró con fuerza. Se separaron y las lágrimas cayeron por su rostro.

―Rosie, ¿dónde demonios has estado? Hicimos muchos hechizos de localización y no pudimos sentirte. Todos pensamos que estabas muerta.―

―Es una historia muy larga. ―Keziah sonrió entre lágrimas.

―¿Kez? ―Preguntó una voz suave.

Se dio la vuelta para ver a su prima, Davina, de pie, con una amplia sonrisa en su rostro. ―¡Vina! ―Keziah la abrazó con fuerza. Se sintió tan bien poder abrazarla de nuevo después de tantos años separados. Eran uña y carne hasta que el aquelarre echó a Keziah. Las llamadas telefónicas a lo largo de los años, no le hacían justicia.

―Esas brujas tendrán que pasar por mí para llegar a ti. No voy a dejar que te vayas ahora que has vuelto. ―Davina prometió, extendiendo su meñique hacia ella. Keziah sonrió y lo estrechó con el suyo.

―¿Se conocían entre ustedes? ―preguntó Nik.

―Sí, somos primas. Seguro que te dije que todavía tenía familia aquí. ―Afirmó Keziah.

―Maldita sea. ―Nik gimió ya sabiendo los problemas que iban a causar.

De repente, unas manos firmes se apretaron contra las mejillas de Keziah mientras los labios se encontraban con los suyos. Esto no estaba bien. Se apartó y abofeteó al hombre en la cara. Mientras él se estremecía de dolor, ella utilizó la magia que le quedaba para inmovilizarlo en el suelo y cortarle la respiración. Sus manos se agarraron a la garganta mientras jadeaba.