chapter eight: camera and friends.

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capítulo ocho: cámara y amigos
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Por alguna extraña razón, Morgan amaneció con una actitud completamente diferente a la de otros días, por eso mismo, decidió que ese día si iría a la escuela

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Por alguna extraña razón, Morgan amaneció con una actitud completamente diferente a la de otros días, por eso mismo, decidió que ese día si iría a la escuela. Salió de su casa incluso antes de que su hermano despertara, sin reparar en los sollozos de Joyce, quien aseguraba que podía hablar con Will por medio de las luces. Le perturbaba un poco la psicosis por la que estaba pasando su madre, pero estaba completamente segura de que ese sería un buen día.

Al llegar a la escuela, las miradas indiscretas no pudieron ser más evidentes. La gente susurraba a sus espaldas debido a que todos suponían que no la iban a ver por un largo tiempo. Los profesores se mostraron demasiado atentos; cada uno le preguntaba si se encontraba bien y ella respondía con una sonrisa segura que todo estaba en orden. 

Claro que esa actitud positiva consternó a todos, tanto alumnos como profesores. Hace unos días parecía que era un alma en pena y luego llegaba con una sonrisa de oreja a oreja y vestida completamente diferente a lo que estaba acostumbrada. Algo estaba mal, y quienes más lo notaron fueron Hunter y Robin; Morgan los había evitado todo el día, huía cada que se acercaban y apenas y les había dedicado una mirada de reojo.

En el almuerzo, Morgan se sentó en una mesa de la esquina, la única que estaba libre. Sacó una manzana de su mochila y recargó sus codos en la mesa para comenzar a comerla con delicadeza. Cualquiera que la viera diría que parecía que un extraño había usurpado su cuerpo y la hacía actuar como otra.

Recorrió el comedor con la mirada y la desvió cuando sus ojos se encontraron con los de Steve Harrington, quien estaba sentado en la mesa frente a ella y la veía con extrañeza, como si no creyera que fuera la misma Morgan Byers con la que había convivido toda su vida. No estaba con sus amigos, no comía su desayuno de todos los días que consistía en avena con durazno, pero sobre todo, Morgan rara vez sonreía en la escuela, mucho menos si estaba sola.  

─Ya basta.

Dio un pequeño salto del susto cuando una charola de comida fue azotada junto a ella. Elevó su vista y frunció sus labios cuando vio a Hunter y a Robin frente a ella. 

─Hola─sonrió incómoda, y Hunter entrecerró sus ojos como si fuera el acto más extraño del universo.

─¿Hola?─repitió Robin, incrédula porque fuera eso todo lo que iba a decir─. ¿Hola? ¿Por qué nos has ignorado?

─No los estoy ignorando─negó Morgan y le dio una mordida a su manzana con despreocupación.

Los dos amigos juntaron sus miradas antes de sentarse frente a ella. Morgan agachó la mirada a la mesa; no era tonta, sabía que se avecinaba un discurso.

─Si, nos has estado ignorando. Y no solo hay, sino que toda la semana─Robin intentaba que la castaña la viera, pero era imposible, evitaba a toda costa el contacto visual─. Somos tus amigos─quiso tomar su mano en la mesa, pero Morgan la quitó. Ese simple acto generó un malestar en el estomago de la pelirroja─. Puedes hablar con nosotros. 

THE SONG OF LOVE-STEVE HARRINGTONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora