epilogue to act one←

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epílogo del acto uno
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El BMW de Steve se estacionó afuera del hospital de Hawkins

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El BMW de Steve se estacionó afuera del hospital de Hawkins. Joyce les había llamado para anunciarles que por fin habían sacado a Will del otro lado. Morgan hubiera salido de la casa corriendo hasta al hospital de no ser porque el chico se ofreció a llevarlos. Durante el trayecto, Morgan se la pasó moviendo su pierna y apresurando a Harrington para que acelerara.

Sin esperar a los demás, Morgan salió del auto y corrió dentro de las instalaciones. La recepcionista le reconoció de inmediato y le señaló la habitación. Cruzó el pasillo lo más rápido que sus piernas le permitieron y al llegar a la puerta entró sin llamar antes.

Su corazón se detuvo un momento antes de bombear con fuerza. Ahí estaba, su pequeño, el cachito de alma que le faltaba. Will Byers permanecía recostado en la camilla con un tubo respiratorio y conectado al monitor de latidos que le confirmaba que estaba con vida. Sonrió soltando un jadeo. No podía creer que después de una eterna semana por fin estuviera ahí.

Jonathan entró detrás de ella, cerrando la puerta. Los dos fueron hasta su madre y Jonathan se sentó junto a ella, mientras que Morgan tomaba asiento del otro lado de la camilla.

Con mucho cuidado, Morgan agarró la mano de Will. Estaba frío, más de lo que una persona podría soportar; no quería ni imaginar el infierno congelado en el que su hermano había estado durante esos días. Cerró los ojos y depositó un beso sobre su mano, luego dejó su frente pegada a sus manos unidas, esperando a que despertara, cosa que pasó 20 minutos después.

Sintió a Will tratando de quitar su mano. Morgan se enderezó sin soltarla y, al ver como abría los ojos, una sonrisa de genuina felicidad y emoción se formó en su rostro.

─Hey...

─Hola cariño─saludó Joyce, acariciando el cabello de su pequeño e intentando calmar su propia emoción.

─¿Dónde estoy?─fue lo primero que Will preguntó. Todo el cuerpo le dolía y estaba bastante confundido. No recordaba cómo es que habían logrado sacarlo.

─Estás en casa─le respondió Jonathan, agarrándole la otra mano─. Ya estás en casa, a salvo.

─Jonathan...

─Sí, soy yo, amigo─asintió Jonathan, dejando caer las lágrimas de felicidad por su rostro─. Te extrañamos.

Will movió su cabeza a un lado y su mirada se iluminó al ver a su hermana ahí. Morgan sonrió con los labios apretados, reprimiendo tanto el llanto como el nudo que se le había formado en la garganta.

─Mog...─la mencionada asintió, llevando su mano vendada hacia su mejilla y acariciándola con cariño─. ¿Qué te pasó? ¿Estás bien?─arrugó el ceño al sentir la tela en contacto con su piel─. ¿Se lastimaron?─miró cortamente a Jonathan al notar que él también estaba vendado.

THE SONG OF LOVE-STEVE HARRINGTONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora