chapter twelve: the portal.

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capítulo doce: el portal
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─¿Podemos hablar? ─le susurró Morgan en el oído a Robin una vez que se aseguró de que nadie estuviera cerca

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─¿Podemos hablar? ─le susurró Morgan en el oído a Robin una vez que se aseguró de que nadie estuviera cerca.

Hunter y sus padres ya se habían ido del cementerio, sin dejarle tiempo al pobre chico de despedirse de sus amigas. Luego de ellos, se fueron los Sinclair, y así sucesivamente hasta que quedaron solo unas pocas personas.

Robin asintió y bajó a Pam, su hermanita, de sus brazos para seguir a Morgan hacia una lápida a unos metros de donde sus padres estaban. Los mentores de la pelirroja hablaban con Karen Wheeler, así que no los escucharían.

─¿Qué pasa?

─Necesito que me acompañes hoy al bosque─murmuró Morgan, revisando que nadie las estuviera viendo.

─¿Al bosque?─preguntó confundida─. ¿Qué vamos a hacer en el bosque?

Morgan regresó su mirada hacia ella y frunció sus labios, pensando seriamente en si debía decirle. Era su mejor amiga y confiaba en ella, pero era consciente de que lo que le había pasado era ridículamente imposible de creer.

─Si te lo digo, ¿estás dispuesta a abrir tu mente y creerme? ─inquirió alzando sus cejas. Robin soltó una risa nerviosa y se encogió de hombros.

─¿Abrir mi mente? ¿Qué me vas a decir? ¿Qué encontraste a pie grande? ─dijo juguetonamente, tratando de calmar a Morgan, pues parecía bastante nerviosa.

─Algo parecido─dijo por lo bajo. Cerró sus ojos unos segundos y luego soltó un suspiro. Estaba enloqueciendo, en realidad sentía que estaba enloqueciendo.

Robin miró a su amiga, preocupada, y puso su mano en su hombro, haciendo que la chica levantara su vista. Sus ojos estaban algo llorosos y las ojeras debajo de estos eran casi negras.

─Oye... puedes hablar conmigo. No sé qué quieras decirme, pero sabes que voy a creerte.

Morgan se quedó viendo por unos segundos los ojos azules de Robin y eso le proporcionó algo de calma. Asintió levemente, convenciéndose a sí misma de que podía hablar.

Comenzó a relatar lo que había visto en el bosque, todo con lujo de detalle. Robin se mantenía callada y atenta a lo que Morgan le contaba. No obstante, mientras más avanzaba en su historia, más confundida se sentía y su rostro más se fruncía. Trataba de encontrarle un sentido a lo que su amiga le contaba, pero lo perdió por completo cuando le contó cómo el árbol se cerraba mágicamente.

─A ver si entendí─puso sus manos juntas delante de su torso─. Escuchaste a un animal.

─No era un animal─corrigió Morgan, mordiendo las uñas de su mano derecha con nerviosismo.

─Claro. Viste una especie de monstruo gris, o más bien, escuchaste. Luego encontraste restos humanos, pero no llamaste a la policía.

─Había toque de queda─se defendió con un tono de obviedad─. Me iban a multar.

THE SONG OF LOVE-STEVE HARRINGTONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora