chapter eleven: mistake.

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capítulo once: error.
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─No puede ser.

Tanto Morgan como Steve habían perdido la noción del tiempo. Parecía ser que besar a alguien lograba pararlo de alguna manera, o eso era lo que pensaba la joven Byers, pues no se explicaba cómo había sido tan inconsciente para no recordar que aún estaban en el bosque, y peor aún, que Dustin iba con ellos.

En un movimiento rápido, ambos adolescentes se separaron, tratando de simular que no había pasado nada. Fallaron estrepitosamente, puesto que el rostro de Dustin reflejaba la excesiva sorpresa que le había generado el encontrarlos en esa situación.

─No es lo que parece─dijo Morgan enseguida, limpiándose la boca con la manga de su suéter.

Steve, a su lado, parecía aún no reaccionar. Todo resultaba tan irreal para él, que el que los descubrieran no le importaba; estaba demasiado ocupado tratando de recordar cómo se respiraba.

─¿Cómo no va a ser lo que parece? Le estabas metiendo la lengua hasta la garganta─refutó Dustin, señalándolos a ambos con sus manos. Una mueca de desagrado acompañaba su infantil rostro.

El corazón de Morgan aún latía desenfrenado por la euforia del momento y por el hecho de que lo último que quería es que alguien fuera testigo del arrebato inconsciente que la poseyó unos minutos atrás. Si Dustin lo sabía, no tendría que pasar mucho para que Will, Joyce, y peor, Nancy y Jonathan lo supieran.

Dios santo, ¿cómo había sido capaz de olvidar a Nancy y a Jonathan? Ella era su amiga y él su hermano. La culpa comenzó a atacar de nuevo. Debería estarlos buscando, no besando a la persona que más odiaban en esos momentos, la persona que se suponía que ella debía odiar.

─Por favor, no digas nada─miró a Dustin con súplica, bajando de un salto de la cajuela.

Pocas veces Morgan rogaba por algo, pero en esa ocasión lo encontró necesario; la idea de que su hermano se enterara de que acababa de besar─y que le gustó, o más bien, le encantó─al tipo que le hizo la vida insufrible le aterraba.

─Pero, ¿qué no lo odiabas?─cuestionó el menor, ignorando el aparente terror en el rostro de Morgan. Tenía demasiadas dudas─. Hasta donde yo me quedé, ustedes no podían ni verse. Y aun así, ¿por qué besarías a alguien y no quieres que nadie se entere?

─Tú solo mantén la boca cerrada, ¿sí?─Morgan se agachó un poco y lo tomó de las mejillas, haciendo presión en ellas hasta que la boca del chico parecía de pescado.

Dustin se quedó embelesado por unos segundos; secretamente había estado infantilmente enamorado de ella desde que comenzaron a gustarle las mujeres. Aunque, bueno, en realidad también le gustaba Nancy y la mayoría de las niñas de su escuela, así que no era nada especial. Pero Byers le resultaba hermosa, así que no culpaba a Steve por fijarse en ella, solamente le resultaba demasiado bizarro.

THE SONG OF LOVE-STEVE HARRINGTONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora