chapter two: weights on shoulders

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capítulo dos: peso sobre los hombros
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─¿Dónde estabas?

Morgan, quien apenas y podía con su existencia, se giró lentamente hacia su madre. Se maldijo internamente, pues había olvidado que los sábados trabajaba en la tarde. Tenía dolor de cabeza, hambre y lo único que quería era desayunar sin tener que pasar un cuestionario.

Sin más remedio, caminó por el pasillo hacia la cocina y se sentó al lado de Will para robarle de su plato una salchicha.

─Me quedé a dormir con Robin─respondió con la boca llena, ignorando deliberadamente la mirada de odio de su hermano.

Joyce se levantó de la mesa para servirle desayuno. No lo había emplatado al no saber si llegaría.

─Robin vino a buscarte─dijo Will, partiendo con el tenedor sus panqueques. Una sonrisa diminuta se asomó por sus labios cuando Morgan casi se atragantó con la salchicha robada.

─Es que...─tenía dos opciones: mentir o decirles la verdad por fin, y claramente iba a elegir la primera─. Me fui temprano de su casa. Quería dar una vuelta por el pueblo.

─No tienes que mentirme, Mog─dijo Joyce con dulzura─. Eddie se ve como un buen muchacho, pero me gustaría saber con quién se queda mi hija. Ya sabes, por seguridad─dejó el plato de comida frente a ella y retomó su lugar en la mesa.

Morgan tuvo que reprimir una risa desde lo más profundo de su ser y formó la sonrisa más falsa de su vida. Era obvio que su madre iba a pensar que salía con Eddie, sonaba como algo que hubiera pasado si Steve no hubiera estado en su casa aquella noche.

─Sí, perdón─podría haberlo negado, pero prefería que su madre pensara que se quedaba con Eddie a dormir a que supiera que pasaba las noches en casa de los Harrington.

─Podrías invitarlo a cenar un día de estos─sugirió, y Morgan se sintió internamente culpable de estarle mintiendo, pues podía ver la ilusión en sus ojos.

─Claro─dijo, nuevamente forzándose a mostrarse tranquila. Se apresuró a llenar su boca con los panqueques para evitar decir algo más─. Mmm, te quedaron deliciosos.

El tema no se volvió a tocar, cosa que tranquilizó a Morgan. Lo que ella no notó fue la mirada inquisitoria con la que Will la miró durante el desayuno; él sabía que estaba mintiendo, conocía lo suficiente a su hermana como para saberlo, solo no entendía por qué lo hacía. 

 

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THE SONG OF LOVE-STEVE HARRINGTONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora