chapter ten: moonlight

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capítulo diez: luz de luna.
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Era una pesadilla. Ese era el único consuelo que Morgan podía darse a sí misma. No había pasado ni siquiera un año antes de que los malditos demogorgons regresaran. Aunque, si era completamente honesta, algo dentro de ella le decía que no había acabado, que las cosas no estaban completamente en orden. Los últimos meses se sintieron como la calma antes de la tormenta, a excepción de los episodios de Will los cuales supuestamente eran solo el estrés postraumático.

Todo mentira.

Estaba segura de que Owens y su supuesto séquito de científicos buena onda eran pura fachada. Ellos eran los responsables de que esas cosas estuvieran de nuevo en la calle, y solo Dustin Henderson era lo suficientemente inconsciente como para mantener cautivo a uno.

Por eso estaba tan enojada, tanto que el tema de las estúpidas flores y Harrington había pasado a último plano. Debía de estar con su familia, no en un auto con música de Queen que se dirigía al bosque, lugar donde todos sus problemas iniciaron anteriormente.

─Morgan─Steve la llamó, siendo ignorado, puesto que la castaña veía perdidamente a la ventana, con un cigarrillo ya casi terminado en sus manos─. Morgan, deja de mover tu pierna, me estresas─puso su mano en su muslo para detener el movimiento, lo que funcionó parcialmente, ya que salió de su trance solo para quitar su mano en un movimiento brusco.

─No me toques─dijo, viéndole amargamente. Tal vez si seguía un poco molesta.

Steve retiró su mano lentamente y la regresó al volante. Un ápice de dolor se vio reflejado en sus ojos, pero Morgan no pudo verlo, debido a que regresó su vista al camino.

Unos segundos después, Harrington se dirigió a Dustin, tragándose el nudo en su garganta─. ¿De qué tamaño dices que era?

Dustin se asomó por entre los asientos.

─Primero era de este tamaño─mostró una distancia de unos 8 centímetros con sus dedos─. Y ahora es del tamaño de un conejo.

Steve soltó un bufido─. Te lo juro, amigo, debe de ser un pequeño reptil.

─¡No es un reptil!

─¿Cómo lo sabes?─cuestionó Morgan, volteando ligeramente hacia él e ignorando la mirada atenta del conductor. Genuinamente esperaba que no fuera más que una extraña lagartija importada de algún país exótico.

─¿Qué cómo sé que no es un reptil?─repitió Dustin, bastante molesto de que no le creyeran. Ese era su problema con los mayores, nunca creían en nada.

─Sí, ¿cómo estás seguro de que no es un simple reptil?─repitió Harrington en exasperación. Tal como Morgan, deseaba que Henderson estuviera equivocado y pudieran regresar a casa para hacer lo que tenía planeado hacer desde el inicio: aclarar las cosas con Morgan y que dejara de ignorarlo.

THE SONG OF LOVE-STEVE HARRINGTONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora