2
LEI
En cuanto doble la esquina, lo había visto parado junto a la puerta. Así que me detuve a su lado, con la esperanza de que me recordará.
—Buenos días, queridísima Lei— saludo Matt.
No pude evitar sonreír al oírlo.
—¿Queridísima? Pero ayer apenas fui digna de tu nombre.
—Soy una persona de gran corazón, y tú ya tienes lugar en él—aseguró, poniéndose una mano sobre el pecho.
—Vaya, y yo creí que era rara por preguntarte si eres británico— dije, divertida.
—Fingiré que no me has llamado raro— respondió, mientras caminaba al interior y yo lo seguía apresuradamente— ¿Lista?
Casi me estrelle con su hombro cuando se giró con una sonrisa.
—¿Lista? ¿Para qué?— Lo miré, confusa.
—Para correr, obviamente.
¿Íbamos a correr juntos? Pero si apenas me había conocido ayer.
—¿Vamos a correr juntos?—exteriorice.
—Bueno, no te tomaré de la mano— Se lo pensó mejor, sonrió e hizo ademán de acercarse— Pero, si es lo que quieres ...
No suena taaan mal ¿eh?
—No, gracias. Creo que sería imposible— contesté sin tomar la mano que me ofrecía.
¿De dónde había salido tanta confianza? Igual y era su manera de ser.
Y creo que me gustaba...
Agradaba. Creo que me agradaba.
—¿Entonces si es lo que quieres?
—¿Qué?... No—exclamé, con una risita nerviosa— Podemos correr juntos... sin tomarnos de la mano.
—Vale— comenzó a estirar sus brazos y yo lo imité.
—¿Qué te hace pensar que podré seguirte el ritmo?— cuestione, cambiando de brazo.
No quería darle tanta importancia, ni tampoco decepcionarlo con mi condición física. Igual y solo lo atrasaba. Aunque él lo había propuesto ¿no?
—Me preocupa más que yo no pueda seguir el tuyo— Sonrió— Te he visto correr.
«Yo igual» quería decirle, pero algo me decía que no por las misma razones.
De pronto, quería saber si al correr lucía bien y no como un inflable bailarín.
—¿Ahora quién observa a quien?— lo miré con los ojos entrecerrados.
Él sacudió la cabeza haciendo que su cabello cayera sobre su frente.
—Yo te veía porque nos cruzábamos, pero tú...—acusó— Me observabas por que me encuentras fascinante.
—Fascinante— repetí, fingiendo detenerme a pensarlo— Mmm no, para nada.
—Oye, no te juzgo— Alzó las manos inocentemente— No es que pueda culparte.
Me reí abiertamente.
Hasta que noté su mirada fija en mí, otra vez esa mirada que no sabía cómo interpretar.
Cuando se dio cuenta que yo también lo miraba espabiló y me dedicó una sonrisa de lado.
Continuamos estirando en silencio y luego comenzamos a trotar. Me quedé detrás de él. Matt volteó para mirarme con una ceja enarcada.
¡Ups! Eso era raro.
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Nuestras Flores Amarillas [✓]
Romance¿Cómo un desconocido deja de serlo? ¿Enamorándose? Ir a la universidad es toda una aventura, para Lei eso significaría mudarse al otro lado del estado y dejar a su familia. Cambiar de su silenciosa habitación a una casa que parece ignorar aquel té...