Capítulo 25

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A ver, capítulo nuevo pero creo que este es el que han estado esperando. 

Asi que mejor los dejo leer.

Disfruten ♡♡♡

25

LEI

Había sido una semana muy tranquila y estresante a la vez. En ese momento estaba terminando la sesión con Steven y Sandra, mis pequeños estudiantes de inglés.

Se me habían acumulado un par de proyectos y un par de ganas de llorar.

Apagué la laptop y di un par de vueltas en la silla antes de salir de mi habitación para ir en busca de alguna golosina que evitará empezar una fase de deshidratación ocular.

Sabía que estaba en ese punto emocional, porque se acercaba la época del mes y lo único que me podía distraer era el consumo nada moderado de chocolate.

Bajaba las escaleras como si cada escalón me quitara diez años de vida. No me había molestado en arreglarme para mis clases, estaba enfundada en unos pantalones de chándal calientitos con el pelo enmarañado en un moño alto.

Arrastraba lastimosamente mis pantuflas, amarillo chillón, por el piso del salón, cuando unos dedos dando unos golpecitos en mi cadera me hicieron alzar la mirada.

Era Matt con una sonrisa juguetona, estaba sentado en nuestro sillón.

De golpe me habían sido devueltos todos los años que había perdido en las escaleras.

Sin pensarlo me gire para sentarme en sus piernas y me acurruque en su regazo, enterrando mi cara en su cuello y haciendo bolita mis piernas. Él me rodeó enseguida y me acomodo acercándome más a él.

—También me alegro de verte, mi pequeño girasol— me dijo con voz suave, cerca de mi oído.

Alcé la barbilla para encontrarme con sus ojos, y le sonreí.

Acurrucarme en su regazo había surgido como una idea tan natural, pero ahora que estaba apretujada entre sus brazos mi corazón estaba por sufrir de taquicardia por la cercanía. El ruido que éste hacía al bombear sangre a toda velocidad debía ser audible hasta una cuadra de distancia. Imposible que Matt no lo notará.

A pesar de que no podía oír sus latidos, estaba lo suficientemente cerca a su cuello para oír su pulso tranquilo.

Tranquilidad.

Justo lo que necesitaba, estando yo con el pulso enfebrecido.

—¿Cómo estuvo tu clase? —preguntó, plantando cortos besos en mi frente— Pensaba subir pero no quería interrumpir.

¿Cómo era posible que siguiera despierta recibiendo todo ese contacto? Porque esto parecía un sueño.

Igual al bajar las escaleras tropecé y estaba inconsciente en el suelo.

No podía ni procesar lo que me había preguntado, solo pensar en sus labios plantando suaves y dulces besos en mí. Estaba segura de que sí veía esto desde otro punto de vista pensaría que se trataba de una pareja con años de relación.

—Tu nunca interrumpes— sonreí.

Un sonoro carraspeo, me hizo salir del pequeño ensimismamiento en el que lo único que existía éramos Matt y yo.

—Pero al parecer hay personas que siempre interrumpen—alcé la voz para que ellos pudieran escucharme. Aunque claramente podían escuchar todo sin que yo hablará más fuerte.

Nuestras Flores Amarillas [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora