¡Eyy! Capítulo nuevo.
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LEI
—¿Me van a extrañar? — pregunté, mientras bajaba las escaleras con la maleta deportiva rebotando sobre mi rodilla.
No recibí respuesta. Podía ver el televisor desde el pie de la escalera, donde se veía un videojuego de peleas.
Entré al salón carraspeando, inaudible por el sonido de los botones y palancas movidos a toda velocidad. Volví a carraspear inútilmente. Como no quería que mi garganta terminará desgarrada, dejé la mochila en el piso y me dirigí a la cocina.
Escuché las voces de Jess y Sam, que abrían unas cuantas bolsas de papitas y las ponían en un recipiente.
Jess masticó una papita y me paso la bolsa. Vi en el interior, y se la regresé.
—Al menos ustedes si notan mi presencia— dije, tomando otra bolsa diferente de papitas y recargándome en la encimera.
—¿Escuchaste eso?— Se detuvo Samuel —No, creo que han sido todos en el salón, Jess.
Rodamos los ojos al mismo tiempo.
—Que tus chistes sean de ancianos, solo me dan más ganas de llorar —dije, llevándome un puñado de papitas a la boca.
—No hables de llorar, que me dan ganas a mí también— respondió Jess, acercándose para rodearme en un abrazo — ¿Hace cuánto que no nos separamos por tanto tiempo?
Lo pensé, y no pude recordar ni una sola vez que pasara más de dos días sin verla. En esa perspectiva sonaba un poco perturbador.
—Somos como mellizas. — La apretujé devolviéndole el abrazo — Claro que sí las mellizas no se parecieran en absolutamente nada.
—Hay un poco de parecido en la altura— dijo Sam señalándonos con un tenedor.
Jess y yo reímos.
Yo era un poco más alta que ella, no éramos polos opuestos, porque teníamos rasgos similares, pero al tener una combinación tan parecida era sorprendente que no podríamos ser más diferentes. Lo más evidente era el lacio de mi cabello y lo extremadamente rizado del suyo, las diferencias en el color de piel y ojos.
Y sumando la parte de que mi complexión era delgada y fuerte, a comparación de ella que se describía como una persona rellenita de amor, la verdad era que tenía unas curvas increíbles de las que yo carecía.
Terminaron con su combinación de miles de papas diferentes, y nos dirigimos al salón donde encontramos a Lynn y a Matt haciendo un bailecito bastante ridículo mientras chocaban sus palmas, y a Jason que los miraba enfurruñado desde el otro sillón con el mando en el lugar libre. Moví el mando y me senté a su lado.
—¿Quieres?— Le ofrecí una bolsa de papitas que él tomó murmurando un agradecimiento — ¿Tan buenos son o tan malo eres?
—No soy malo— respondió llenándose la boca de papas.
—¿Acaso acabo de escucharte decir lo buena que soy?— dijo Lynn.
—Somos— corrigió Matt.
—Ni eres ni son.— Jason reprocho haciendo un puchero— Solo ganaron porque ustedes no tenían a la consola intentando razonar tan rápido como una persona verdadera.
Ellos rieron por lo bajo.
Unos minutos después Jason y yo terminamos en el mismo equipo enfrentándonos a Matt y Lynn que eran verdaderamente buenos, pero ya había alardeado frente ellos y no me tragaría mis palabras.
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Nuestras Flores Amarillas [✓]
Romance¿Cómo un desconocido deja de serlo? ¿Enamorándose? Ir a la universidad es toda una aventura, para Lei eso significaría mudarse al otro lado del estado y dejar a su familia. Cambiar de su silenciosa habitación a una casa que parece ignorar aquel té...