Capítulo 19

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Maratón 2/2

19

LEI

Solo era visible una fina línea de luz que se colaba entre las cortinas a medio cerrar.

Escuché a Matt moverse a la derecha y el sonido de un interruptor que dio vida a una lámpara a lado de su cama.

Su habitación no era como la había imaginado, en la parte de ser impecable y la alfombra había acertado, pero solo en eso.

Su cama era de tamaño matrimonial con sábanas azul marino y unas cuantas almohadas cuidadosamente apiladas. De hecho todo la habitación estaba sumamente ordenado, a excepción de unos cuantos libros abiertos en la mesita de noche.

Las paredes estaban tapizadas por un color índigo a juego con la cama y la gigantesca alfombra en una tonalidad un poco más oscura tal y como había pensado.

Matt se acercó a la pared del centro a un lado de la cama donde había una cinta que jalo para correr las cortinas dejando así pasar los rayos de sol matutinos.

Su cuarto estaba acomodado en una posición similar al mío, a diferencia que el suyo era más amplio a los lados. En la pared de la derecha estaba la cama, en la central la ventana que ahora que estaba abierta se veía lo considerablemente grande que era. En la pared izquierda había un escritorio de madera y una silla giratoria, en el escritorio estaba su portátil, algunos papeles para notas y un lapicero con algunas plumas en el. 

Todo estaba tan correctamente colocado, que comenzaba a creer que estar en casa con todo aquel desastre debía resultar una tortura para él.

Continué paseando lentamente por cada rincón de su habitación como si fuera a dictar un veredicto al terminar mi examinación a detalle.

Al lado de la ventana había una estantería llena de libros y algunas figurillas de los lugares a donde había viajado, detrás se alcanzaban a ver las puntas de algunos trofeos, me dio curiosidad que los hubiera ocultado de aquella forma. No quería incomodarlo preguntando exactamente por lo que había colocado para que no fuera visible, tal vez le avergonzaba estar tan unido a ellos, pero no quería deshacerse de ellos. 

Me acerqué y fingí tomar una partícula de polvo con la punta del dedo.

Quizás la habitación no era exactamente como la había imaginado, pero sí era la viva imagen de un lugar que perteneciera completamente al chico medio britanico que se encontraba a mi lado, expectante.

—¿Qué te parece?.

—Es... muy tú— respondí regresando mi mirada a él.

—¿Cómo la habías imaginado?

—En algunas cosas. Es que me sorprendió que...

—¿Qué se ve tan minimalista?

—No, no es eso— Era cierto que era algo simple y con nada más que lo esencial a primera vista, pero algo lo hacía... perfecto. Mucho mejor de lo que me había imaginado, era como estar en su lugar privado al que había dejado adentrarme.

Por dios, Lei, solo es su habitación, no la entrada a su corazón.

—Me encanta verte en tu hábitat natural—Sonreí, para luego darme cuenta. —¡Oh,no! Eso se escuchó horrible.— Matt comenzó a reírse a mi costa.—Lo que quería decir es que, ver todas tus cosas me sorprendió porque encajan justo contigo y toda tu personalidad. Lo había imaginado diferente, pero es la misma atmósfera que esperaba. Es tan... tú, ¿Sabes?

Nuestras Flores Amarillas [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora