Capítulo 34

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¡Ey!

He regresado con un nuevo capítulo. He desaparecido una semana para calcular las fechas y capítulos, también he tenido algunos problemas para promocionar la historia y que alcance más público ¿Tienen algunas ideas para esta pobre chica con el cerebro seco?

En fin, se supone que hoy es un maratón, pero no sé de cuántos capítulos y no voy a prometer algo que no voy a cumplir, entonces...

Maratón 1/?

P.D. Comenten y voten, les juro que sus comentarios son lo único que me sigue motivando a escribir porque es como si por fin pudiera hablar con alguien más de la historia♡♡♡

34

LEI

Matt me dio su mano y yo la tomé alegremente.

En los auriculares sonaba una canción rápida y romántica, y yo no dejaba de mover la cabeza y nuestras manos al ritmo, con Matt dejándose llevar a mi lado.

No estábamos bailando, solo... nos balanceamos alegremente mientras continuábamos caminando.

Matt alzó su brazo y me hizo girar.

De pronto, ya no estábamos sobre un camino de piedra, ni rodeados de flores amarillas, no usaba unos leggings cortos ni un top; estábamos en un gran salón, en tonalidades amarillas que eran emanadas de velas, y yo con un largo vestido que se ampliaba cuando giraba.

Nuestros pies se movían con coordinación bajo la lustrosa pista de baile, nuestros latidos bajo el compás de los violines y nuestras sonrisas ocasionadas por los iris que nos miraban.

Nos balanceamos durante toda la canción y terminó con un beso digno de película.

Estaba segura de que nos hubiéramos quedado en el nuevo lugar seguro que habíamos descubierto, de no ser porque la siguiente canción que sonó fue Hot Girl Boomer de Blackbear.

Matt me besó y me hizo girar una última vez antes de que bajáramos el camino.

—¿Tienes algo que hacer?— preguntó, besando los nudillos de mi mano.

—Mmm... no. No creo que no—respondí— ¿Por qué?

—¿Quieres acompañarme por...— Matt se pegó a mí, sujetándome por la cintura para dejar el paso a una chica— ...unos...?

La chica, que en realidad era una mujer de unos veinticinco años aproximadamente y que parecía necesitar un tanque de oxígeno urgentemente, nos miraba con una sonrisa.

Era algo perturbador si tomábamos en cuenta que su cara estaba roja sangre y su cabello desordenado.

—¿La conoces?— le pregunté a Matt lo más disimuladamente que podía, a la vez que intentaba sonreírle de vuelta para que viera que éramos amables y no nos asesinará.

—No, ¿y tú?—Él también intentaba sonreírle, con todos los dientes, resultaba casi tan extraño como la mujer.

Negué y reí, mientras de reojo checaba si había alguien detrás de nosotros.

—Buenos días— le dije cuando pasamos por su lado.

Matt tenía la misma intención que yo, de pasar de largo sin detenernos. Sin embargo, ella alzó su mano para detenernos.

—Esperen— Y lo hicimos. ¿Qué más podríamos hacer?— ¿Saben? Esto va a sonar a lo más raro que seguramente han escuchado, pero quería decirles.

Nuestras Flores Amarillas [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora