Alyssa.

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Es día de llevar a la bestia al veterinario, y no hablo de Violeta, ni de Alegría, no, hablo de Lulú.

Por suerte para mi, dos de los engendros que tengo por sobrinos quedaron en clases de música e idiomas.

A ver si adivinan a cual clase fue cada uno, vamos, son Blue y Henry, no es tan difícil.

Pero para mi mala suerte, los más revoltosos son los que se antojaron de acompañarme al veterinario con Lulú.

Cómo si andar con una gran golden no fuera lo suficientemente complejo.

Fuera de que parece que la que muerde es Alegría y no Lulú.

- Entrare con Bastian esta vez - Les aviso e inmediatamente ellas empiezan a quejarse - Violeta basta, tú entraste la última vez y tú - digo señalando a Alegría - Entraste la vez pasada a esa y provocaste un desastre en el consultorio, así que no entrarás hoy.

- Pero el doctor dijo que esperaba verme la próxima vez que viniera - se quejo Alegría.

- El doctor dijo que esperaba estar jubilado la próxima vez que vinieras para no tener que lidiar contigo, ¿Recuerdas lo que hiciste? - le pregunto y ella solo sonríe - Si, casi lo matas de un infarto.

Claro que ella no tiene la capacidad de controlar su curiosidad, al pobre doctor tuvieron que darle un calmante porque Alegría había escrito con tinta permanente en el pedazo de piel rapada de un gato sedado, y luego en el piso... y en las paredes... y en la bata del doctor, todo mientras cantaba el elefante en la tela de la araña.

- No es justo Alyssa, deberíamos entrar todos...

- Es cierto lo que dicen de que las mascotas se parecen a sus dueños - dijo un chico acercándose a nosotros y estirando la mano para acariciar a Lulú - Es igual de hermosa que tú.

Violeta rodó los ojos, Bastian hizo el sonido de vomito y Alegría lo miró feo.

- Estoy segura de que eso te consiguió unos cuantos números de teléfono.

- Con un poco de suerte me conseguirá el tuyo - me respondió viéndome, yo levante una ceja y cuando iba a responder, Alegría me interrumpió.

- Mi mama no necesita tu número - dijo campante cruzándose de brazos.

Yo la miré escandalizada.

- Oh... eres mamá - dijo él volviendo a bajar la mirada hacia Lulú.

-Yo no...

- Si, y a mi papá no le gustaría saber qué quieres darte besos con mi mamá.

- ¡Alegría por dios, cállate! - le dije un poco alto - No soy su mamá, ella no es mi hija, soy su...

- ¿Vas a negarme de nuevo? - preguntó con sus ojos cristalizándose.

- Voy a decirle a Elena que la estás negando - la amenace y entonces cerró la boca.

Justo a tiempo.

- Señorita Becker, le toca, pase por favor - pidió la chica de la recepción sonriendo mientras miraba al chico de ojos verdes.

- Quédate aquí, ni se te ocurra perder de vista a Alegría - le digo a Violeta y ella solo asiente con los ojos en el celular, jugando - Camina Bastian José.

Joder, realmente parezco su madre.

- Buenos días Señorita Becker - saluda el doctor sonriéndome y dando una mirada discreta detrás de mi - Es un placer tener a esta gran niña por aquí de nuevo.

Si, a Lulú le gusta venir al veterinario.

- Usted realmente le cae bien - le digo soltándole la correa - Bueno le hicimos caso y la emparejamos con otro golden.

- Eso esta bien, hay perras que se enferman si no tienen al menos una camada de cachorros, no es algo comprobado pero es mejor prevenir - n tomó unas cuantas cosas y lo seguimos a otro pequeño cuarto - De todas maneras es bueno saber que habrán cachorros tan lindos con ella, vamos allá.

Lulú nos siguió empezando a mover la cola, la subimos a la mesa y el doctor empezó a hacer sus cosas de veterinario.

Bastian solo miraba todo con curiosidad.

- Oh vaya, parece que tendremos cachorros - dijo con voz baja y una sonrisa.

- Pero yo no veo bebés - dijo Bastian con el ceño fruncido.

- Están ahí, mira...

Pero entonces escuchamos gritos, ladridos, maullidos y sonidos de aves al fondo.

Salimos todos corriendo, incluso Lulú se bajó de la mesa y quise pegar el grito en el cielo cuando un pajarito pasó volando muy rápido a mi lado.

- ¡Si! ¡Vuela, sean libres todos! - gritaba Alegría encima del mostrador evitando las manos de la chica que intentaba bajarla - ¡Violeta faltó una!

Habían abierto todas las jaulas.

Cada.Maldita.Jaula.

Habían perros ladrando y corriendo por todo el lugar persiguiendo a gatos que brincaban de un lado a otro, pajaritos volando y gritando e incluso hablando y riéndose.

- ¡Sean libres todos! ¡Esto es una rebelión en contra de la dictadura de las jaulas! - gritaba con las manos elevadas.

- ¡¿Pero que demonios está pasando en mi negocio?! ¡Bajen a esa niña de ahí!

- ¿Hola, si? - habló alguien - ¡Los animales se han vuelto locos!

Había un líquido en el piso que seguramente era pipí y hacía que varios animales se resbalaran.

Yo ni siquiera sabía que Alegría conocía esas palabras.

- ¡Doctor! - grito ella con entusiasmo, señalándolo - ¡Todavía tiene la bata! ¡Si le gustó!

- ¡Alegría bájate!

Violeta tomaba fotos y Alegría saltaba como un conejo.

- ¡Cabeza loca! - gritaba un pájaro volando de un lado al otro - ¡Cabeza hueca!

- ¿Hay alguna Alyssa aquí? - preguntó la mujer que estaba al teléfono, la pobre no sabía si llorar o reír.

- Yo me llamo Alyssa, ¡Lulú, no! - grité cuando sentí el tirón en la correa y luego la vi corriendo hacia el estante de juguetes.

Resbaló antes de llegar al montón de juguetes y justo otro perro chocó con ella y cayeron los dos.

La chica me tendió el teléfono y se alejó a tratar de atrapar a los animales.

- ¿Hola?

- Tu capacidad para meterte en problemas es increíble, chica de los niños.

Entonces sonreí sin dejar de ver el desastre que era el lugar.

- Tú capacidad para encontrarme siempre y terminar en medio hablando conmigo si que es increíble.

- Es uno de mis más increíbles talentos, si - respondió y le di la correa de Lulú a Bastian - Estoy seguro de que tienes el paso prohibido a ciertos lugares - dijo riendo.

- Mis mejores logros, sin duda, es bueno saber que te divierte, ¿dime cómo siempre eres tú el que responde cuando se trata de mis desastres familiares?

- Tienes un radar muy interesante - responde riendo.

- Eso suena a acosador.

- Ya quisieras tener un acosador tan increíble - dijo risueño - ¿Que fue esta vez?

- Alegría empezó una rebelión y abrió todas las jaulas del veterinario - le dije.

- Otro día en la vida de la chica de los niños, voy a enviar a alguien, me lo agradeces luego - reí un poco.

- Mi héroe - le dije en un suspiro exagerado.

Entonces un gato salto y derrumbó una estantería completa.

- Es momento de irnos - avise, pálida - Nos vamos ya, hasta luego chico del 911, siempre es un placer alegrarte el día - dije y colgué, girándome al doctor - Disculpe las molestias doctor Morgan, nos vamos yendo.

911, ¿Cuál es su emergencia?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora