911, ¿Cuál es su emergencia?

Caleb.

Cualquiera pensaría que trabajar en el servicio de emergencias era aburrido, pero no creerían la cantidad de accidentes que pasan a diario.

Y luego de seis años trabajando, llegue a la conclusión de que cualquier razón es válida para llamar al 911.

- 911 ¿Cuál es su emergencia?

- Estoy... el... no se mueve... el ascensor no...

- Muy bien señora, le pido que respire y sea un poco más clara, ¿Esta encerrada en un ascensor?

- Creo que va a bajar mi periodo, ay dios.

- ¡No! El periodo no, por Dios no de nuevo en el ascensor - se escuchó de fondo la voz de un hombre - Hola... ¿Hola?

- ¿El ascensor tiene electricidad? - pregunté.

- ¡Esto es tu culpa! - se escuchó un grito - Vayamos a cenar ¡Idiota! Ahora estamos encerrados porque no puedes dejar de pensar con el pene.

- ¡Tú empezaste! Lis bisis qiitin lis diliris ¡yo estaba tratando de ser un caballero!

Si, cualquier razón es buena llamar al 911, sobre todo si te quedaste encerrado en un ascensor por estar teniendo una sesión de sexo con otra persona.

- Necesito que ambos respiren y me escuchen, queremos evitar un ataque de pánico, en el lado dere...

- Bajo mi periodo - se escuchó en un susurro y luego una maldición - Acaba de bajarme mi periodo.

- Ay dios, tú... tú pierna tiene.... la sangre está en tu pierna - se le escuchaba la voz agitada - Creo que voy a desmayarme.

- ¡No! Nadie va a desmayarse, escuchen señores cada ascensor tiene un botón que hace que se detenga, tiene una luz roja, ¿Hola? ¿Siguen ahí?

Jamás en mi vida había tenido que lidiar con el periodo de una mujer en un ascensor, empecé a impacientarme.

- John, si te desmayas voy a hacer que despiertes, y voy al golpearte tan fuerte que volverás a desmayarte.

Alguien iba a morir en ese ascensor.

- Señora, ¿Cual es su nombre? - esperaba que me respondiera.

- No soy una señora - gruñó - Me llamo Valerie.

- Bien Valerie, escucha, en el panel de controles del ascensor, hay un botón que tiene una luz roja, al final - espere.

- Quítate zopenco, estas como una jeva metido en el medio - se escuchó un culpe y una queja - Ya lo encontré, John cuando salgamos de aquí verás lo que es tener dolores menstruales.

Joder, que tengo taquicardia, pobre John.

- Púlsalo y el ascensor volverá a andar - le indique esperando su afirmación.

- Dame tus pantalones John - fruncí el ceño.

¿Para que quería sus pantalones?

- ¿Qué?

- ¡Que no saldré del ascensor mientras siga bajándome el periodo! - gritó ella.

- ¿Y crees que yo saldré en ropa interior?

Definitivamente alguien iba a morir en aquel ascensor, una escena de lo más encantadora.

- El oxígeno en los ascensores suele disminuir luego de un tiempo - empecé a explicar - Y la temperatura empieza a subir si el espacio es reducido, deben salir de ahí.

- Bien Mandingo, ya lo escuchaste, dame tus pantalones o nos quedaremos aquí, John la sangre no dejará de bajar.

- ¡No te daré mis pantalones!

- Voy a mancharte la cara

- John dale los pantalones por el amor de Dios - le pedí.

- ¡No voy a darle mis pantalones!

- Nos quedamos aquí entonces, la sangre va a seguir bajando, será asqueroso y manchará tus zapatos porque va a esparcirse por el suelo.

Que imagen tan perturbante, necesitaba salir de esta línea, joder.

- ¡John dale lo malditos pantalones!

Veinte minutos después, John se quitó los pantalones para descubrir que tenía calzoncillos de supermán, lamentando que eran sus pantalones favoritos, se los dio a su novia y ambos salieron del ascensor.