Alyssa.

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Pero no hubo beso, no.

Lo que si hubo fue un celular sonando, mejillas sonrojadas, un par de maldiciones y mis nervios a flor de piel.

Sentí el hormigueo de los nervios subiendo por mi cuerpo y tensándolo porque no iba a detenerlo de besarme, quería que lo hiciera.

Y es que Caleb es apuesto, no es un adonis pero tiene un atractivo tan sutil que resulta perfecto, su sonrisa floja y ligera, la manera que tiene de ver a las personas cuando hablan, su ceño siempre va relajado y parece bajar la guardia cuando estamos juntos.

Me mira a los ojos cuando le hablo y me presta atención, cómo cuando eres niño y algo te genera curiosidad, sonríe de lado cuando le cuento alguna anécdota y pagaría por saber lo qué pasa por su mente, aunque no tiene rodeos para decirlo en voz alta.

Iba a besarme y me gustase o no yo le iba a devolver el beso porque lo cierto es que me gusta, todo sea dicho.

-... Estoy ocupado ahora Sofía... ¿No puede ser en otro momento?... Si... No... - lo escucho hablar mientras siento su mirada sobre mi y trato de apaciguar el calor en mis mejillas - Entonces no iré... Joder contigo y Marian, esta bien pero no prometo nada.

Dice otros cuantos monosílabos y luego corta, entonces me mira y sus hombros bajan relajándose.

- ¿Te he contado que tengo dos hermanas que molestan como mil demonios de Tasmania? - me pregunta con tono cansino y entonces sonrío.

- No debe ser tan malo - susurro sonriendo - Créeme, no debe ser tan malo.

Entonces el sonríe y acabamos nuestras bebidas, pagamos por ella y luego salimos del lugar en silencio y uno al lado del otro.

Es el silencio de "el chico que me gusta iba a besarme pero no pudo" ¿Saben a lo que me refiero? No es un silencio incómodo, pero tampoco es sutil.

- Háblame de ti - le pido cuando llegamos al parque y nos sentamos juntos.

- ¿Que quieres saber? - pregunta volteando a mirarme.

- Lo más interesante para saber a qué atenerme - digo y el sonríe.

- Tengo dos hermanas, una mayor y una menor por lo que yo soy el del medio, nos llevamos dos años cada uno - frunce el ceño mirando el cielo en la tarde - Mi padre murió de un infarto cuando tenía catorce y mamá, diez años después, tiene un nuevo novio, es bastante bueno, la quiere así que todo en orden.

- ¿Como eras de niño?

- De niño era el blanco de bromas de mis hermanas, tomaba venganza obviamente pero no eran divertidos los castigos - dice y entonces baja la cabeza sonriendo, lo que me parece tierno - Cuando tienes doce años lo último que quieres es tener que limpiar el patio de tu casa cuando los árboles están perdiendo todas las hojas y a tu perro le encanta brincar en ellas.

- Lo hacia a propósito - digo fastidiándolo.

- Probablemente - responde en un susurro tomando mi mano - Ellas saben que he estado saliendo con alguien...

- ¿Tus hermanas?

- Mi madre también - responde cerrando los ojos, aprieta un poco mi mano y sigue hablando: - ¿Aceptarías una tercera cita?

- Si no me gusta te la devolveré - digo haciéndolo reír.

- Aun me debes eso.

Nos marchamos cuando cuando la tarde empieza a dar paso a la noche y jamás me he sentido tan en calma hablando de manera tan pacifica con alguien.

No es pesado, no es tenso, no es incómodo, no es nada más que relajante cuando todo entre dos personas sale así de fácil, hacemos el resto del camino en silencio y tomados de la mano, siento su caricias en el dorso de mi mano y no quiero que pare nunca, pero para mi mala suerte, llegamos a la puerta del edificio.

- ¿Donde será la tercera cita? - le preguntó mirándolo.

El frunce el ceño y aprieta sus labios en una línea.

Está pensándolo.

- Ya te lo dire, no te emociones demasiado.

- ¿No me ves? Estoy temblando de emoción - digo burlándome de él.

Se acerca un poco más sin llegar a tocarme y baja un poco la cabeza.

- Me parece que me debes algo.

- ¿Yo a ti o tú a mi? - respondo en un susurro.

- Ambas.

Pero decidí jugar con él y sonrío acercándome a su oído solo un poco.

- Yo no beso en la segunda cita - entonces dejó un beso en su mejilla y me alejo de él.

- Tendré que robártelo entonces - dice y yo me carcajeo de espaldas a él pero giro a verlo cuando dice mi nombre con calma - Te invitaré a mil citas si es necesario - dice sonriendo con las manos en sus bolsillos.

Lo miro acercarse a mi y levantar la mano hacia mi mejilla, para dejar un beso ahí.

- Entra ya - me dice en voz baja y luego se aleja a esperar que entre al edificio.

- Hasta luego chico del 911 - el asiente y solo entonces yo doy la vuelta y entro al edificio.

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¡Casi seis mil leídas! Honestamente no puedo creer que ya la historia tenga casi seis mil leídas, no esperaba que llegara a tanto y menos esperaba que fuera tan bien recibida, así que en resumidas cuentas mi felicidad es inhumana, muchas gracias por darle una oportunidad a Alyssa y a Caleb.

Y por supuesto a Alegría♥️

Espero que lo sigan disfrutando como yo disfruto darles vida♥️

Y esperen más, esta semana subiré algunos capítulos especiales.

-Vero🧡

911, ¿Cuál es su emergencia?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora