Los elefantes no pueden saltar.

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Alyssa, Alcohol y 911.

La casa estaba abarrotada de gente, hasta el tope, no entraba ni un alma y aún así seguía llegando gente, hace veinte minutos perdí de vista a Jack, algunos de sus amigos están aquí así que supongo que estará con ellos.

- No lo sé, hemos estado teniendo problemas - le digo a Mar, una de mis amigas - Casi no hablamos y esta súper distante.

- ¿Pero han discutido?

- En esta semana, mejor ni te cuento, todo le molesta, todo lo critica y me culpa de cada mínima cosa - digo pasando una mano por lo frente - Estoy tratando de llevarlo y tener paciencia pero joder Mar, que nadie debería pasar por esto.

Me pido la tercera cuba libre bien cargada para luego salir con ella a la piscina.

Que no podemos dar dos pasos sin tropezarnos con alguien bailando con los brazos arriba y una mancha de sudor en las axilas.

Un fiestón, claro.

- ¿Por que no lo dejas? ¿Lo amas? - pregunta sentándose a mi lado.

- No lo sé - respondo luego de varios segundos en silencio - No lo sé, tal vez es la costumbre de los años.

La música sonaba fuerte por los altavoces y sabíamos que en cualquier momento llegaría una queja por ruidos sostenida por un policía que enviaría a todo el mundo a casa.

- ¿Y el otro chico? El del servicio de emergencias.

- El chico del 911 - digo sonriendo inconscientemente - Alegría sigue llamando y él sigue contestando.

- Ay verga, estás coladita - dice sorprendida.

- Mar, los tragos te están pegando demasiado rápido, recuerda que no lo conozco.

- ¡Pero si tienes una sonrisa que un poquito más y te parte la cara en dos!

- Es agradable.

- Y un carajo, te gusta - dice burlándose de mi.

- Siento cierta cosa pero no es enamoramiento, es solo... coqueteo - me encojo de hombros.

- Aja, quieres que te haga el chucuchu.

- ¡Que no, eres una zorra!

- Y tu una perra pero aquí estamos.

Vamos por otro trago y lo cierto es que ya no siento la lengua, hablar es divertido y la risa de Mar es muy contagiosa así que entre risas pedimos otra cuba libre y de paso un shot de tequila para cada una.

- Se me sale el pis, aguanta que ya vengo, espérame aquí - le digo antes de subir las escaleras con todo el equilibrio qué hay en mi cuerpo justo ahora.

La casa tiene tres pisos y vaya chuo a saber donde carajos están los baños, el dueño debe saber qué hay personas teniendo sexo y no es muy inteligente saber que le tocará limpiar todo luego, aunque quizás tenga alguien que limpie.

Estoy divagando, me apegaré al viejo abrir y cerrar todas las puertas hasta dar con el baño.

¿Cómo carajos no se pierden aquí? Hay puerta de lado y lado, ustedes dirán que por qué no le pregunto al anfitrión que donde está el baño, pues sencillo.

Seguramente también está teniendo sexo.

Pero mi oreja a cada puerta antes de abrirla aunque no escucho un carajo, me rio tontamente y sigo abriendo puertas, avanzó bailando hacia la siguiente porque todos sabemos que bailar calma las ganas de hacer pis.

Tropiezo con la mesa en medio del pasillo y casi tumbo un florero enorme con flores de plástico de un amarillo tan chillon que casi me hago pis del susto.

Mi mente ya se nubla y me rio por eso, el alcohol se siente bien, se siente muy bien, arrastro mi mano por la pared para pasar al otro lado del pasillo y abro sin pegar el oído, que si me pego de la puerta no tendré la capacidad para despegarme.

Veo tres cuerpos, una mujer en cuatro con un hombre sosteniéndole las caderas mientras tiene su boca sobre otra mujer que está de pie con la cabeza hacia atrás.

A cualquiera le hubiera parecido una escena intensa o sensual, pero no a mi, no porque el hombre en cuestión es Jack, el rubio que tengo por novio le está comiendo el chocho a una mujer mientras le da chucuchu a la otra.

El alcohol me baja a los pies de un solo golpe dejándome fría en el proceso, me congelo, no me muevo y ni respiro, ellos no se detienen y no sé qué estoy haciendo.

- Maldita sea - digo haciéndolos parar, giran a verme y las mujeres sonríen sonrojadas mientras Jack se pone pálido como un fantasma.

Mira a la mujer que está en cuatro y le quita las manos como si quemara, sale de ella provocándole una mueca y se queda de pie mirándome.

- ¡Maldita sea!

- Alyssa...

- ¡Cierra la maldita boca, eres un imbécil!

- ¿Quien es tu amiga? - pregunta una de ella.

- Su novia, perra desgraciada, aunque ahora es todo tuyo - le digo con odio, Jack empieza a avanzar hacia mis levantando la mano - ¡No te me acerques, maldita sea me das asco!

- Alyssa esto no, joder no... Esto, no estaba pensando, lo sien...

- Cállate, cállate, eres un hijo de puta mentiroso - siento la rabia creciendo en mi pecho y cierro mis manos en puños para contenerme y no reaccionar - Ni siquiera te vistes, eres un desgraciado hijo de perra.

Salgo de ahí bajando las escaleras como una furia, pero a cinco escalones tengo que sostenerme porque la mente se me tambalea y el alcohol vuelve a golpearme, termino de bajar y encuentro a Mar en la escalera.

- Joder, que tenías una estación de agua comple... - pero se calla cuando ve a Jack bajando seguido de las dos mujeres y acomodando su camisa - Dime que no es cierto.

- Alyssa...

- ¡Como te me acerques te parto la maldita cara! - le grito señalándolo - Eres un maldito imbécil, he hecho de todo para recuperar esto pero aquí no hay nada, no ha habido nada que salvar, piérdete.

Mar lo detiene cuando quiere venir detrás de mi, pido tres shots y me los tomo, tequila, sal y limón.

Uno tras otro sin parar.

Veo a Mar peleando con él mientras salgo al patio tropezando sin saber si reír o gritar o llorar.

Lo único que recuerdo es que llamé al 911.

911, ¿Cuál es su emergencia?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora