Sparkles in my soul

Mi hogar es donde tú te encuentres...

—Bueno, ya que hemos hecho todas las presentaciones correspondientes —habló Lando, después de lo que Ben les platicó—, necesitamos saber lo poco que mi amigo Kelión me informó.

—Por supuesto general —el joven invitó a tomar asiento a todos los presentes mientras R2-D2, se mantenía en un rincón grabando todo en su banco de memoria.

Ben les había platicado a todos, la manera en que sin planearlo, se hizo cercano del joven tropper y avergonzado por su comportamiento pasado, le pidió disculpas por haberlo mantenido como su sirviente leal, el muchacho a pesar de todo, siempre le tuvo aprecio y por eso al final lo ayudó y agradeció que gracias a él pudo encontrar a su familia.

Resultó ser, que el chico siempre tuvo dotes para el diseño, desde que de manera obligada la Primera Orden lo capturó siendo bastante pequeño, y fue entrenado en la academia de dicha institución. Desde esos tiempos le gustaba diseñar artefactos con sus compañeros y réplicas de naves. Ben siempre sospechó que el joven era especial, incluso telepáticamente, Rey le insinuó que sentía que el joven era sensible a la fuerza como su amigo Finn, y Ben coincidió con ella.

—Cuéntanos una cosa, Zeth ¿qué más sabes acerca de estos sujetos que viste merodeando en los astilleros? —Rose lo miró directamente a los ojos para preguntarle.

El joven se admiró por el temple de aquella jovencita de aspecto inofensivo, pero sospechaba que era todo menos eso. Le sorprendió en sobremanera la astucia y el conocimiento que tenía Rose, acerca de naves, dispositivos y material armamentista.

—Por supuesto, señorita Tico —Zeth se apretó el puente de la nariz para contestarle, pues aquella chica menudita y rostro jovial lo ponía algo nervioso.

—Puedes llamarme; Rose —le sugirió la ingeniera, con una dulce sonrisa no muy propia de ella que solía ser arisca en demasía, razón por la cual, a Rey le sorprendió mucho y también la hizo sonreír secretamente.

—Cómo les iba diciendo —continuó el joven sonrojado— y lo que me pregunta aquí, la señorita Rose, es que hace ya varios meses la Corporación de Ingeniería Corelliana, llegó aquí al Blue Street Toys, porque por medio de uno de sus miembros, se había corrido la voz que aquí se fabricaban y vendían las mejores réplicas de naves para niños... como ya saben, les gustó la idea y vieron mi trabajo, entonces les ayudé a diseñar a escala, nuevos modelos que ya están en el mercado, y gracias a ese contrato comencé a ganar muchos créditos y convertir el negocio familiar en uno más grande. Con el tiempo, invertí en el centro comercial y ahora soy accionista de la mitad del lugar —se encogió de hombros y se rascó la cabeza con algo de timidez.

— ¡Tuercas y tornillos! ¡Eso es genial! —expresó Rose con emoción. Todos los presentes miraron a Rose de soslayo, pero nadie comentó nada, excepto Jannah que ahogó una tos mal disimulada.

—Sí, es sorprendente de alguien tan joven —intervino Janaah tratando de contener una sonrisa. Lando y Chewie también lo felicitaron.

—Me alegra mucho, Zeth... que tu vida haya cambiado de manera positiva —lo alabó Ben de manera sincera.

—Todo gracias a usted, mí Señor Solo.

—Lo hice porque era lo correcto y ya deja de llamarme así, chico, solamente soy Ben.

—Si por supuesto... es que no me acostumbro —admitió apenado.

—Continua, joven Zeth... —Rey lo exhortó con dulzura.

—Por supuesto, mi Lady Solo... Desde entonces he cooperado con la Corporación Corelliana y me puse a disposición de la República, claro está, sin revelar mi pasado en la Primera Orden, las máscaras de alguna manera ayudan —confesó.