Desde que mis ojos, te contemplaron por primera vez...

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Bailaron bajo la luz de la luna y rieron como dos niños. Nunca en sus vidas se habían sentido tan libres y felices, Ben disfrutaba sentado sobre la manta mientras Rey extendía los brazos y daba vueltas como en una especie de danza, que hacía que el joven se sintiera en una especie de ensoñación, era lo más lindo que había visto jamás, con su vestido bailando al compás del movimiento de ella.

Se acercó a Rey tomándola en sus brazos, mientras ella se abrazaba fuertemente a él.

Traviesa nebulosa, me haces sentir tan dichoso, contigo se detiene el tiempo y no existen las palabras, solo estamos tu y yo —se inclinó y susurró suavemente cerca del cuello de Rey mientras afirmaba el agarre del abrazo.

Ella le acariciaba la espalda, dejándose envolver por el ritmo acelerado del corazón del muchacho, que la sostenía como si fuera lo más valioso de la Galaxia.

Te amo tanto Ben, cada día que pasa siento que es un sueño y a veces tengo miedo de despertar y que no estés.

Soy real princesa y aquí estoy siempre para ti. Sí la fuerza no me hubiera devuelto a tu lado, te juro que cuidaría de ti como una estrella dándote luz y susurrando tu nombre... hasta que regresaras a mí, el día que la fuerza te reclamara.

Ella empezó a llorar lágrimas de felicidad, aquellas palabras la tenían conmovida hasta la médula.

Eres todo para mi Ben —le recitaba abrazada a su fuerte pecho.

Y tú lo eres todo, nunca podría dejar de amarte como lo hago, siento que el corazón me va a explotar cuando te veo o te tengo así, entre mis brazos.

Eres mio Ben Solo... para siempre.

Y Tu eres mia Rey... mi amor para siempre...

Después de contemplar las estrellas iluminando aquel arroyo y declararse su amor varias veces, comieron algo, dándose cuenta que ya era muy tarde para regresar al Halcón, decidieron pernoctar en la cabaña que Rey usaba antes que Ben llegara.

Se habían acomodado en aquella cama que no era muy grande, tomando en cuenta las dimensiones de Ben, estaba dispuesto a dormir sentado para que ella pudiera acomodarse mejor, hasta se les había ocurrido ir a dormir al templo donde pernoctaron la primera vez pero empezó a llover y Rey buscó la manera de acomodarse en aquella cama.

Algo apretados, pero ella no se quejaba y al parecer a él no parecía molestarle.

¿Segura que te encuentras cómoda? —preguntó preocupado.

Ben, por favor, he dormido en condiciones bastante precarias y mientras este abrazada a ti sintiendo tu calor nada es incómodo.

El sonrió dulcemente y la acurrucó más cerca de su cuerpo. Se durmieron rápidamente. Ben despertó de madrugada pues la fogata casi se había extinguido y la lluvia no había cesado. Instaló una especie de puerta que Rey había hecho y buscó unas sábanas que ella mantenía a buen recaudo en esa cabaña, incluyendo víveres y algunos artículos de limpieza para casos de emergencia.

La observó con apenas un poco de la luz que permanecía de aquella fogata y la cubrió junto a él, mientras la acunaba en sus brazos para darle calor y protección. Ella sonrió en sueños y se abrazó a él. Se recordó cuando se tocaron las manos aquella lejana vez, cuando por un momento fue solamente Ben, aquella sensación y lo que sintió con ella le trajo los primeros destellos de luz y el amor más puro que sanaría su herido corazón.

Eres lo más puro y hermoso que jamás imaginé tener —le susurró al oído acariciándole el cabello y con esas palabras se volvió a dormir.

Sparkles in my soulDonde viven las historias. Descúbrelo ahora