Sparkles in my soul

Eres lo único que quiero...

Diez días más pasaron en lo que habían perfeccionado todas las técnicas con la lanza y con los sables por separado. Las meditaciones y el estudio de los libros iban de maravilla, pero Rey sentía que no podía concentrarse en la última forma de combate, aunque Ben le aseguraba que era su mejor defensa ella siempre se sentía fuera de control y muchas veces se recordaba de la herida mortal que le ocasionó a Kylo Ren y la última vez que usó la técnica de defensiva en contra de un enemigo en Darth Sidious.

Aquellos recuerdos no podía borrarlos de su mente y muchas veces terminaba descontrolada, ocasionándole alguno que otra quemadura por herida de sable a Ben quien se reía divertido restándole importancia al asunto. Obviamente Rey terminaba sanándolo, acabando frustrada al final del día quien se iba a dormir enfurruñada y muchas veces sin tomar la cena, un asunto que a Ben empezaba a preocuparle porque nuevamente la chica había bajado de peso preocupándole que su salud se viera afectada. Las cuidadoras ya le habían dado un resumen de cuando la joven llegó a la isla bastante delgada y pálida.

Él siempre la animaba para que siguieran intentándolo, no importándole ser el depositario del descontrol de Rey diciéndole que se merecía eso y mucho más por sus pecados del pasado, por lo cual Rey lo terminaba reprendiendo por eso. En lo único que ninguno de los dos se atrevía a experimentar era lo de los rayos, esos que Rey había heredado y que seguramente por ser una Diada Ben también sabia usar aquel poder, ni siquiera se atrevían a hablar del tema, hasta que días después analizando la situación; Rey se atrevió a tocar el tema pero viendo que podía ser peligroso no habían querido ni siquiera intentarlo en ningún rincón de la Isla.

—Vamos preciosa, sé que tú puedes —la alentó, mientras estaban intentándolo por enésima vez el mismo estilo.

Estaba haciendo más calor de lo normal y ya habían pasado unos días que no llovía. Las cuidadoras les advirtieron que solo sería por unas pocas semanas y luego volverían al frio y humedad típicos de la Isla.

—Sabes que esto me pone nerviosa Ben, ya son varias veces las que te he lastimado.

—Que importa —le rebatió, con una gran sonrisa en el rostro —sé que tú puedes, solamente debes canalizar tus emociones en un punto y relajarte, deja fluir toda esa fuerza a un solo objetivo, recuerda que debes buscar destruirlo y que toda la fuerza negativa sea en contra de tu agresor.

— ¿Cómo quieres que lo logre? si luego vienen a mi mente todos esos recuerdos —se estremeció angustiada y apretando los puños.

Él se acercó y la tomó de la barbilla para contemplarla y de manera cariñosa le acarició el rostro.

—Escucha princesa, sé que puedes hacerlo, piensa en algo que te haga feliz en el momento que te sientas fuera de control, vale.

Ella lo miró unos segundos y luego asintió.

—Tú me haces feliz Ben, eres todo lo que necesito —le aseguró.

—Están tus amigos... y esa amiga tuya que te pone de los nervios —Hizo una mueca divertida en el rostro.

Ella sonrió fugazmente, siempre sabia como ponerla de buen ánimo.

—Algún día los tendrás que conocer —le aseguró— solamente tendremos que esperar un buen tiempo —reconoció ella.

—Rey, me van a odiar lo sabes, yo no sé si....

—Rose te acepta y está feliz por mí, y otras dos amigas seguro te aceptaran.

—Me siento aliviado, al menos tu amiga Rose me acepta —arqueó las cejas.

—Lando y Chewie, seguro te van a defender —le dijo convencida.