Sparkles in my soul

Haría cualquier cosa por ella...

Edit: @berthatadeo7, gracias amiga, cuando sea grande quiero ser como tu, para poder hacer esos bellos edits. 

Ben se levantó temprano, estaba algo nervioso y trató de meditar un poco, mientras contemplaba por el ventanal el amanecer. Rey, seguía profundamente dormida con su cabellera esparcida en la almohada, se miraba tan linda como siempre, así que le colocó la sábana porque hacía algo de frío. Le dio un beso en la frente delicadamente, para no despertarla. Seguidamente se dirigió al cuarto de baño para asearse.

Se atavió elegantemente y salió a la terraza del dormitorio, para contemplar el área verde de la enorme propiedad, recordó fugazmente haber correteado en ese lugar cuándo apenas tenía unos cuatro años. Nunca imaginó que estaría de nuevo en ese planeta, junto a la chica, que lo había vuelto loco en el pasado -y que aún lo tenía embobado hasta la eternidad- y jamás imaginó tenerla finalmente junto a él.

Tenía algo de temor, aunque habían repasado una y otra vez la historia de Lando junto a Rey. No dejaba de temer que cualquier mínimo error lo delatara, aunque nadie lo llegó a conocer en ese lugar, temía que existiera algún adepto de la Primera Orden entre los consejeros de la Reina, pero lo dudaba, aun así tomaría sus precauciones estudiando las mentes de cada uno en ese palacio y el planeta entero. Estaba consciente de sus crímenes del pasado, pero seguía siendo egoísta porque no quería que nada ni nadie, lo separa de su mujer y la felicidad que junto a ella estaba logrando después de tanto tiempo de sentirse miserable. Rey llegó a su vida para salvarlo de caer en el olvido, e impedir que Kylo tomara posesión de su alma.

— ¿Qué te aflige mi niño? —preguntó Leía de pronto, apareciéndose frente a él.

— ¡Madre...! ¿Que...? —no terminó su pregunta.

—Cariño... No debes temer, solamente sé tú mismo.... —Hizo una pausa para acariciarle el rostro fugazmente y él cerró los ojos ante el curioso contacto— el rufián de tu tío, ya se encargó de todo, recuerda todos los protocolos que aprendiste cuando eras niño.

—Lo sé madre, pero es que... temo que descubran mi identidad y me separen de Rey.

Leía le acarició el rostro nuevamente.

—El niño que está frente a mí... —lo miró con dulzura— no se parece en nada, al tirano que alguna vez se quiso apoderar de tu alma y cuerpo.

—Pero, madre...

—Solamente, sé ese niño de los ojos dulces, ese príncipe que yo eduqué y... con un poco de la rebeldía de tu padre —le dijo lo último, desapareciendo delante de él.

Suspiró pacíficamente y siguió observando el horizonte. Su madre tenía razón no debía temer, lo haría por Rey y por la ilusión de traer un nuevo orden a la galaxia para arreglar lo que alguna vez dañó estando en el lado oscuro.

Una hora después Rey despertó y pasados unos minutos una doncella llamó a la puerta.

—Mi lord, estoy aquí para ayudar a su esposa a vestirse —informó la sonriente muchacha.

— ¡Ohh! Espera... —le respondió a la joven.

— ¿Quién es? —preguntó Rey, que salía de darse un baño.

—Preciosa mia... una doncella viene para ayudarte con tu vestuario.

—Ben... Yo puedo sola —contestó con una ceja enarcada y un adorable puchero, lo cual a Ben le causó ternura.

—Los protocolos aquí son distintos, amor mío —le acarició el rostro, conteniéndose para no comérsela a besos.

—Pero... —Entonces él la silenció con un beso.