Sparkles in my soul

Somos únicos...

Advertencia: Contenido Adulto ⚠🔞

"Ante la unión de espíritus leales, no dejéis,

que ponga impedimentos. No es el amor,

que enseguida se altera, cuando descubre cambios

o tiende a separarse de aquel que se separa.

El amor es igual que un faro inamovible, 

que ve las tempestades y no es zarandeado.

Es la estrella que guía la nave a la deriva,

de un valor ignorado, aún sabiendo su altura.

No es juguete del Tiempo, aun si rosados labios

o mejillas alcanza, la guadaña del Tiempo. 

Ni se altera con horas o semanas fugaces,

si no que aguanta y dura hasta el último abismo.

Si es error lo que digo y en mí puede probarse,

decid, que nunca he escrito, ni amó jamás el hombre."

William Shakespeare . Soneto CLI 

-

-

-

Mientras en la galaxia se llevaban a cabo algunos planes por parte de dos grupos distintos, Ben y Rey disfrutaban de unas vacaciones antes de regresar a cumplir con lo que habían prometido, ayudar como espías por mientras decidían revelar a los generales de la Resistencia el regreso de Ben de la muerte. Querían hacer su trabajo y demostrarle a esos dos, que Ben estaba a favor de la justicia y poder demostrar su redención.

Los recién casados habían decidido quedarse un día más por sugerencias de la Nana Gesselle y ellos no se habían hecho mucho de rogar, solamente avisaron que tardarían unos días más en su llegada a Pastoria y probablemente harían un parada a Chandrila, pero todavía no lo zanjaban.

El día anterior, la pareja había disfrutado parte de la mañana en el claro cerca de las cascadas y luego en la tarde Ben la llevó a conocer la playa Amidala. Rey se admiró por ver tanto esplendor y la frescura del viento, lo cual le encantaba. Nadaron y juguetearon en el agua mientras se besaban con ternura.

Recorrieron gran parte del bosque mientras Ben le enseñaba la fauna, tipos de flores y árboles. Ben le indicaba, las frutas comestibles y las venenosas y también cuáles eran medicinales, incluso encontraron unos pequeños viñedos con los cuales se elaboraba el vino esmeralda que a ellos tanto les gustaba, pero que bebían con moderación. Ese día había sido de reconocimiento y tierno romance. Regresaron alegres y emocionados, planeando el recorrido para el día siguiente. Cenaron con hambre voraz ante la mirada asombrada de la Nana, quien estaba encantada de ver a Ben comer como nunca lo hizo de niño.

Se encerraron temprano en la habitación, ya que estaban deseosos por amarse, apenas cerraron la puerta, se desnudaron con premura hacía el baño. Terminaron haciendo el amor apasionadamente debajo del agua y continuaron retozando hasta que se quedaron dormidos. Agradecían que los empleados no durmieran en la casa, porque aunque el palacio era enorme y las paredes gruesas, pues les ocasionaba algo de vergüenza que alguien los escuchará gritar, ya que ambos no se contenían a la hora de estar en sus actividades amatorias.

Se levantaron con energías renovadas, empacaron ropa extra y desayunaron. La Nana, nuevamente les aconsejó disfrutar y les había puesto comida extra en la canasta al ver el apetito voraz de los dos jóvenes.