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Capítulo 17

Capítulo 17

Jillian

Hay un millar de extrañezas en el hecho de que Leo vaya a mi lado caminando mientras entramos al estudio en que van a tomar mis fotos, no solo porque sea Leo y no nos llevemos bien, sino también porque es una celebridad haciendo de escolta a una simple y común youtuber. La gente nos mira, algunos deslumbrados por Leo y otros preguntándose qué hace conmigo.

Intento ignorar la atención, es abrumador sentir tantas miradas sobre mí. Cada vez que salgo me encuentro uno que otro de mis seguidores que quieren tomarse fotos conmigo, pero no es ni de cerca como esto. Por supuesto, Leo está acostumbrado a este tipo de atención y ni se ha dado por enterado.

Lo que sí se da cuenta es de mi inquietud. Se gira con el ceño fruncido hacia mí, la interrogante en sus ojos.

—La gente nos está mirando —murmuro mientras veo a Colin acercarse con un sonrisa resplandeciente.

Le devuelvo el gesto y Leo mira a su amigo al tiempo que dice.

—Acostúmbrate.

Quiero decirle que no tengo que hacerlo, después de todo no soy ni de cerca tan famosa como él y tampoco es que vayamos a pasar la misma situación –él saliendo conmigo a cualquier lugar– pronto. Pero no alcanzo a decir nada porque Colin nos alcanza.

—¡La estrella del show ya está aquí! —exclama antes de darme un beso en la mejilla—. Jillian, ¿cómo estás?

—Bien, Colin, gracias.

Él mira a su amigo.

—Leo, admito que me sorprende verte, pero me agrada tu presencia. —Señala hacia atrás, al lugar en el que está el equipo—. Estos chicos son los mejores, pero nunca está demás la opinión de alguien que sabe de estas cosas.

Leo ríe, poniendo una mano en mi hombro distraídamente.

—Vine en calidad de compañía para Jill, pero puedo dar mi opinión si es necesario.

Su declaración me tranquiliza. Él sabe de estas cosas, ya tiene tiempo en este medio y sabe lo que a la gente le gusta.

—Bueno —Colin junta sus manos en un palmada y las frota—, Jillian, el equipo de maquillaje y vestuario te están esperando para prepararte. Ve, Leo y yo estaremos aquí cuando salgas.

Le doy una mirada a Leo y él me sonríe tranquilizador.

Gracias al cielo que quiso acompañarme, no sé qué haría si no hubiese aceptado.

Voy a una habitación que solo la divide del otro espacio una fina pared de cartón piedra cubierto con concreto. Las maquilladoras se me abalanzan y les doy uno que otro consejo para que no luchen con mi piel más tiempo del necesario.

Las pieles grasas son problemáticas cuando hay calor, por eso doy gracias por el aire acondicionado del lugar.

Cuando acaban mi maquillaje, es el turno de los estilistas para hacerme un peinado elaborado con trenzas y ondas. Luego los de vestuario me prueban varios conjuntos hasta decidirse por uno y me envían directo a los lobos.