Capítulo 30

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Capítulo 30

Leo

Pongo un pie dentro del estudio y ya tengo a Hannah encima. Es mala idea dejar el móvil sin cargar cuando al siguiente día tienes que trabajar, pero se me olvidó por completo quitarle uno a Jill y ya es tarde. Seguro Hannah ha estado llamando y todos sabemos como se pone cuando no obtiene respuestas de nosotros.

Se vuelve una fiera imposible de domar.

—¡¿Por qué demonios tienes el móvil apagado? —increpa y creo que está a punto de golpearme.

Tengo miedo en este momento.

—Se me agotó la batería.

Mi respuesta la enfurece aún más, sus mejillas se ponen rojas y sus ojos están por salirse de sus órbitas.

—¡¿Esa es la excusa de mierda que me das?!

—Calma, Hannah. —Pongo mis manos frente a mí por dos razones: para tapar el golpe si decide pegarme e intentando que le baje un poco a su tono a su humor—. ¿Puedes explicarme qué pasa?

Si es posible, se altera más, la rojez de sus mejillas llegando a su nariz y bajando a su cuello.

Temo que explote de un momento a otro.

—¿Que qué pasa? —chilla, queriendo bajar la voz pero sin poder lograrlo de un todo. Empuja su móvil mi pecho, haciendo que retroceda un paso—. Míralo con tus propios ojos.

Le quito el móvil y lo miro, encendiendo la pantalla. Está en Twitter, en las tendencias, donde mi nombre y el de Jillian reinan. Temeroso, presiono mi nombre y lo primero que veo es una foto mía saliendo del edificio donde vive Jill.

Me llevo la mano libre a la cara y froto, pidiendo al cielo que sea una ilusión.

No lo es. Ahí sigue el tuit con la foto.

Acaban de ver a Leo, el pianista y segunda voz de la banda The Scene, saliendo de la casa de Jillian Martin, youtuber e influencer que ha pasado mucho tiempo junto al grupo de amigos de la banda en lo últimos días.

Quiero encerrarme en mi casa y no salir hasta el próximo año. Ser una figura pública es una mierda cuando se quiere privacidad.

¿Qué dirá Jill de todo esto? Ella no quería que se supiera, nada más anoche estaba con miedo de que eso ocurriera.

Tengo que llamarla.

—Voy a llamar a Jillian y advertirla.

—Que sea rápido, tenemos que solucionar esto ahora —ordena Hannah—. Si puede venir, sería mejor, así hablamos de esto una sola vez y los puntos quedarán claros para todos.

No quiero hacerle esta pregunta, pero es algo que debo hacer. Necesito saber la respuesta, aunque eso me envíe corriendo por las colinas.

—¿Qué tienes en mente, Hannah? —cuestiono, cruzándome de brazos—. ¿Ya tienes una idea de lo que vas a hacer?

Tócame © | The Scene II.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora