Pocos meses después de que Hitler decidiera descerrajarse la tapa de los sesos de un disparo, el fin de la segunda guerra mundial ya había sido más que marcado con la derrota de Alemania.
Habían más escombros que cualquier otra cosa en las calles de Berlín: los edificios estaban derrumbados, había mugre por todos lados y todavía quedaban cenizas de lo que sigue siendo fue la mayor guerra en la historia de la humanidad.
Sin embargo, esa época fue marcada por algo más mórbido que eran la hambruna y la miseria ya que conseguir comida era algo casi milagroso.
Pero como todos ustedes saben no hay que dejarse guiar por los excesos de la historia. Había gente buena en Alemania.
Entre esas personas había una señora de origen muy humilde que en uno de esos días agotadores intentando conseguir algo de alimento para su familia fue detenida por un hombre ciego.
Él tenia unos anteojos oscuros y profundos y vestía con harapos. El hombre estaba encorvado y venía caminando con un bastón.
Irónicamente, como si este hombre ciego tuviera un ojo clínico pudo pedirle ayuda a ella en una época de desesperación. Cosa que era raro porque parecía que la perseguía antes de detenerla.
Este hombre le lloró y le rogó que por favor entregara un paquete de lo que tenía él en el brazo que estaba muy bien sellado con cuerdas y muy bien empapelado hacia la dirección que él tenía escrito.
El hombre se notaba tan bonachón, tan humilde y sonaba tan enfermo que aún ante las circunstancias, la señora apenada le dijo:
- No me importa hacerle este favor a cambio de algo, pero lo haré después de conseguir algo en la fila de comida para mis hijos.
El hombre le entregó el paquete y le besó las manos.
Varios minutos después, llegó alguien del ejército y deshizo la fila porque la comida se había acabado. Los que se quedaban atrás no iban a poder comer nada y entre estas personas estaba la señora.
Sin embargo, la vida tiene esos momentos tan curiosos porque esta mala noticia al final probó ser muy buena.
Y es que, cuando la señora, muy triste, estaba llorando en la calle porque no tenía para comer entre el tumulto de gente vio al hombre supuestamente ciego alejarse, solo que esta vez ya no estaba encorvado, esta vez ya no utilizaba el bastón y no llevaba puesto los anteojos negros. No era ciego.
Su aspecto fuera del teatrito era muy distinto al que la señora había visto unos quince minutos antes. El señor se alejaba muy rápidamente y se perdió entre la multitud. Así que ella decidió ir a la policía a denunciar el hecho denunciándolo por estafa.
Cuál fue la sorpresa de la policía, que cuando abrieron el paquete y desenvolvieron los rollos y rollos de papel que estaban puesto encima, descubrieron una caja de madera con trozos de carne picada y deshuesada como si fueran filetes llenos de sangre que alguna vez le habían pertenecido a un humano. Lo notaron por la piel porque aún tenía vellos encima.
Y sobre una pequeña botellita al rincón, había un mensaje que al sacarlo y desenrollarse tenía escrito:
" Esta es la última que te mando hoy "
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Te deseo, dulces sueños.
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Cuentos de Terror para leer en la OSCURIDAD [TERMINADO]
Terror¿Te gustan las historias de terror? Si es así, este es el libro perfecto para que puedas leer todas las noches antes de ir a dormir. Esta es una recopilación de cuentos de terror en su mayoría son historias que tuve en sueños. La otra parte son cue...