¿ A ustedes nunca les ha pasado que vieron o creyeron haber visto algo con el rabillo del ojo ? Una figura o algo negro que sienten que estaba detrás suyo. Y que cuando voltean rápidamente ya no está.
Esta historia que voy a contar, va con esa temática. Quizás les consuele un poco el hecho de que la persona quien lo cuenta está loca pero muchos dicen que fueron estas experiencias que la llevaron a un estado de locura tal que decidió finalizarla quitándose la vida.
Era una tímida adolescente. Y a ella le sucedía mucho que miraba cosas a través del rabillo del ojo, lo que nos sucede a todos pero le pasaba con tal frecuencia que era el pan de cada día sentir que había algo detrás suyo más de diez veces al día.
Según contó, evitaba decirle a sus padres porque creía que no era la gran cosa muy aparte de que no tenía tan buena comunicación con ellos. Para ella era una simple curiosidad. Habló del tema con sus amigos pero ninguno de ellos admitió haber vivido lo mismo con tanta frecuencia.
Lejos de mejorar, la situación empeoró y empeoró hasta que un día pasó lo hórrido e inevitable. Cuando giró la cabeza, para ver lo que había visto con el rabillo del ojo, esa cosa que siempre se escondía esta vez estaba ahí, mirándola.
Era muy alto y delgado pero hasta un extremo que era imposible. Era peor que raquítico. Los huesos de la costilla se le notaban de tal manera que era imposible que siga vivo. Su piel era aceitosa muy repulsiva a la vista. Estaba completamente desnudo, no tenía genitales. Sus piernas no eran más que palos. Los hombros se le marcaban de tal manera que era asqueroso de ver. Tenía un cuello muy largo que sostenía una gran cabeza.
Era algo horrible de ver porque la chica llegó a pensar que era imposible que una cabeza tan grande pueda ser sostenida por un cuello tan frágil. La cara no tenía arrugas, ni tampoco marcas. La cara de hecho no tenía boca. Su rostro lo único que tenía eran dos huecos profundamente oscuros que estaban donde se supone que estarían los ojos de una persona y lo veía fijamente.
Esa primera ocasión, dice ella que hubiera sido la más horrible de su vida de no haber sido de lo que pasó después. La chica cuenta que tiró la silla donde estaba y fue gritando, llorando y chillando al cuarto de sus padres.
Recuerda como su papá abrió la puerta, como ella se tiró dentro del cuarto chocando contra la cama y como su padre simplemente cerró la puerta tapándole la visión de aquel horrible ser que lo había seguido tras el pasillo.
Incluso recuerda que la puerta se cerró y ya no lo vio más esa semana. No lo viste, acaso no lo viste, pregunta aterrada ella.
El padre abre la puerta, la figura seguía ahí pero él no vio nada. Fue una noche bastante difícil pero finalmente no quiso hablar más del tema cuando la madre llegó de su gimnasio.
Pasó una semana de alivio pero en una de esas noches lo volvió a ver.
Esta vez, estaba parado frente a la puerta de su cuarto y la criatura no hacía nada más que verla como si meditara con la cuenca de esos ojos oscuros que estaban vacíos. Nuevamente, el susto, el horror y los gritos ensordecieron a los padres.
Se podrán imaginar que, si los padres nunca vieron nada, lo que ellos ya estaban empezando a pensar de su hija.
Ella chillaba, lloraba y aunque lo visitaba poco rato, no la dejaba en paz porque volvía poco tiempo después y de hecho cada vez que lo visitaba se quedaba un poquito más.
En los documentos que cuentan el historial de esta paciente, denota que ella lo llamó " Rostro Pálido ". Así lo bautizó.
Los amigos no tardaron en abandonarla. Lo triste es que ella nunca estaba rodeada de buenos amigos ya que fue olvidada con tanta facilidad cuando sus padres la llevaron a un hospital psiquiátrico. Tiempo después, su pareja lo abandonó.
Todo eso empezó a deteriorar su salud mental. Reportó que ese monstruo lo seguía pero ahora en el día. Cada vez que ella volteaba, lo veía a el ahí solo parado mirándola hasta que se esfumaba minutos después.
No volvió a la escuela. Dejó de hacer las actividades que siempre hacía. Y tiempo después, el problema se hizo más terrible para el dolor de los padres que aún amaban a su niña.
Ella nunca quería estar sola en un cuarto porque le daba el terror de que volviera Rostro Pálido. Por eso, cuando le dieron de alta y volvió a casa no se alejaba de los padres. Ellos se responsabilizaron de cuidarla.
Meses después, con el dolor de la madre y del padre al no saber que más hacer decidieron abandonarla por segunda vez en una institución mental y esta vez ella no sabría cuando volvería a ver la luz del día.
Pasó mucho tiempo, y su odio creció tanto pero tanto después de empezar a arrojarle cosas a Rostro Pálido y que simplemente los objetos pasaran de largo como si fuera un espejismo.
No solamente de gritarle e insultarle hasta que quiera irse. No solamente para agarrar valor e ir atacarlo ella misma. No solamente llorarle y rogarle que por favor la dejara en paz. Todo fue en vano.
Pero una noche después de que sus ojos se secaron porque ya no podía llorar más con Rostro Pálido viéndola ahí muy cerca, esta chica que tuvo el horrible poder de ver finalmente las visiones que pasan a menudo por el rabillo del ojo decidió ir a ver por la ventana a las personas que pasaban cerca.
Al frente del hospital había restaurantes y algunas discotecas que de noche se llenaba de gente y ella los observaba uno por uno como deseando cambiar de cuerpo con una de estas personas y así conseguir también una vida normal.
Sus deseos nunca se cumplieron y días después se cortó el cuello con un cuchillo de pan que había robado de la cocina.
Sin embargo, lo que quedó marcado en el historial de esta chica fue que días antes de que decidiera suicidarse, ella le contaba a su acompañante que todas las noches al observar a estas personas en la calle podía ver como detrás de ellas, habian Rostros Pálidos como el de ella.
Eran tantos monstruos y tan diferentes unos de otros como las personas entre sí. Cada uno acompañando a un ser humano. Fue ahí que supo la verdad, la razón por la que le dieron ese poder.
" Cada uno de nosotros tiene a su propio Rostro Pálido solo que nunca los podemos ver "
Y hay otra cosa más. Así como cada quién tiene a su ángel de la guarda, resulta que los Rostros Pálidos son los escoltas de las personas que ya están condenadas al averno. No tienen a ángeles de la guarda. Tienen a Rostros Pálidos siguiéndolos.
Muchos dicen que nunca vieron figuras oscuras o cosas raras pasando por el rabillo del ojo. Quizás ellos sean los que estén salvos.
¿Tú alguna vez has visto algo raro con el rabillo del ojo?
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Te deseo, dulces sueños.
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Cuentos de Terror para leer en la OSCURIDAD [TERMINADO]
Horreur¿Te gustan las historias de terror? Si es así, este es el libro perfecto para que puedas leer todas las noches antes de ir a dormir. Esta es una recopilación de cuentos de terror en su mayoría son historias que tuve en sueños. La otra parte son cue...