Prólogo

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El frío de la noche le mordía los dedos y para su desgracia, había empezado a llovisnar. Como si el cielo mismo, llorará frente a la maldad y la injusticia.

Temari corrió por las calles de la ciudad, hasta alejarse por completo.

Más rápido, más rápido.

Sus piernas dolían, pero no les permitió flaquear. Tenía que llegar, tenía que conseguirlo. El destino de tantos estaba en sus manos...

Nadie se aventuraba tan cerca de la frontera, el bosque oscuro se abría frente a sus ojos. El lugar, rodeado de niebla, atemorizaba a cualquiera que se acercaba y estaba prohibido para los humanos.
Desde que había empezado la cacería hacía un siglo, los seres sobrenaturales se escondían allí. Habían sido empujados por todos los reinos, hasta quedar relegados a ese sitio. Destinados a pudrirse ahí,  mientras los humanos se adueñaban de todas las tierras. Cualquier criatura que se atrevía a cruzar las fronteras era cazada y asesinada. La ley del nuevo Rey era implacable.
Cualquier tipo de magia estaba prohibida. Poseer cualquier tipo de don o poder estaba prohibido.

La pequeña en sus brazos tiritaba de frío. La había cubierto con una capa gruesa que tomó de su habitación, antes de sacarla a escondidas del castillo, pero tras correr tanto bajo la lluvia, estaba empapada.
Sabía bien que las hierbas con las que había dejado inconcientes a los dos guardias que estaban junto a la puerta trasera de las cocinas, no durarían mucho más.

La perseguirían, la matarían, cuando supieran lo que había hecho, iban a matarla, pero no le importaba su vida.

Contaba con que la niña los salvaría a todos, ella era la promesa de las diosas antigüas y nada de lo que dijera el hermano del Rey, podía cambiar lo que Temari veía en Sakura, lo que su poder irradiaba.

Si Karura la viera, su madre se sentiría orgullosa. Había sobrevivido, había cumplido con el pedido que le hizo en su lecho de muerte. Le llevo tiempo entrar a trabajar en el castillo y mucho más tiempo le llevo poder sacar a la princesa de ahí, pero lo consiguió. Y entregaría su propia vida para ponerla a salvo. Porque su propia madre, un oráculo de los que ya no quedaban sobre la tierra, había sabido lo que pasaría cuando la reina diera a luz. Desde ese momento, Temari se preparó para salvar a la princesa de un destino injusto. De un destino guiado por el miedo y la sed de poder.

Las campanas resonaron en la oscura y fría noche. La señal de alarma fue dada. Pronto los soldados estarían tras sus huellas.

Temari corrió más deprisa, su cabello rubio la delataba contra el negro de la noche, los mechones mojados le caían sobre el rostro, su pecho agitado y sus piernas cansadas, dieron un último esfuerzo.

La sangre en sus venas cantaba frente al bosque. No pudo llegar al borde de Acacías.
Tan cerca...
Una flecha atravesó su hombro y otra su muslo derecho.

Su gritó rompió el silencio de la noche. La niña lloró y se aferró a su cuello mientras Temari caía con ella sujeta fuertemente de sus brazos. Rodó hasta quedar enrredada en la húmeda capa, su pequeño cuerpo respondiendo el llamado de la antigua magia que latía en ese bosque. Resplandeciente, como un faro que atraería a los soldados. 

La sangre había empapado la capa y el cuerpo de Sakura.

Temari sentía los cascos de los caballos cada vez más cerca.
Se arrastró hasta el borde del bosque, suplicando a los espíritus antigüos que la ayudarán, empujando a la pequeña con ella.

El dorado brillo de unos ojos animales, titilo entre las copas de los árboles. Luego un rugido resonó por todo el bosque.

Sangraba tanto que estaba perdiendo la conciencia.
Sakura se desprendió de sus brazos y la miró con ojos cubiertos de lágrimas. Su mejilla manchada de sangre.

—Corre al bosque...— gimió mientras la empujaba sobre la hierba.

La niña la miró confundida. Era tan pequeña. Tan inocente.

—¡Corre!— insistió Temari. Sabía que los soldados estaban casi sobre ellas.

Desde la fila de árboles salió una manada de lobos. Eran enormes para ser simples animales.

—Cambiantes— jadeó aterrada.

Una mujer corría hacía ellas, sus largas trenzas rubias, ondeaban junto con su capa verde y negra, tenía marcas en su rostro, símbolos antiguos de las brujas.

Sin esperar a que la mujer llegará hasta ellas, Temari gritó:—Sacala de aquí, tienes que ponerla a salvo.

La mujer se acercó y una magia antigua brotó de sus palmas mientras trataba de cerrar sus heridas.

Los lobos la flanqueaban como si fueran sus guardianes. Sus pieles eran negras y grises, salpicadas con hebras plateadas besadas por la luna. Gruñían y olfateaban el aire, como probando su sangre en el viento. Cachorros, se notaba en sus rasgos. Eran apenas cachorros, pero mostraban una ferocidad terrible. 

—Has perdido mucha sangre— dijo con la bruja, con voz ronca.

—No te preocupes por mí. Acepte mí destino cuando decidí salvar su vida.— Gimió mientras miraba a la niña arrodillada a su lado el brillo se atenuaba lentamente.

"Que encuentres el otro lado y las diosas te reciban en su seno"— recitó la mujer antes de tomar a Sakura en sus brazos y envolverla con su gruesa capa.

Lo último que Temari vió fue un diamante violeta que brillaba sobre la frente de la mujer. Antes de que ella corriera hacía el bosque con la princesa en sus brazos y los lobos detrás.

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Nueva historia...
¡Joderrrr! Estoy muy entusiasmada.

Espero que les guste.
Ya estoy deseando leer sus comentarios. Desde ya les agradezco a todos los que me siguen siempre, por el apoyo que se que le van a dar a esta historia.

La increíble y hermosa portada es un fanart, obra de Grettel-Sama

La increíble y hermosa portada es un fanart, obra de Grettel-Sama

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Gracias Amiiii. Te amo! Me encantó tanto que llore de emoción cuando la vi. Tu talento es increíble. 🥰😍💕

Con amor y vómito de Unicornios ❤️

👑Reina Arcoiris 🌈

Revenge- Saku-harén 🔞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora