Capítulo 11- De vuelta en casa.

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Los caballos avanzaban entre la niebla, recelosos del bosque que los rodeaba. Eran animales del Rey, no conocían estás tierras cargadas de magia. Se decía que las lágrimas de los seres sobrenaturales, perseguidos y cazados durante tanto tiempo, se habían condensado, formando una barrera protectora para los suyos al rededor del único sitio en el cual estaban a salvo. No era solo por miedo que los humanos no entraban al bosque, la tierra misma los repelia, como si pudiera detectar el rechazo y rechazarlos de igual modo.
Orochimaru, tiro de las riendas, apurando el paso, deseaba llegar cuánto antes y poner a su familia a resguardo. Había escuchado atento, los susurros del viento, para saber que su mujer y el resto de sus hijos estaban seguros.
Su mayor preocupación era que pronto todos los caminos que salían del bosque estarían rodeados de guardias de cada una de las tierras humanas. Los hombres de Lord Sabaku eran temibles y sanguinarios. Deberían evitar el Este por muchos meses.
Lo peor había pasado, ahora el Rey sabía que una bruja poderosa habitaba el bosque, las mujeres de la granja habían visto a sus hijos en su forma animal.
La última jauría de lobos, también había sido descubierta.
Rezo a las diosas antigüas, para que los suministros les durarán lo suficiente. No podían volver a salir del bosque. El Rey, sin dudas, iba a bloquear cada salida, pondría una cerca humana a lo largo y ancho de todo el bosque, con armas listas para destruir a cualquiera que intentará al cruzar.

Sakura seguía trabajando en el cuerpo de Obito, el lobo tenía una herida en la nuca, además del corte en la mejilla, que ya casi estaba cerrado. Los habían drogado, eso dijo Sasuke, sus bestias, habían quedado dormidas y no pudieron transformarse hasta que Sakura los curó. Si el maldito rey tenía una forma de anular sus dones, estaban condenados.

—¿Por qué aún no reacciona?— cuestionó, Orochimaru, mirando por sobre su hombro, directamente a la jaula que llevaba detrás.
Podía escuchar a su hija, resoplar y maldecir entre dientes.

—El golpe en su cabeza— siseó, Sakura— espero que cuando logré desinflamarlo, él se recupere, trato de conectar con su mente, pero está perdido.

La magia sanadora, seguía fluyendo de su cuerpo, entrando en el de Obito. Ella estaba demasiado agotada, pero en su afán de curarlo, no le importaba absolutamente nada.

—Te estás sobre exigiendo. Deja que la naturaleza se ocupe, es un cambiante fuerte, su cuerpo sabe que hacer y su mente encontrará el camino de regreso a ti— aseguró su padre.

Sakura bajo sus manos, y sollozo sobre el pecho de Obito.

—Solo regresa a mí, no importa cuanto te lleve, pero vuelve, te necesito.— susurró sin dejar de acariciarlo.

Sasuke e Izuna seguían corriendo al lado de la carreta que los transportaba de regreso a su hogar. 

En un camino muy similar al que ellos transitaban, Madara, Itachi y Shisui, escoltaban a Tsunade en la caravana que tantas veces los había llevado por los pueblos.

No habían tenido problemas para abandonar el lugar, luego de que Sakura y su padre se marcharán, todos en el pueblo estaban ansiosos por saber que pasaba en la dirección opuesta a la que ellos tomaron. Justo dónde los hombres de Rey se encontraban, justo dónde sus hermanos y su mujer estaban.
Los nervios se estaban comiendo vivo al alfa de la jauría. Gruñó por lo bajo, una vez más.

—Ya casi estamos en casa.— Murmuró Itachi, sentado a su lado, en el frente de la carreta.

Tsunade se había quedado dormida, luego de que Shisui le diera un té, cargado con algunas de sus mejores hierbas relajantes.

—Puedo sentir a nuestros hermanos de nuevo, pero algo no va bien.— dijo Madara mientras dirigía la caravana, entre la densa niebla del bosque oscuro.

Revenge- Saku-harén 🔞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora