Capítulo 18- Familia.

330 63 28
                                    

—Regalame unos cuantos gritos preciosa— gimió Minato, contra el oído de Kushina. Mientras la embestía rudamente. —Mmmnn adoro montarte como la perra que eres.— gruñó tirando del cabello que sujetaba en un puño.

Kushina, gritó del dolor y ese fue el desencadenante para que el Rey explotará dentro de ella.
Siguió moviendo sus caderas, cada vez más lento, hasta que cayó a su lado, extasiado.

Ella dejó deslizar su cuerpo, hasta quedar de rodillas junto a la cama.

—Necesito tomar un baño— Murmuró.

—Ven aquí. Puedes tomar ese baño luego. Ahora tienes que limpiarme.— se sostuvo el miembro semi erecto con una mano, y la otra la cruzó bajo su cabeza.

La pelirroja subió a la cama, resignada, fingiendo una sonrisa gateo hasta situarse sobre él y pasó la lengua a lo largo y ancho, lamiendo los fluidos de su reciente encuentro.

—Estuviste en la caballeriza nuevamente.— dijo Minato, sujetando su cabeza y hundiéndose hasta la base, en su boca. El reflejo nauseoso, hizo que la mujer se ahogara y gruesas lágrimas cayeron de sus ojos. No podía respirar y agitaba sus manos inútilmente.

>>¿Estabas aburrida? ¿Buscabas otro amante? Eres realmente insaciable, ¿no es así?— gruñó furioso.

Cuando ella empezó a perder el conocimiento la soltó. Kushina,v tomó una gran bocanada de aire y tosió, presa de las arcadas que tenía, termino vomitando junto a la cama.

—Minato...yo...

¡Plaf!

El cachetazo llegó tan rápido que su rostro se volteó. La mejilla le escocía.

—Soy tu Rey, tu señor. No soy Minato. ¿Entendido?

Ella asintió, avergonzada y dolorida.

—Fui a ver a mí hijo, señor.— Mascullo.

—¿Sigue vivo tu bastardo?— cuestionó jocoso. Luego se levantó y se puso una bata muy fina.—Te veré esta noche. No salgas de aquí. — Sentenció antes de retirarse.
Minutos después, ingresaron dos sirvientas con una bañera y baldes de agua caliente. La ubicaron frente a la chimenea y se retiraron.

Kushina, se dejó caer en el agua, respirando el aroma de la manzanilla. Necesitaba relajarse. Los encuentros con el rey eran cada vez más dolorosos.

***

Hayate, estaba atado y amordazado. Sakura, sentada frente a él, dibujaba símbolos en el suelo a su alrededor.

—¡Mmm!— se sacudió y trato de gritar.

—Shhh... Si prometes no gritar, te quitó la mordaza. — dijo con una sonrisa siniestra. Hayate, confirmó moviendo la cabeza con desesperación.
Cuando la pelirrosa le quitó el trapo de la boca, hizo algunos movimientos con la mandíbula para recuperar la movilidad.

— Sueltame. No tienes porque hacer esto. Vete, y nunca diré nada sobre ti. Lo juro.— suplicó cobardemente.

—Usaste el amor de tu esposa, para ascender entre los guardias. Ella traicionó a los suyos por ti. Podrías haberte llevado a tu mujer lejos, protegerla de las cacerías que ese usurpador del trono les ordena. ¿Sabés que tiene miles de cambiaformas y seres mágicos cautivos?.

Hayate escuchaba a Sakura, sin dejar de llorar. Todo lo que esa jovencita decía era cierto. Yūgao sufría con cada captura, odiaba forzar sus visiones para vender a los suyos, pero lo hacía por él, para que se ganará el favor del Rey. Creía que podrían vivir en paz, que nunca los descubrirían.
Sin embargo, la habían matado. No tuvieron piedad, no importo cuánto rogó y suplicó, no sirvió todo lo que hicieron.

—Ella tenía un embarazo de siete meses.— confesó ahogándose en sus propias lágrimas.— cuando la colgaron, arrancaron a nuestra hija de sus entrañas, y usaron el cordón para hacerlo. Las mataron a ambas. Y me perdonaron... Pero yo solo deseaba morir con ellas.— el llanto y el dolor de Hayate se volvieron insoportables para Sakura, quién había terminado de escribir los símbolos que mantendrían a su cautivó escondido. Salió al jardín trasero, buscando aire puro. Sin embargo, la decadencia de la ciudad, infestada de maldad, traición y miedo, le hacía difícil respirar.

Reunió fuerzas y regreso, se puso frente a Hayate y pronunció el encantamiento que lo mantendría dentro de ese círculo, oculto a la vista de cualquiera que entrara en la casa, y en completo silencio.

—Iré a terminar lo que vine a hacer a este lugar— dijo sería.

—En la caballeriza, hay una compuerta, lleva a las mazmorras. Está al final de los cubículos, junto a las pilas de heno. Debes remover los fardos, está oculta. La descubrí por error y nunca le dije nada a nadie. Lo que ví ahí abajo, es como un infierno en la tierra.— Espetó.

La pelirrosa giró lista para irse.

>>Sakura— exclamó Hayate.— Estoy avergonzado por todo lo que permití que pasará. Cuando hayas cumplido con lo que viniste a hacer. Por favor, mátame. No quiero vivir sin mí mujer, ni mí hija.

—Tienes lo que mereces.— Espetó.

Salió de la casa del ex guardia, usando nuevamente su antiguo uniforme, y esta vez su rostro era el de uno de los guardias que trabajaban en los calabozos. Había pasado parte del día fingiendo ser Tokara, luego Ibiki, paseando por la caballeriza para escuchar las conversaciones de los demás guardias, hasta dar con los que se ocupaban de ese sector en particular. Luego había reducido a uno de ellos, un sujeto llamado Baki, al que tuvo que dejar inconciente tras unos setos.

Llegó a la caballeriza y en vez de usar la entrada del Castillo, dónde podría encontrarse con compañeros de Baki, que la pusieran en un aprieto con preguntas para las que no tenía respuestas, decidió usar el acceso oculto que le mencionó Hayate.

—Señor, su caballo ya está limpió y descansando. — dijo un muchacho rubio de ojos celestes. Sakura parpadeo y se quedó muda. El chico era muy parecido a su tío. Ella había visto las pinturas del Castillo. Esos ojos celestes eran casi iguales, el cabello dorado también, pero donde su tío tenía una sonrisa cargada de arrogancia y maldad, este joven, tenía una sonrisa amable y sincera.

—Gra- Gracias.— soltó sin saber que más decir.

—Naruto.— dijo el muchacho, con timidez.— entiendo que no lo recuerde. Yo no soy importante, solo me encargo de juntar estiércol y atender a los animales.

Sakura se quedó sin palabras una vez más. Este era el hijo de Kushina. La amante del Rey.
Este joven que se parecía tanto a su tío. ¿Sería posible que fuera su hijo? ¿Tenía un primo del cual no sabía nada? ¿Por qué no vivía en el Castillo? Dejaría ese misterio para otro momento. Tenía que bajar a las mazmorras. Y no podía hacerlo mientras él estuviera allí.

— Tú madre quiere verte. — dijo casi sin pensar. De inmediato, la sonrisa amable que Naruto tenía, desapareció de su rostro.— Deberías ir a ver qué quiere. — insistió la pelirrosa. Naruto, suspiró y salió a regañadientes del establo.

Sakura, corrió hacia el cubículo del fondo, junto a los fardos de heno. Buscó el acceso que Hayate le había mencionado y levantó la compuerta que se encontraba en el suelo. Era pesada y se notaba que llevaba demasiado tiempo sin ser usada.

Convocó un haz de luz con su magia. La pequeña bola de energía se formó en la palma de su mano, iluminando el pasillo y la escalera cubierta de polvo y telas de araña.

—Entrando al infierno, deseenme suerte — murmuró al viento que soplaba en su nuca, sabía que su familia estaba protegiéndola y cuidando de ella.
Sería fuerte por ellos, conseguiría su venganza, por ellos. Saldría victoriosa por ellos.




*************************************************

¡Tres capítulos! Ahora me tomo una semana y media jajaja 🤭😂

Naaaaa mentira. Si puedo actualizar antes lo haré. Lo prometo. Saben que los amo, y nada me gusta más que hacerlos felices con mis capitulos.

Gracias por leer, votar y compartir la historia.

Besitos Húmedos y Vómito de Unicornios 💕😁

👑 Reina Arcoiris 🌈

Revenge- Saku-harén 🔞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora