41- En la oscuridad

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La carreta llegó a las tierras de Haruno, en menos tiempo de lo que habría tomado sin magia.
Los campos habían sido un borrón en el camino.
Naruto, estaba mareado, Hayate, ni siquiera podía abrir la boca.

Konan y sus compañeros bajaron primero, luego lo hizo Shion, que se ocupó de ayudar a los humanos.

—Fue un hechizo muy simple. Llegamos en pocas horas.— afirmó la joven bruja.

El rubio, que ahora lucia una cicatriz en su mejilla, recuerdo y promesa de que los lobos no olvidaban su participación en la captura de su compañera.
Se inclinó a un lado del camino y vació su estómago.

Yahiko, resopló y Nagato, murmuro un improperio.

Shion se ocupó de frotar la espalda de Naruto, hasta que los espasmos estomacales acabaron.

—¿Tú también vas a hacerlo? Date prisa. Quiero que entreguemos el mensaje a Haruno, cuánto antes. — Espetó Konan, mirando impaciente a Hayate, que se encontraba algo pálido.

La orden fue suficiente para que el antiguo guardia se lanzara a una canaleta y comenzará a vomitar.

—¿Qué le vez?— cuestionó la bruja, a la mujer águila.— Los humanos son tan débiles.

Una flecha paso rosando la oreja de Konan. Ella se quedó tirada mientras sus compañeros se ponían en guardia a su lado. Ambos preocupados por su seguridad.

—¿Débiles? ¿Estas segura bruja?— un guerrero salió de entre los árboles que rodeaban el camino.

Hayate se había recompuesto lo suficiente para reconocer a Lord Haruno.
Era un hombre bajo y robusto. Pero intimidante.

—¿Qué buscan en mis tierras? — gruñó.

No parecía un Lord en lo mas mínimo. Hayate supo que el hombre era inteligente y hábil en cuánto lo conoció. Pero nunca espero que su interpretación fuera tan lejos. Cuando se presentaba frente a Minato, siempre usaba prendas bordadas y lujosas, su barriga sobresalía bajo los pliegues de sus chaquetas y camisas.
Bebía mucho y hacía chistes vulgares. Nunca lo había visto con otros ojos, para él era un ebrio obeso y sudoroso.

En cambio el hombre frente a ellos, estaba muy sobrio, y en forma. No había  ningún vientre abultado. Lucia ropa de entrenamiento. Y al parecer era muy bueno con el arco.
Ya que la flecha que había disparado, estaba clavada sobre una serpiente que se retorcía en la rama de un árbol frente a ellos.

Escondiendo el temblor en su mano. La joven bruja saco el sobre de entre los pliegues de su falda y lo entregó.

Dos hombres más estaban junto a Kizashi.
El Lord levantó la vista, sus ojos velados por la emoción.
Sin embargo se mantuvo estoico.

—¿Él está vivo? ¿Realmente vivo?— fueron sus palabra estranguladas.

—Si señor.— Espetó Hayate, mostrando el decoro que correspondia frente a un Lord, y realizando una pequeña reverencia.

—Gaara, Kankuro, informen a mí guardia. Partimos hacía la ciudad.— ordenó antes de girar y comenzar a marcharse.

—Señor— jadeó Naruto.—Hay algo más. — el mensaje privado que Kakashi le había encomendado a su sobrino.

Haruno se volvió y miró al joven rubio con extraña fascinación.

—Casi no hay nada de Kushina en ti muchacho. Te pareces demasiado a él.— Chasqueo la lengua con disgusto.
Todos los presentes observaron a Naruto y luego a Lord Haruno sin comprender. 

—El rey espera que le sea devuelta su joya.— repitió Naruto, las palabras que Kakashi le había dicho.

Haruno asintió.

—La entregaré yo mismo.

Con eso, se marchó, seguido de sus hombres.

—¿Eso fue todo?— soltó Yahiko.

—Al parecer.— confirmó Nagato.—¿Cómo estás para hacer un regreso?— Naruto y Hayate miraron alarmados al pelirrojo que esperaba respuesta de la joven bruja.

—No. Haremos el regreso normal al menos esta noche. — soltó Konan.

Un suspiro de alivio escapó de los humanos.
Todos regresaron a la carreta.
Y empezaron el camino de vuelta.

Esperaban llegar a tiempo para ayudar a su gente.

—¿Qué joya pidió el rey?— la voz de Shion fue un susurró, junto a Naruto. El rubio negó. Ajeno a lo que significaba el particular pedido del Rey.

***

En los jardines del Castillo, los cambiaformas se reencontraran con sus familias. La mayoría de las mujeres jóvenes y los más pequeños permanecían en la casa de Tsunade, dentro de los confines protectores del Bosque Oscuro. Con la bruja sanadora, encargada de velar por ellos.

Las mujeres se lanzaban a los brazos de sus hombres, leonas que rozaban sus hocicos contra leones, tigres que correteaban y se olfateaban. Hombres heridos atendidos por mujeres sollozando que les aseguraban que se podrían bien.

Todos repetían una y otra vez que se había terminado.
Por fin se había acabado.

Pero cerca de los muros, seis lobos luchaban para contener a su compañera.

Los ojos de Sakura eran negros, una niebla se agitaba en ellos. El poder resumaba de cada uno de sus poros.
Era abrumador.

Sin importarles su desnudes, los seis estaban rodeando a Sakura.

Los tiraba y volvían a la carga.
Itachi sangraba por un corte en su sien, Shisui, Sasuke y Obito, cojeaban luego se golpearse duro cada vez que los mandaba a volar por el aire. Izuna tenía la muñeca dada vuelta. También a causa de una caída. Madara miraba a sus hermanos, heridos y desesperados, seguían  intentando llegar a Sakura.

—¡ALTO! DEJEN DE INTENTAR LLEGAR A ELLA.— Gritó mientras reunía todas la fuerza de voluntad que podía y daba un paso al costado.

La orden del Alfa fue aceptada con gruñidos y quejas.

En cuanto dejaron de rodearla. Sakura, corrió hacia el castillo.

Su mente estaba más allá de todo. Encontrar a su tío era prioridad.

Madara, sujeto el hombro de Sasuke, que quería correr tras ella.

—¿Qué es lo que le sucede?— gimió Shisui. Su voz no ocultaba el dolor que estaba sintiendo.

—Ella ni siquiera nos vio.— soltó Izuna. Obito ya estaba acomodando los huesos de su muñeca.

Madara, cerró sus ojos y busco en lo profundo de su mente.
Alma y corazón.
Sus latidos acelerados se calmaron mientras el lobo buscaba a su compañera.

El torbellino de oscuridad rodeaba la llama que era Sakura dentro de ellos.
Dolor y angustia, sed de venganza. Un poder antiguo lleno de ira. El alfa retrocedió, impulsado por una fuerza invisible.

—Algo se apoderó de ella. Es oscuro. Sientan— le ordenó a sus hermanos.
Los cinco calmaron sus agitadas mentes, y sus dolidos corazones.

—Sentir duele.— se quejó Shisui.

—Ella está ahí, pero no podemos llegar.— Murmuró Obito.

—Debemos seguirla, no vamos a rendirnos.— Clamó Sasuke.

—Si la oscuridad la absorbió, saben lo que pasará.— la voz de Madara fue como dagas en sus corazones.

Los cinco asintieron con pesar.

Dejaron salir sus bestias y rastrearon el olor de su mujer.
Iban a recuperarla, o morirían con ella.




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Hoy hay doble actualización.
Espero que disfruten los capítulos. 💞

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Revenge- Saku-harén 🔞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora