30- Aullidos en la noche

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Los dientes de Madara se hundieron en el frágil cuello del guardia, que medio dormido, no se esperaba a las bestias que salieron del bosque, en plena madrugada.

Atacaron al mismo tiempo, cada camino que conducía hacía la ciudad.
No habían podido contenerse en cuánto supieron que Sakura intentaría llegar al bosque.

Fue casi al amanecer cuando Orochimaru, que montaba una yegua gris, se detuvo abruptamente y gritó de rabia hacía el cielo.

Les había informado el mensaje de Sakura.
Ella había sonado tan cansada y rendida.
Entonces la manada había entrado en un frenesí violento.
Salieron del bosque como un borrón, no los esperaban, ni siquiera los vieron venir, hasta que fue demasiado tarde.

Fueron cuatro los puestos de guardias que dejaron manchados de sangre.
La órden del Alfa fue no dejar a ninguno en pie. No querían rehenes. No querían cambiar a nadie por su compañera. Iban a matar hasta el último humano para recuperarla. Sin misericordia.

Su padre había estado en lo cierto, la huida de Saku de la ciudad no había salido bien.

Las Águilas divisaron la emboscada, poco antes de que la carreta con la princesa apareciera en el camino.
Uno de los compañeros de Shion, regreso para dar aviso a los lobos. Pero no habían podido alcanzar a su mujer a tiempo.

Mataron a los guardias que perseguían la carreta y dejaron a los hombres para que su padre y su madre se ocuparan.

Tsunade y Orochimaru, acompañados por Anko, venían detrás. Encontrarían a los hombres y se ocuparían de ellos.
El aullido de rescate que emitió Itachi, era la única señal que necesitaban sus padres.

Siguieron corriendo, en su forma de bestia eran increíblemente rápidos, estaban hartos de la opresión, cansados de que los capturan y mataran solo por ser más fuertes, solo por estar bendecidos con poderes que los tontos humanos no comprendían.

El tiempo de temor y mantener las distancias se había terminado.
Iban a la guerra, a quemarlo todo, como su luna había declarado.

Aullando, una sinfonía de muerte, corrieron hasta los límites de la ciudad.
Un grupo de guardias y sirvientes cargaba los cuerpos de más treinta guardias, pero entre los restos de sangre humana, una se destacaba.
Era la sangre de su mujer.

Izuna, Obito y Sasuke acabaron con con los pocos guardias que se dedicaban a cargar restos en las carretas.
Itachi y Shisui custodiaban a los alrededores, vigilando cuidando las espaldas de sus hermanos.

Madara se acercó temblando de ira, hacia la mancha roja que lo llamaba como un canto de sirena.
Cambió de bestia a hombre y pasó los dedos por la sangre que manchaba el pasto, el sol se alzaba en el cielo, calentando su espalda desnuda.

Luego de acabar con los humanos que se ocupaban de los restos de sus compañeros, la manada se acerco a su Alfa.

Madara seguía de rodillas junto al charco de sangre.
Sus dedos hundidos en la hierba, gruesas lágrimas corrían por su rostro.
El hocico de Sasuke busco su mejilla. Necesitaba el contacto con su hermano mayor, su corazón desgarrado de pena buscaba consuelo. Un gemido se hizo eco cuando Itachi olfateó la sangre.
Obito aulló su propia rabia, seguido de Shisui e Izuna.

Shion aterrizó a pocos metros, sabía que los lobos estaban sufriendo, pero más allá de eso, estaban furiosos y eso los volvía agresivos y temperamentales.
Cambió a su forma humana para darle a Madara, un reporte de lo que había visto.

Desnuda, no sentía nada de vergüenza sobre su cuerpo, aún así se mantuvo agachada. Su cabeza inclinada, sabiendo que un depredador loco de ira y dolor estaba a pocos metros.

—Madara.— susurró.

El hombre, con ojos de lobo, se giró hacía ella. Shion era consciente de que en ese momento no le hablaba al hombre sino al lobo.

>> Un hombre le disparó una flecha. Cuando ella estaba débil. El Rey y dos guardias llegaron  luego, dejaron a esos— señaló a los hombres que sus hermanos habían matado— para recojer los cuerpos y se llevaron a Sakura.

Madara se puso de pie, en toda su gloria, Shion aparto la vista, sonrojada.

—Regresamos, quiero hablar con los tipos en la carreta. Necesitamos reagruparnos.

Un destello de luz y un gruñido furioso los sorprendió.
—¡Vamos por ella! ¡Ahora!— exigió Sasuke, temblaba y empujaba a su hermano, fuera de sí. Preso del dolor y la irá.

Madara respondió al ataque, saltó sobre Sasuke, sometiendo a su hermano menor contra el suelo, los gruñidos sonaban roncos ambos estaban muy nervioso, con una mano llena de garras, sujetando su cabeza fuertemente contra la tierra y el pasto. Madara gruñó.

Un gruñido fuerte y que no admitía más enfrentamientos, solo uno basto para que Sasuke, dejará de retorcerse y se sometiera al poder de su Alfa.
Temblando, dejó de pelear y sollozo. Su dolor era tal, que
Itachi se acercó olfateando su rostro y lamiendo sus lágrimas.
Izuna hizo lo mismo, agachando sus orejas, camino cerca de Madara y empezó a lamer la mano de su hermano, la que mantenía a Sasuke contra el suelo.

Obito merodeaba por el mismo lugar, conteniendo a fuerza de pura voluntad su propia necesidad de arremeter contra Madara.
Shisui, cambió para calmar a su hermanos.

—No es momento de discutir.— dijo sin mirar a Madara que era el más nervioso de los dos. Sasuke... Vamos a reagruparnos. No podemos entrar a la ciudad matando a todos los que se interpongan. Hay personas inocentes ahí.
Madara recupero la razón y sus ojos centellearon mientras enfocaba la vista en Izuna, que lamía su mano y pequeños gemidos salían de su garganta.  Soltó a Sasuke. Su pecho subía y bajaba agitado. Se alejó unos pasos, tambaleándose.

—¡ESTOY TAN FURIOSO COMO TÚ!— Le gritó — ¡PERO HACER QUE NOS MATEN Y LA MATEN A ELLA NO VA A SERVIR DE NADA!. — se transformó sin mirar atrás y empezó a correr.

—Puedes volar a la ciudad, seguir el rastro de Sakura. Necesitaremos ojos en el cielo para poder rescatarla.— dijo Shisui a la cambiaformas de ave, que se había alejado unos metros, asustada, cuando la pelea entre los hermanos se desató.

—Ya tengo ojos en la ciudad en este momento. Recibiré un informé pronto. Me reuniré con ustedes en cuanto tenga novedades. Dos de mí grupo van a quemar todos esto.

—No. Dejá que encuentren los restos.— giró y regreso su atención a sus hermanos.

Otro destello y las alas de Shion se agitaban hacía el cielo.

Sasuke se sentó sobre la hierba, desnudo y temblando.

Obito gruñó y le empujó el hombro con la cabeza.
Itachi chocó contra el cuerpo de Obito y gruñó suavemente.
Izuna lamió la mejilla de Sasuke y este soltó un suspiro cargado de vergüenza y angustia.

—Vamos— dijo Shisui suavemente.

—No sabemos lo que le haga el imbécil de su tío. Intentó matarla cuando solo era una pequeña...van a torturarla, van a lastimarla— rasco la hierba dónde la sangre de Sakura empezaba a secar por el calor y el viento.— ella está herida— gimió— la verdad que todos se negaban a pronunciar, salió de sus labios y sus ojos negros como una noche sin estrellas se volvieron vidriosos.

—Curará esa herida en cuánto recupere su fuerza. Confiamos en nuestra mujer.— sentencio Shisui.— Sabemos de que está hecha nuestra luna.

Revolvió el pelo rebelde de Sasuke y luego estalló la luz.
Los cuatro lobos esperaron a que Sasuke cambiará a su forma de bestia. Y empezaron a correr de regresó.

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¡Ay mis lobitos temperamentales! Están sufriendo por su mujer. 😓💔😢

Trataré de no hacerlos sufrir mucho. Y a ustedes tampoco.
Si logro acabar el próximo capítulo hoy, se los subo. 🤗😁

Besitos Húmedos y Vómito de Unicornios 💕

👑 Reina Arcoiris 🌈

Revenge- Saku-harén 🔞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora