Capítulo 10- Un Rey desquiciado

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El guardia que escapó, antes de que Sakura y su familia pudieran detenerlo, cabalgó rápido, sin descansó. Llevaba consigo, información que podía inclinar la balanza a favor del Rey.

Llegó al Castillo y se dejó caer en las puertas de entrada, dónde varios de sus compañeros lo cargaron hasta las caballerizas, allí se ocuparon de él y su fatigado animal.

El Rey esperaba seres sobrenaturales. Los granjeros habían visto grandes bestias en sus tierras, provenían del Bosque; la jaula debía estar entrando por las puertas de hierro en ese preciso momento, sin embargo; estaba esperando que un inútil guardia despertará.
Resopló con fastidio, lo habían despertado a mitad de la noche.

Miró por segunda vez al hombre, el desprecio marcando su rostro.
Ni iba a quedarse velando por ese inútil guardia. Ansiaba regresar a sus aposentos junto a su mujer.

-Cuando se recupere, interrogalo. Quiero saber que día los sucedió en esa maldita granja y porque el resto de los guardias no regresaron con las bestias que iban a recoger.- Ordenó. El jefe de sus tropas reales asintió.

Minato regreso a su estudio, tenía tanto que hacer.
Se demoró parte de la tarde y ya entrada la noche, ansioso por saber que había pasado en ese pueblo con sus guardias. ¿Por qué solo uno había regresado? ¿Dónde estaban los demás?

Abandonó las obligaciones reales poco antes de la medianoche.

Cuando regresó a su habitación privada, Kushina ronroneo: -Ven a la cama...

Ella seguía desnuda, como la había dejado horas antes, envuelta en suaves pieles de leon. Enormes pieles, que él mismo había arrancado de los prisioneros que tenía bajo el castillo.

Tan tentadora, tan peligrosa. Lo había encandilado con su cabello rojo, y su carácter desafiante.
No era una mujer de la nobleza, era un sirvienta, a la cual nunca convertiría en reina, solía castigarla a veces, por su insolencia, aún así seguía a su lado.

Se desnudo y entro en el lecho, para complacer a su viciosa mujer.

-De rodillas, ahora.- gruñó. Necesitaba estar dentro de ella.
Kushina giró de inmediato, como si la orden fuera imposible se desobedecer. Como si su cuerpo no pudiera resistir un segundo más sin sentirlo dentro.

Su trasero se alzaba frente a él. Suspiró satisfecho con la imagen que le ofrecía, paso la mano entre sus muslos, encontrando la humedad y el deseo que buscaba.

-¿Me extrañabas?- dijo con la voz ronca, pegado a su oído.- Dime ¿cuánto lo deseas?

Kushina se arqueó meneando el trasero, frotándose contra su dura erección. Minato siseó y luego se hundió profundamente en ella, haciendo que su grito resuene en todo el dormitorio.

Cuando estaba profundamente dormida. Se levantó y la dejó sola una vez más.

Regresó a su estudió.
Entrada la madrugada, su jefe de guardia golpeó la puerta y solicito permiso para entrar.

-El guardia despertó mí señor. Asegura que las bestias que iban a recoger aullaban, pero escaparon con ayuda.

Minato se tensó.
-¿Lobos?. Pensé que habíamos destruido hasta el último de ellos.

- El capitán mató a los granjeros, y cuando iban a ocuparse de las mujeres, la guardia real fue atacada, nuestros hombres murieron en manos de una bruja poderosa- soltó un suspiro- el guardia que regresó, asegura que se trataba de una jovencita, unos veinte años aproximadamente señor, y su poder... dijo que era tan grande que acabó con todos ellos en un pestañeo.

-¿Escaparon hacía el Bosque?

-Creemos que sí señor, ya envié un contingente a la granja para recuperar a nuestros hombres.

-¿El guardia?- cuestionó Minato.

-Aun está en la caballeriza. Iba a encargarme de él luego de darle la información, mí señor.- respondió serio.

-Puedes retirarte Ibiki, yo me ocupo.

Cuando el jefe de guardia abandonó su estudio, Minato, tomó un candelabro y tras una estantería repleta de libros antiguos, estaba la escalera que lo llevaba hacía las catacumbas, alguna pocas velas más alumbraban el camino que tantas veces había recorrido. Cuánto más profundo iba, debajo del castillo, con más claridad se escuchaban los gruñidos y lamentos.

Tantos prisioneros que servían para sus oscuras investigaciones.

Necesitaba tiempo, pero este se le acababa deprisa.
La magia tenía un costo. Nadie se lo había advertido.

Su padre, el culpable de que su linea de sangre estuviera contaminada, había guardado los secretos. Kakashi, nunca había desarrollado poderes, en cambio él, tenía dones que no sabía controlar.
Le tomó años aprender a manejar su fuerza, su poder, lo sentía vibrando en sus venas.
Desgraciadamente, había estado solo, sin una guía, sin un maestro. Nacido durante una época de conflicto, en medio de una guerra interminable.
Cuando su padre murió y su hermano quiso unificar las razas, supo que sería su fin. Él no era como los demás, su poder no era igual, era un peligro. Iban a destruirlo. Tenía que adelantarse.

Aprendió por las malas, que la magia consume, da y quita por partes iguales.

Consumió su adolescencia como si fuera un simple bocado.
De pronto ya no era un jovencito, era un hombre, sediento de más y más poder.

Su cruzada por descubrir cómo manejar su poder, lo llevo a reunir en secreto a todos los seres sobrenaturales que pudiera capturar. La guerra se hizo más difícil de terminar.
Los seres sobrenaturales, perseguidos y masacrados por tanto tiempo, no querían paz, querían venganza y recuperar a sus familiares.

Entonces había llegado Karura, con esa maldita profecía, y esa chiquilla que sería su ruina. Su hermano se volvió un estorbo, al que debía eliminar, necesitaba tener el control.

Las torturas para obtener información, se volvieron un placer, luego los experimentos, habían sido tan gratificantes.
Aprendió, estudió, llegó a conocer a fondo a cada especie, pero aún no encontraba una bruja o un hechicero que estuvieran a su nivel, que pudiera decirle algo sobre sus extraños dones.

Se detuvo frente a la última de las mazmorras.
La más alejada, segura y escondida. Sólo él tenía acceso.
Ni siquiera sus hombres sabían de la existencia de ese lugar.

-¿Estás despierto?- golpeó los barrotes con la punta de su espada. Un arma que pertenecía por derecho a su hermano.

Desde las sombras se podía vislumbrar el cabello largo y sucio, la silueta de una persona sobre un jergón. Las cadenas sonaron cuando intento moverse. Un gemido lleno de dolor, resonó en la curva oscura y húmeda dónde se encontraba.

-Adivina quién decidió aparecer después de tanto tiempo oculta en ese maldito bosque.
Estaba seguro que las bestias se la habían comido, pero es tan difícil de matar como tú.- Espetó el Rey, las notas de su voz iban cargadas de maldad.

-No le hagas daño...- suplicó su cautivó desde las sombras.

-La sigues eligiendo por sobre mí.- reclamó furioso.

-Detente, estás fuera de ti...- insistió entre jadeos.

-Nunca voy a detenerme. Voy a acabar con todas esas abominaciones nadie va a desafiarme cuando solo yo posea los dones para gobernar este mundo.

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Uhhhhhh Minato está listo para dar problemas a nuestra Waifu favorita. 😏😁😈

A quién creen que tenga cautivo...

Gracias por seguir está historia a pesar de que no puedo actualizar a diario como antes.

Les dejo Besitos Húmedos y Vómito de Unicornios extra para todxs.💕

👑 Reina Arcoiris 🌈

Revenge- Saku-harén 🔞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora