Capítulo 17- Frente a frente.

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La noche estaba sumida en un profundo silencio, un silencio completamente antinatural.

La oscuridad le ayudaba en su misión. Sakura, caminaba por los pasillos, tratando de mezclarse con las sombras. Procurando no ser vista. Más allá de su encantamiento, que la hacía ver cómo si fuera Tokara, ella no conocía la rutina de los guardias. Podía fingir que estaba haciendo un recado, pero solo conocía dos nombres, Ibiki y Tokara. Sus coartadas eran limitadas. Debía darse prisa.

Registro cada lugar de las primeras plantas del Castillo, la cocina, la despensa, las habitaciones del personal, la cantidad de salones, puertas, pasillos y escaleras. La distribución de todo. Era necesario para su grupo de rebeldes, conocer cada detalle. Iba susurrando lo que veía, sabiendo que sus palabras llegarían al oído de su padre.

—Oye, ¿qué haces en este sector? Creía que algunos guardias tenían esta noche libre. — Dijo una voz de mujer a su espalda.

Sakura, giró lentamente, y adoptó una postura firme, con su cabeza baja, en señal de sumisión.

—Mi señora, solo estaba haciendo mí patrullaje habitual. — respondió.

—¿Desde cuándo soy mí señora para ustedes? ¿Acaso estás ebrio, Tokara? ¿Es raro verte sin Ibiki? — dijo la mujer con tono burlón.

—Yo... Debo...— no sabía que decir, ni como salir de el aprieto.

—Olvidare que te vi por aquí, si le dices a mí hijo que necesito verlo y hablar con él. — pidió humildemente, su tono ya no era de burla sino de dolor, imposible de disfrazar. — Dile a Naruto que quiero explicarle muchas cosas...— suplicó.

Sakura, miro a la mujer, su largo cabello rojo que llegaba hasta la parte baja de la cintura, su tez blanca y unos ojos gris/violeta demasiado expresivos. Era una mujer sin dudas muy bella.
No tenía idea de quién era su hijo, ni porque ella necesitaba que Tokara, le diera ese mensaje.

Trato de responder como lo haría el arrogante y poco inteligente guardia.

—¿Qué me darás a cambio de ese favor?— sonrío y se llevó la mano a la cintura del pantalón, moviendo la cadera sutilmente.

Ella le miró como si estuviera completamente loco. Chasqueo la lengua y negó.

—¿Sabes que el Rey te podría degollar, solo por hacer esa insinuación?— respondió sobrada.— dejaré pasar tu falta. Solo dale a mí hijo el mensaje.— giró y se marchó por un pasillo que estaba plagado de antorchas y pinturas extrañas.

Sakura suspiró nerviosa.
Necesitaba darse prisa.

Esa mujer estaba muy segura de que él Rey intervendría en su nombre y honor. La intriga por saber quién era, estaba picando demasiado.

Cuando estuvo segura de que se encontraba sola empezó a revisar una a una de las habitaciones.
Había bibliotecas, cuartos de descanso. Todo le parecía familiar en cierto sentido. A medida que caminaba por los pasillos, tenía vagos recuerdos de objetos y cuadros que se le presentaban.

Entró a un estudio que estaba cubierto de estanterías y libros un enorme escritorio era el centro del salón. La habitación se hallaba en penumbras, pero Sakura, pudo identificar algunos papeles y pergaminos sobre el escritorio de roble. Había armas apoyadas contra la pared. Olor a tabaco y sudor.  Contuvo una arcada y se apresuró a revisar los pergaminos y notas que había sobre el escritorio.

El listado de turnos y cambios de guardia se hallaba escrito en un lienzo, la pluma a un lado aún estaba húmeda, leyó con suma atención la lista y luego abandonó lugar como si nadie hubiera estado ahí.

Era información muy importante. Y le permitiría volver a entrar la noche siguiente.

Bajo las escaleras de prisa, y se chocó con un torso duro y ancho.

Alzó la vista y quedó completamente de piedra.

—¿Estás perdido Tokara?—  Ibiki se reía de él.

— La peliroja me dijo que le dé un mensaje a Naruto. — exclamó.

Ibiki alzó una ceja, y luego, lo empujó tras una estantería, al pie de la escalera.

— Aléjate de Kushina, es la zorra del Rey, sabes cómo se pone sobre ella. No le hables, no la mires, ¿acaso quieres morir?

Sakura, grabo en su mente el nombre de la mujer.
Kushina... La amante del Rey.

— Tenía un mensaje para su hijo. — soltó, esperando que Ibiki le diera más detalles.

— Naruto, no quiere saber nada con esa perra. Ya sabes que lo dejó con nosotros mientras se da la gran vida en el Castillo. Ese muchacho ha vivido en la caballeriza desde que nació. Vamos, hay que regresar a la fiesta. El Rey no nos da la noche libre muy seguido.

—Te sigo— dijo Sakura, mientras se ponía detrás de Ibiki, y empezaba a recitar un hechizo del olvido. Tenía que cubrir sus huellas y salir urgente de ahí.

Ibiki, siguió caminando como si nunca se hubiera encontrado con su compañero, regreso a la fiesta y no tenía registro de los últimos minutos que había pasado.

Saku, abandonó el Castillo por la parte trasera.
Estaba cruzando los jardines cuando sintió magia oscura en el aire.

Sobre el suelo asomaban pequeñas rejillas de ventilación, ella sabía muy bien que bajo el castillo, había mazmorras y calabozos.

Quería bajar a investigar, pero no podía arriesgarse, debería volver a entrar y revisar ese lugar, para eso tenía que conocer bien a los guardias que trabajaban en ese sector no podía arriesgarse usando nuevamente el rostro de Tokara.

Miró hacia la luna, y estaba segura de que sus lobos estaban haciendo lo mismo, podía sentirlos en su corazón y en su alma.

Hayate, estaba sentado frente al fuego, cuando Sakura, entró por la puerta trasera, vistiendo su viejo uniforme.

Quedaron frente a frente, en un incómodo silencio.

—Será mejor que me digas a qué estás jugando niña. Porque no tengo nada más que perder. Te voy a arrastrar ante el rey si es necesario.

Ella se despojo del uniforme y luego anulo la magia que la mantenía joven e inocente.
Sus ojos y su cabello adquirieron los tonos correctos, su busto se agrando, sus músculos se marcaron.
Hayate estaba mirando los cambios con estupor.

—¿Quién eres en realidad? ¿Qué diablos estás buscando?— gruñó antes de ponerse de pie y alejarse de ella en posición de defensa.

—Soy Sakura, legítima heredera del Rey Kakashi. Y voy a derrocar al impostor de mí tío, liberar a mí pueblo y acabar con la tiranía y el miedo.— proclamó orgullosa.
Luego materializó su lanza y apuntó a Hayate. El ex guardia siseó.

—Tu estás muerta, tu adre te asesinó y luego se quitó la vida.— aseguró con sorpresa.

Ella descargo una pequeña dosis de su poder y el hombre cayó inconsciente junto a la chimenea.

—Me descubrieron, pero lo tengo controlado.— susurró.
El viento remolineo a su lado y se llevó su mensaje.

Orochimaru estaba tan angustiado, que apenas dormía.
La jauría estaba intratable. Les faltaba su mujer y eso ponía a los lobos de muy mal genio.

Tsunade deseaba que Sakura regrese sana y salva, pero sabía que el camino que su niña había tomado, solo llevaba a un destino de muerte y venganza.
Pasaría mucho hasta que el sol brillará una vez más sobre los reinos.





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Prometí actualizar más seguido y estoy haciendo lo posible.
Ojalá les guste como va la historia.
Está llena de misterios y es una trama larga.

Gracias por seguir apoyándome.
Les dejo Besitos Húmedos extras y mucho vómito de Unicornios 💕😁

👑 Reina Arcoiris 🌈



Revenge- Saku-harén 🔞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora